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Etica en el uso de
animales de experimentación
Norberto Barassi, Fernando
Benavides, Alejandro Ceccarelli
Asociación Argentina de Especialistas en Animales de Laboratorio
(AADEAL),
Sociedad de Medicina Veterinaria, Buenos Aires, Argentina
El animal de experimentación es una de las piezas fundamentales en
la biomedicina, tanto en los proyectos de investigación como en las
pruebas diagnósticas y en los controles de
productos farmacológicos. La Organización Panamericana de la Salud
(OPS) expresaba en su XI Reunión Interamericana de 1980: «los
países que han logrado un gran avance en el control de las
enfermedades humanas y animales son aquellos que han establecido
entidades que se dedican al mejor desarrollo de la Ciencia de los
Animales de Laboratorio».
La Ciencia de Animales de Laboratorio fue creada para ayudar a la
comunidad científica a mejorar todos los aspectos concernientes a la
experimentación animal. Ya en el año 1959, los científicos ingleses
W. M. Russell y R. L. Burch escribían en sus «Principios de
Técnicas de Experimentación Humanitarias» que la excelencia
científica y el uso humanitario de los animales de laboratorio
estaban fuertemente ligados. En dicho tratado describieron por primera
vez el hoy conocido lema de las tres «R» en el uso de animales de
experimentación: reducción, refinamiento y reemplazo 1. Mientras que
el reemplazo de los animales por otros métodos debería ser una
inquietud en todos los investigadores, el refinamiento de los
experimentos y la reducción en el número de animales utilizados son
aspectos fundamentales de los cuales se ocupa esta nueva rama de las
ciencias biológicas.
El refinamiento involucra, fundamentalmente, la normalización según
parámetros
internacionales, la definición genética y del estado microbiológico
de los animales utilizados (animales definidos) y la calidad del
ambiente donde son criados, antes y durante la experimentación. Los
progresos en el refinamiento de los experimentos llevarán, por sí
solos, a la reducción en el número de animales utilizados.1
El seguimiento de estos aspectos en la literatura científica ha
puesto en evidencia un uso
ineficiente de animales debido al pobre diseño experimental, al
inapropiado análisis
estadístico de los resultados, o a ambas causas. Cabe destacar que el
número de animales utilizados debe ser el mínimo necesario para
poder evaluar la hipótesis y dar resultados estadísticamente
útiles. Por lo tanto, podemos resumir que la Ciencia de Animales de
Laboratorio se ocupa, simultáneamente, de mejorar la investigación
biomédica y de asegurar el bienestar animal.
La autodisciplina científica requiere que, periódicamente, se revise
lo actuado para ratificar o rectificar los procedimientos elegidos.
Algunos de los aspectos más importantes a tener en cuenta para
cualquier proyecto que involucre la utilización de animales serían:
1) Instrucción y capacitación del personal profesional y técnico:
el personal debe saber que (a) los cuidados que rodean al animal
influyen en forma directa sobre el resultado de los experimentos y,
(b) el estado sanitario de los animales está íntimamente ligado a su
capacidad de respuesta. De esta última inquietud nació el uso de
animales en condiciones
libres de patógenos específicos (Specific Pathogen Free o SPF) y
líbres de gérmenes (Germ Free o GF), lo que brinda resultados
experimentales confiables y reproducibles2.
2) Condiciones de alojamiento: son importantes (a) la carga animal por
caja; existe
actualmente una tendencia a aumentar el espacio por animal e,
inclusive, a estimular sus
actividades por medio de ruedas u otros accesorios y, (b) las
constantes ambientales
controladas; las temperaturas extremas, la falta de renovación del
aire, las altas
concentraciones de amoníaco, etc., someten a los animales a
sufrimientos innecesarios e
invalidan los resultados desde el punto de vista experimental.
3) Buenas prácticas de sujeción, analgesia, anestesia y eutanasia:
tengamos en cuenta que
el animal de laboratorio es un ser vivo y por lo tanto sensible a
cualquier procedimiento capaz de causar dolor en el hombre.
Es importante recalcar que las aparentes «sofisticaciones» exigidas
para la cría y uso de
animales de laboratorio están en relación directa a los servicios
que prestan.
En los países desarrollados, la acción política de los grupos
protectores de los derechos del animal y la opinión pública se ha
encaminado a limitar severamente la experimentación sobre animales.
Esto ha llevado a la elaboración de numerosas legislaciones que
regulan el uso de animales vertebrados en experimentación. De la
misma manera, se ha fomentado la creación de organismos
internacionales como ICLAS (International Council of Laboratory Animal
Science), ILAR (Institute of Laboratory Animal Resources), UFAW
(Universities Federation of Animal Welfare) y muchísimas asociaciones
dedicadas a la Ciencia de los Animales de Laboratorio como son AALAS
(American Association for Laboratory Animal Science), FEELASA
(Federation of European Laboratory Animal Science Associations) y
AADEAL (Asociación Argentina de Especialistas en Animales de
Laboratorio).
