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MULTIRRESISTENCIA A DROGAS ANTITUBERCULOSAS
LA RESISTENCIA Y MULTIRRESISTENCIA A LOS MEDICAMENTOS
ANTITUBERCULOSOS EN LA ARGENTINA Y EN OTROS PAISES DE AMERICA LATINA
ISABEL N. de KANTOR1, OMAR
LATINI2, LUCIA BARRERA3
1Organización Panamericana
de la Salud (OPS/OMS), consultora STC; 2Instituto Nacional de
Enfermedades Respiratorias E. Coni, Santa Fe; 3Instituto Nacional de
Enfermedades Infecciosas, Administración Nacional de Laboratorios e
Institutos de Salud (ANLIS) Dr. Carlos Malbrán, Buenos Aires
Key words: tuberculosis, HIV/AIDS, multidrug-resistance
Resumen
La
resistencia simultánea del Mycobacterium tuberculosis a los dos
medicamentos antibacterianos más importantes: isoniacida (INH) y
rifampicina (RPM), acompañada o no de la resistencia a otras drogas,
se denomina multirresistencia (MR) y constituye el principal
obstáculo para el éxito del tratamiento antituberculoso. Entre 1994
y 1997 varios países de América Latina han efectuado estudios para
conocer la prevalencia de la resistencia y MR primaria y adquirida. Se
han seguido en estos estudios los lineamientos dados por OMS y la
Unión Internacional contra la Tuberculosis (UICTER). Los porcentajes
de MR primaria (en pacientes sin tratamiento previo) variaron entre
inexistentes o muy bajas (Uruguay, Chile, Cuba) hasta 4% o mayores (R.
Dominicana, Argentina). En los mismos grupos de países, los
porcentajes de pacientes ya tratados que presentaron aislamientos de
bacilos MR (MR adquirida) variaron entre 4 y 22%. En Argentina se
halló una marcada relación entre MR, infección HIV y asistencia en
hospitales para enfermedades infecciosas situados en grandes urbes
(Buenos Aires y Rosario), donde en el período del estudio se
produjeron «brotes» nosocomiales de tuberculosis MR. Pero también
se evidenció un preocupante incremento de la MR entre pacientes sin
evidencias de riesgo de infección por HIV, con historia de
tratamiento previo. La aplicación del tratamiento supervisado (DOT) y
ambulatorio, el suministro completo y continuado de medicamentos y la
descentralización del diagnóstico y tratamiento a centros de salud
periféricos para facilitar la asistencia de los pacientes, podrían
contribuir a aumentar la curación de la tuberculosis y a cortar la
cadena de transmisión.
Abstract
Drug
resistant and multidrug resistant tuberculosis in Argentina and in
other Latin American countries. Resistance of Mycobacterium
tuberculosis to both isoniazid (INH) and rifampicin (RPM), the most
important antituberculosis drugs, with or without simultaneous
resistance to other drugs, is known as multidrug resistance (MDR). It
is the main obstacle to attain the cure of patients by the specific
treatment, and a threat to the tuberculosis control. Between 1994 and
1997, several Latin American countries undertook countrywide surveys
or surveillance programs to determine their primary and acquired drug
resistance prevalence rates. These studies followed the WHO/
International Union Against Tuberculosis and Lung Disease (IUATLD)
guidelines. Percentages of not previously treated patients with
tuberculosis due to MDR strains ranged from null or very small
(Uruguay, Cuba, Chile) to 4% or higher (Dominican Republic,
Argentina). In Argentina, a remarkable correlation between MDR
tuberculosis, AIDS and the assistance in urban reference hospitals for
infectious diseases was observed. Coincidentally with the survey,
nosocomial spread of HIV-related MDR tuberculosis occurred in two of
these hospitals situated in Buenos Aires and Rosario. But, at the same
time, an alarming emergence of MDR was evidenced among non
HiV-infected patients with history of previous antituberculosis
treatment. Directly observed treatment (DOT) should be increasingly
applied, and drug supply guaranteed. Treatment as well as microscopy
services for diagnosis and follow up of patients, should be
decentralized from the big specialized hospitals in urban areas to the
peripheral health centers, in order to make easier for the patients to
attend regularly and receive their medications. These strategies will
contribute to increase cure rates and to reduce the tuberculosis
transmission.
Dirección postal: Dra. Isabel N. de Kantor, CC 74, 1429
Buenos Aires, Argentina.
Fax 54-1-701 7731. E mail: ikantorp@overnet.com.ar
Recibido: 1-XII-1997 Aceptado: 15-XII-1997
El tratamiento de la tuberculosis (TBC) y la resistencia
bacteriana a los medicamentos
El esquema actualmente recomendado por la OMS para el tratamiento
inicial de la TBC incluye 4 drogas, administradas diariamente durante
los primeros 2 meses: isoniacida (INH), rifampicina (RPM),
pirazinamida (PZA) y etambutol (EMB) o estreptomicina (SM), seguidas
de INH y RPM diarias o intermitentes, bi o trisemanales, durante 4
meses1, 2.
Este tratamiento combinado es altamente efectivo, si es cumplido
correctamente. Como en cualquier tratamiento farmacológico
prolongado, la adherencia del paciente resulta fundamental. Citando un
reciente Editorial de Medicina: «La adherencia del paciente se inicia
con la aceptación y debe prolongarse en su cumplimiento. La
aceptación es un acto momentáneo, el cumplimiento es un acto que se
reedita a lo largo del tiempo con cada toma del medicamento»3. Por
ello, la mejor estrategia -de acuerdo a OMS y a la experiencia de
muchos países- consiste en aplicar el tratamiento antituberculoso
directamente observado (DOT, Directly Observed Treatment) o
supervisado2.
En este sistema una persona del equipo de salud, o un responsable
comunitario, entrega los comprimidos al paciente, observa como éste
los toma y hace entonces una marca en el casillero correspondiente de
la tarjeta de tratamiento. Si el paciente no concurre dos o más días
se lo deberá visitar. Lógicamente debe haber una adecuada
explicación inicial acerca de la extensión del tratamiento y los
riesgos que conlleva su abandono, un re-estímulo para continuar con
el régimen una vez que el paciente comienza a sentirse bien, y una
buena relación entre quien toma y quien da los medicamentos. Se puede
obtener así una garantía del cumplimiento del tratamiento.
El riesgo de «adquisición» de resistencia bacteriana a una o más
drogas (resistencia adquirida) y del consiguiente fracaso del
tratamiento, aumenta con los tratamientos no controlados o
autoadministrados. Puede suceder entonces que el paciente, por causas
diversas no tome los medicamentos, o lo que es más grave para el
desarrollo de resistencia, que decida tomar sólo alguno o algunos de
ellos. También esa selección puede originarse en la falta parcial de
suministros de drogas a los centros de salud.
Si el paciente tiene lesiones pulmonares abiertas (caso bacilífero,
infeccioso), los bacilos resistentes eliminados con sus secreciones
respiratorias pueden infectar a sus contactos, y transmitir no sólo
TBC sino TBC resistente a uno o más medicamentos. Así se originan
nuevos casos de TBC con resistencia primaria, producida por bacilos ya
resistentes a las drogas.
Se denomina multirresistencia (MR) a aquélla que incluye a las dos
drogas más poderosas y efectivas contra el Mycobacterium
tuberculosis: la INH y la RPM. El paciente con enfermedad debida a
esos bacilos MR tiene muy escasas probabilidades de curación. En esos
casos se debe emplear un tratamiento con drogas de «segunda línea»,
no siempre disponibles en nuestros países, con mayor toxicidad, menos
efectivas, y mucho más costosas que las de «primera línea»1, 2.
La TBC multirresistente y los pacientes de SIDA
La infección de pacientes inmunodeprimidos, en especial enfermos
de SIDA, con cepas MR de TBC, se ha producido en el ambiente
hospitalario como resultado de la internación o asistencia de esos
enfermos cerca de pacientes con TBC cronificada (casos de MR
adquirida, producto de tratamientos irregulares).
Esto agregó un problema al otro: cuando un paciente infectado por el
HIV, con depresión moderada o severa de la inmunidad mediada por
células, se coinfecta con M. tuberculosis, esa infección evoluciona
rápidamente a enfermedad tuberculosa. Si además los bacilos
infectantes son MR, la muerte se produce en poco tiempo. En el
ínterin, la infección se disemina -en el ambiente hospitalario- a
otros pacientes inmunodeprimidos, y también a contactos
inmunocompetentes (personal de salud y visitantes). En estos últimos,
si bien la infección puede mantenerse como tal, sin desencadenar
enfermedad durante años, cuando ésta aparece constituye un nuevo
caso de TBC-MR.
Estos dramáticos «brotes» de MR asociada a SIDA, con altísima
mortalidad, ocurrieron inicialmente en Nueva York (1992), en un marco
mundial de re-emergencia de la TBC4-5. La atención internacional se
enfocó entonces en conocer la magnitud del problema de la resistencia
y la MR en las diferentes regiones del mundo2, 6, 7.