En nuestro país, si bien se recibe regularmente información sobre
las reglamentaciones
éticas y la legislación internacional referente a la cría y uso de
animales de experimentación, no se ha conseguido crear una
legislación al respecto ni modificar muchas de las conductas y
condiciones inapropiadas en el uso de animales en proyectos de
investigación y desarrollo.
Actualmente, se está avanzando en la búsqueda de una reglamentación
consensuada que
sancione el mal trato a los animales y, simultáneamente, permita la
utilización «controlada»
de ciertas especies para fines científicos.
Al respecto, cabe recordar los principios rectores básicos (de
carácter internacional)
aplicables a las investigaciones biomédicas con animales, elaborados
por el Consejo de
Organizaciones Internacionales de las Ciencias Médicas, Organización
Mundial de la Salud, en el año 1985:
I. El progreso de los conocimientos biológicos y el
perfeccionamiento de los
medios de protección de la salud y el bienestar del hombre y de los
animales obliga a hacer experimentos con animales vivos intactos de
especies muy diversas.
II. Siempre que sea apropiado deberán utilizarse métodos como los
basados en modelos matemáticos, simulación por computador y sistemas
biológicos in vitro.
III. Sólo deberán emprenderse experimentos con animales tras
ponderar debidamente si redundan en beneficio de la salud humana o
animal y del progreso de los
conocimientos biológicos.
IV. Los animales seleccionados para un experimento deben ser de la
especie y calidad adecuadas y no exceder del número mínimo necesario
para obtener resultados
científicamente válidos.
V. Los investigadores y demás personal deberán tratar siempre a los
animales como seres sensibles y como imperativo ético prestarles la
debida atención y cuidado, evitándoles o minimizando en lo posible
toda molestia, intranquilidad o dolor.
VI. Aunque aún habrá que mejorar los conocimientos sobre la
percepción del dolor por los animales, los investigadores deberán
suponer que cualquier procedimiento susceptible de causar dolor al ser
humano también lo causará a otras especies de vertebrados.
VII. Toda manipulación de un animal que pueda causarle más que un
dolor o una molestia momentáneos o mínimos deberá hacerse previa
sedación, analgesia o anestesia adecuada según las prácticas
veterinarias aceptadas. No deberán realizarse intervenciones
dolorosas, sean quirúrgicas o de otra naturaleza, en animales
paralizados con agentes
químicos.
VIII. En caso de que haya que dejar en suspenso las disposiciones del
artículo VII, la decisión al respecto no deberá depender
únicamente de los investigadores interesados sino que habrá de
tomarla un organismo de revisión adecuadamente constituido,
teniendo en cuenta lo dispuesto en los artículos IV, V y VI. La
suspensión del artículo VII no deberá basarse jamás en razones de
enseñanza o demostración.
IX. Al final del experimento (o si procediera, en el curso del mismo)
se matará sin dolor a cualquier animal que, de quedar en vida,
padecería dolores graves o crónicos, trastornos, molestias o
discapacidades irreversibles.
X. Habrá que mantener en las mejores condiciones de vida posibles a
los animales que se vaya a destinar a fines biomédicos. Normalmente,
el cuidado de los animales debe encomendarse a veterinarios expertos
en la ciencia de los animales de laboratorio. En
cualquier caso, deberá disponerse de atención veterinaria siempre
que se necesite.
XI. El director de todo instituto o departamento que utilice animales
deberá cerciorarse de que los investigadores y el personal restante
tengan las calificaciones o la experiencia necesarias para realizar
experimentos con animales. Deberán darse oportunidades de formación
en el servicio, enseñando a los interesados a atender adecuada y
humanitariamente a los animales a su cargo.
Es sobre esa base importante que todos reflexionemos, tanto
investigadores como
«bioteristas», si es ético repetir investigaciones con resultados
dudosos debido a la mala
calidad de los animales con los que se trabaja. Por lo tanto, debemos
tratar de realizar un
gran esfuerzo y producir el salto tecnológico que hace falta en
nuestros bioterios para
garantizar la validez, la eficiencia y la ética en nuestras
investigaciones.
Bibliografía
1. Goldberg A, Zurlo J, Rudacille D: The Three Rs and Biomedical
Research.Science 1996, 272: 1403.
Dirección postal: Asociación Argentina de Especialistas en
Animales de Laboratorio (AADEAL), Sociedad de Medicina Veterinaria,
Chile 1856, 1227 Buenos Aires
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