El Proyecto Global de Vigilancia de la Resistencia (OMS/UICTER)
A inicios de 1994, el Programa Global de TBC de OMS, junto con la
Unión Internacional contra la TBC y Enfermedades Pulmonares (UICTER),
lanzaron un Proyecto Global de Vigilancia de la Resistencia a las
Drogas Antituberculosas. Se prepararon guías técnicas y protocolos
estándar con el objetivo de obtener información confiable y
actualizada sobre el estado de la resistencia en cada país2.
En estos estudios la muestra de pacientes incluidos debe ser
representativa del país y con un tamaño adecuado, para evidenciar
los niveles de resistencia que se espera encontrar. Se debe poder
distinguir los casos de resistencia primaria de los de resistencia
adquirida y emplear métodos de laboratorio con calidad garantizada, y
controles de calidad por parte de laboratorios de referencia
internacional.
En la muestra se incluyen -sin ninguna otra selección - todos los
pacientes nuevos, bacilíferos, diagnosticados durante un período de
6 meses a un año en los servicios de salud participantes en el
estudio. Mediante un cuestionario se determina, con la mayor seguridad
posible, si esos pacientes tienen o no antecedentes de tratamiento, lo
que permite clasificar a la resistencia -en caso de hallársela- en
primaria o adquirida.
En algunos países, entre ellos la Argentina, se incluyó en el
cuestionario la pregunta opcional sobre HIV (¿se hizo el paciente
alguna vez la prueba serológica?, ¿resultó ella positiva?).
Si este tipo de estudio se repite cada 4-5 años, con la misma
metodología, se podrá conocer la tendencia del problema.
Recientes estudios sobre resistencia a drogas antituberculosas
en América Latina
Estas encuestas nacionales sobre la resistencia a drogas
antituberculosas, siguiendo las Guías de OMS/UICTER, han sido ya
finalizadas en 35 países de 5 continentes, entre 1994 y 1997. En la
Tabla 1 se presenta alguna información básica sobre 6 países de
América Latina que realizaron estos estudios o que, como es el caso
de Chile, han desarrollado una vigilancia continuada de la
resistencia2, 8.
Las tasas de morbilidad tuberculosa en esos países varían entre 14 y
200 por 100 000 habitantes, aproximadamente. Algunos no aplican el
DOT, y otros lo hacen en cada caso nuevo diagnosticado. Las tasas de
curación varían entre 54 y 91%. La proporción de pacientes con TBC
asociada a SIDA es muy baja en Bolivia, Perú, Chile y Cuba, mientras
que supera el 10% en algunas zonas urbanas de Brasil, R. Dominicana y
Argentina.
En la Tabla 2 se presenta información sobre el tamaño de la muestra
analizada, y la proporción de pacientes con historia de tratamiento
previo incluidos en ella, en cada país. Este porcentaje de casos «ya
tratados» es un indicador del peso relativo que tienen los fracasos
terapéuticos, las recaídas y las TBC cronificadas, sobre el total de
pacientes bacilíferos diagnosticados en los servicios de salud. Esa
proporción crece cuando la aplicación del tratamiento
antituberculoso es menos efectiva. También crece entonces el riesgo
de resistencia y de MR.
Como se puede apreciar, la proporción de pacientes «ya tratados»
incluidos en la muestra varía entre 2.9% en Cuba y 32.2% en
Argentina. También en esta Tabla se indican los porcentajes de MR
hallados, tanto primaria como adquirida, que es -como se indicó más
arriba- la principal traba para el éxito del tratamiento y la
curación.
Se halló relación entre altos porcentajes de cura, aplicación de
DOT y menor tasa de MR en Cuba y Chile, dos países cuyos Programas de
Control de TBC han alcanzado alta eficiencia y continuidad en su
ejecución2, 8. También en Uruguay, donde el DOT se aplica a cada
paciente TBC desde hace más de 20 años, la MR es desconocida, y las
tasas totales de resistencia primaria y adquirida no llegaban, en
1996, al 2.5% de los casos9.
Por otra parte, en R. Dominicana han coincidido elevados porcentajes
de pacientes coinfectados con HIV y falta persistente del suministro
de algunos medicamentos antituberculosos. Ello ha sido causa de
abandonos parciales del tratamiento, que a su vez se refleja en
mayores porcentajes de casos cronificados (un 27.9% de los pacientes
incluidos en la encuesta eran «ya tratados») y en más TBC-MR2.
En Brasil, en general, el tratamiento no es supervisado. Por otra
parte, existe continuidad en la provisión de medicamentos y se
emplean las presentaciones combinadas de dos o tres drogas con dosis
fijas2-10, cuyas principales ventajas son:
(a) Simplificación del tratamiento (es menor el número de
comprimidos a tomar diaria o semanalmente);
(b) Disminución del riesgo de generar resistencia a las drogas (si el
paciente abandona el tratamiento lo hace en forma total, sin poder
seleccionar un medicamento sí y otro no, por lo tanto no emerge la
resistencia bacteriana).
Es posible, sin embargo, que exista mayor proporción de MR,
concentrada en algunos hospitales de enfermedades infecciosas, en Río
y Sao Paulo, en los que se atienden pacientes con SIDA y casos de TBC
derivados desde otros centros11.
La morbilidad TBC en Perú alcanza las tasas más altas de América.
Allí existía hasta 1990 una situación «crónica» de falta de
provisión de medicamentos, y desorganización de las acciones de
control de la TBC. Desde entonces se ha desarrollado un Programa con
recursos y continuidad, se hace el diagnóstico bacteriológico,
existe provisión regular y permanente de medicamentos y se aplica el
tratamiento supervisado a cada paciente diagnosticado en los servicios
de salud. Todo esto permitió alcanzar una proporción de curación
mayor del 90% en 199612. Aún persiste una carga de MR adquirida,
probablemente debida a casos cronificados heredados de la etapa
anterior a 1990, que deberá ir disminuyendo, si se mantiene la
eficiencia de las acciones de control.
Bolivia presenta, después de Perú y Haití, las mayores tasas de
morbilidad tuberculosa en América. Hasta 1995 la cobertura de
atención de la tuberculosis en los servicios de salud no alcanzaba al
50%, incrementándose notablemente en 1996. Entre 1990 y 1995 se
produjeron faltas esporádicas de medicamentos y de otros recursos,
limitándose también la detección de casos. En 1996 un 19% de los
pacientes diagnosticados recibían 7 meses de tratamiento supervisado
por el equipo de salud, otro 31% de ellos tenían supervision en los
primeros 2 meses del tratamiento, y en un 30% la supervisión estaba a
cargo de agentes comunitarios. La tasa de curación, que había sido
de 64% en 1995, llegó a 76% en 1996. La baja MR hallada podría estar
relacionada con estas acciones de control2, 13, 14.
También se debe tener en cuenta que cuando la cobertura total del
tratamiento es baja, y por consiguiente una proporción de los
pacientes tuberculosos no recibe en absoluto tratamiento, ellos no
curan, pero la resistencia a los medicamentos tampoco aparece. En esta
situación, si se pone en marcha el tratamiento supervisado con una
provisión estable de medicamentos, se pueden obtener altas tasas de
curación rápidamente.
Tanto en Perú como en Bolivia la frecuencia de la asociación
TBC/SIDA es sumamente baja2, 12, 13, 14.
La resistencia y la multirresistencia a drogas antituberculosas
en Argentina
Desde la década de los 70 se vienen efectuando en Argentina, cada
4 años, estudios sobre la resistencia a drogas antituberculosas. Los
resultados comunicados desde 1986 se resumen en la Tabla 315-17.
Si se comparan los resultados globales del estudio de 1994 con los de
encuestas anteriores, se observa un notable aumento de la resistencia
en general y de la MR en particular. La MR primaria alcanzó a 4.6%,
siendo una de las más altas en el conjunto de los países de América
Latina que efectuaron estos estudios (Tablas 2 y 3)2. Esto fue motivo
de un comentario especial por parte de OMS, que ubicó a Argentina
entre los países «hot spots», donde el problema de la MR podría
constituir una amenaza para el control de la TBC2.
Cuando se desglosa el análisis se evidencia que la MR primaria se
concentró en la población afectada por SIDA, en donde alcanzó a
más del 29% de los casos, mientras que entre los pacientes HIV
negativos o de condición no informada, afectaba al 0.8% (Tabla 3). El
origen de esta asociación entre MR y SIDA pudo ser determinada:
coincidentemente con el estudio sobre resistencia a las drogas,
ocurrieron dos «brotes» de TBC-MR en dos grandes hospitales para
enfermos infecciosos, uno en Buenos Aires y otro en Rosario, que
participaron en el estudio7, 18.
De acuerdo al protocolo, durante el período del estudio, cada enfermo
de TBC pulmonar con baciloscopia positiva, que fuera diagnosticado en
un centro de salud participante (entre los que estaban esos
hospitales), era incluido en el estudio.
Como esos brotes nosocomiales de TBC-MR estaban en plena expansión
durante el período en el que se realizó el estudio, la muestra
quedó compuesta por un porcentaje de casos de TBC asociada al SIDA
mayor al estimado para Argentina en 1994 (12.6% versus 8%). A su vez,
entre los pacientes con TBC y SIDA, fue significativamente mayor entre
los asistidos en hospitales situados en la ciudades de Buenos Aires y
Rosario, que en el resto del país16.
La acumulación durante años de abandonos y tratamientos
autoadministrados, irregulares, en pacientes atendidos en grandes
centros hospitalarios donde simultáneamente se internaban casos de
SIDA, tuvo como consecuencia no sólo el brote epidémico de TBC-MR en
pacientes con SIDA ocurrido inicialmente en un hospital de Buenos
Aires, sino también su extensión a otros centros de esa ciudad y su
conurbano7, 19, 20.
Entre los pacientes HIV negativos o sin información, la resistencia
primaria total se mantuvo en porcentajes muy semejantes a los
«históricos»: 8.8% en 1994 y 8.6% entre 1988 y 1992. Pero además
se observó en la encuesta de 1994 un aumento en la MR primaria y
adquirida, en estos pacientes sin aparente riesgo de infección por
HIV, con respecto a anteriores estudios. La MR primaria -si bien aún
en niveles relativamente bajos- subió de 0.2% en el anterior período
a 0.8% en 1994, mientras que la MR adquirida trepó del 11.0 al 19.1%
(Tabla 3)15-17.
Por otra parte, como se puede apreciar en la Figura 1, la tendencia de
la morbilidad por TBC se ha ido modificando en Argentina. Su descenso
anual promedio fue del 8.4% en el período 1983-87. Entre 1987 y 1991
disminuyó un 3.3% por año. Desde entonces hasta 1993 la tendencia
descendente se revirtió, con un franco aumento del 5.2% anual. Entre
1993 y 1996 hubo un ligero descenso (2.6% anual), si bien aumentaron
los casos pulmonares entre 1995 y 199621-23. Esta situación general
caracterizada por una falta de impacto sustancial en el control, se
presenta más complicada en ciertos grupos de la población, según lo
anteriormente descripto.
En todo esto debe haber influido:
(a) el aumento continuado de la infección HIV. Los casos de TBC
asociada al SIDA han aumentado en Argentina en aproximadamente un 25%
cada año, entre 1993 y 1996. La ciudad de Buenos Aires, su conurbano,
Rosario y Córdoba concentran cerca del 95% de esos casos24.
(b) el bajo porcentaje de curación de la TBC, que alcanzaba en 1994 a
algo más del 60% de los pacientes25.
(c) el hecho de que cerca del 50% de los pacientes diagnosticados se
trataban en grandes hospitales especializados, donde parece muy
difícil aplicar con éxito el tratamiento supervisado.
En efecto, esta modalidad de tratamiento sólo alcanzaba a cubrir, en
el año del estudio, al 17% de los pacientes con TBC25.
En Argentina, mirando hacia el futuro
El problema de los brotes intrahospitalarios de TBC-MR asociada al
SIDA, resulta de muy difícil solución en forma aislada. La mejor
estrategia es la prevención de su extensión, basada en la detección
temprana de los casos de TBC, y su tratamiento supervisado y
ambulatorio. Este proceso incluye la descentralización del
tratamiento a los niveles locales de atención, más accesibles para
el paciente, reteniendo -o recibiendo- el gran hospital sólo los
excepcionales casos que requieran internación, por su complejidad o
asociaciones morbosas. La internación debe ser realizada en áreas de
aislamiento mientras el paciente presente baciloscopia positiva. Se
debe instrumentar el uso adecuado de mascarillas (barbijos) por parte
de los pacientes, personal de salud y visitantes y de otras medidas de
protección. Especialmente importante mantener a los pacientes
infecciosos aislados de los inmunosuprimidos7, 20.
El análisis de esta situación ha llevado a los responsables del
Programa Nacional de Control a la decisión de fortalecer la
aplicación del tratamiento antituberbuloso supervisado en todos los
servicios de salud, hasta la curación de cada paciente, como única
manera de cortar la cadena de transmisión de la TBC, e impedir el
avance de la MR21-25.
Para que todo esto sea posible, esos centros de salud periféricos
deben contar con los recursos necesarios, con medicamentos provistos
desde los niveles centrales, y con suficiente personal capacitado para
poder efectuar los exámenes microscópicos de diagnóstico y control,
y para administrar eficazmente y con continuidad el tratamiento.
Ya se han registrado avances: la cobertura del tratamiento supervisado
se duplicó entre 1994 y 1996, mejorando también el porcentaje de
pacientes curados, que llegó a 69% en ese último año25. Sin
embargo, este progreso es menos evidente en los grandes centros
asistenciales urbanos, donde sigue existiendo una situación
complicada con la MR, y donde persiste la tendencia a aplicar
tratamientos autoadministrados, a veces sin utilizar las combinaciones
de drogas en tabletas únicas.
La meta propuesta por la OMS es curar por lo menos al 85% de los casos
bacilíferos que inicien su terapia antituberculosa en todo el mundo.
Ello determinará una disminución inmediata tanto de la prevalencia
como de la transmisión de la TBC. La incidencia irá disminuyendo
gradualmente y también la resistencia adquirida, con lo cual el
tratamiento de la TBC se facilitará1.
En nuestro país se cuenta, en general, con una estructura básica de
atención de la salud, provisión de medicamentos antituberculosos y
recursos humanos con conocimientos y experiencia. Todos estos
elementos encaminados en la dirección correcta, dando prioridad a las
acciones que han demostrado ser las más efectivas para el control,
pueden y deben «quebrar» la tendencia de la TBC en este fin del
milenio.
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TABLA 3.- Resumen de los resultados de estudios sobre resistencia y
multirresistencia primaria y adquirida a medicamentos antituberculosos
en Argentina, años 1986 a 1994
Año Muestra Resistencia Primaria Resistencia Adquirida
n Total MR n Total MR
% % % %
1988 Regional26 71 7.0 0.0 - - -
1986-92 Nacional15 4 720 8.6 0.2 3 203 26.6 11.0
1994 Nacional16 606 12.5 4.6 288 41.3 22.2
HIV(-)/NI 524 8.8 0.8 257 38.5 19.1
HIV(+) 82 37.8 29.3 31 64.5 48.4
NI: No informado; n: número de pacientes incluidos en la muestra;
MR: multirresistencia.
TABLA 1.- Información general sobre tuberculosis (TBC) en 7
países de América Latina en los años en que efectuaron estudios
sobre resistencia a medicamentos antituberculosos (1994-1997)2, 8, 10,
12-14.
País Población Total casos Incidencia DOT Cura Asociación
(año) (millones) TBC Bac. (+)* Total TBC % % Con SIDA
/100 000 %**
Argentina 34.6 5 698 38.9 17 60 8
(1994)
Bolivia 7.4 7 010 129.7 65 64 1?
(1995-6)
Brasil 161.8 45 004 54.5 0 54 10
(1995-7)
Chile 14.5 1 740 27.5 90 81 1
(1997)***
Cuba 11.0 835 14.3 90 91 1.3
(1995-6)
R.Domin. 7.8 2 187 51.8 0 71 10
(1994-5)
Perú 23.8 32 096 197.0 100 81-91 0.4
DOT: Tratamiento directamente observado.
* Sólo casos de TBC pulmonar con baciloscopía positiva.
** proporción estimada de pacientes TBC-SIDA.
*** Encuesta nacional en curso
TABLA 2.- Estudios nacionales sobre la resistencia a medicamentos
antituberculosos: número de pacientes incluidos en la muestra,
porcentaje de ellos con antecedentes de tratamiento, y porcentaje de
casos con multirresistencia primaria y adquirida
País Año n %AT %MRP %MRA
Argentina2 1 994 894 32.2 4.6 22.2
Bolivia2 1 995-6 605 17.7 1.2 4.7
Brasil10 1 995-7 4 533 14.6 1.1 7.1
Chile8 1 995 1 611 - 0.0 4.2
Cuba2 1 995-6 786 2.9 0.7 13.0
R. Domin.2 1 995-6 420 27.9 6.6 19.7
Perú2 1 995-6 1 958 23.4 2.5 15.7
n: número de pacientes incluidos en la muestra; AT: pacientes con
antecedentes de tratamiento; MRP: multirresistencia primaria; MRA:
multirresistencia adquirida.
Fig. 1.- Incidencia de tuberculosis en Argentina, años 1980 a 1996.
Tasas por 100 000 habitantes: casos totales y pulmonares21-23.
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