|
|
En defensa de la
aminofilina
Alberto J. Cardone, Amadeo
P. Barousse
Hospital San Juan de Dios, Ramos Mejía
Sugiera la utilización de teofilina anhidra a jóvenes residentes
de clínica médica y quedará inscripto en el listado de «médicos
de antes». Sin lugar a dudas sus efectos terapéuticos más
importantes pueden conseguirse ahora con nuevos medicamentos, más
eficaces y más tolerables, lo que no significa que la antigua
aminofilina se «haya mandado guardar». Neumonólogos, cardiólogos y
pediatras la utilizan aún con provecho.
Los libros de texto1 advierten de entrada que «las metilxantinas han
disminuido en importancia en el tratamiento del asma». Por temor a
sus efectos tóxicos nadie se animaría a usar 500 mg por vía
intravenosa rápida, como se utilizaba frecuentemente 50 años atrás
cuando no se disponía de las drogas actuales más efectivas y menos
tóxicas. No obstante, para las indicaciones actuales más acotadas,
se puede indicar con poco riesgo 12 a 16 mg/kg/día, aunque es
aconsejable no pasar de 800 mg/día.
Los «consensos» que tanta autoridad han adquirido en la última
década, reconocen la utilidad de la teofilina en la enfermedad
pulmonar obstructiva crónica (EPOC): La American Thoracic Society 2
avala la mejoría que produce por «relajación de los músculos
respiratorios, estimulación del centro respiratorio, efecto
anti-inflamatorio, y la evidencia clínica de mejoría de la actividad
diaria en afectados de EPOC, sobre todo cuando se la asocia
adecuadamente a nuevos broncodilatadores». El mismo documento avala
también el aumento de volumen minuto cardíaco, la disminución de la
resistencia vascular pulmonar y el aumento de la perfusión del
músculo cardíaco isquémico.
El Consenso Argentino sobre EPOC3, aún reconociendo que el efecto
broncodilatador ha sido puesto en tela de juicio, admite su
indicación para el control de los síntomas nocturnos por su efecto
prolongado, y también en los casos en que no se consigue mejoría
satisfactoria con los broncodilatadores inhalados.
La Sociedad Argentina de Terapia Intensiva4 también reconoce que no
debe abandonarse su uso, y que constituye una opción terapéutica de
segunda línea para el asma aguda cuando no hay respuesta rápida al
tratamiento inicial con otros broncodilatadores, pese a sus efectos
adversos frecuentes. (El libro Terapia Intensiva, en su segunda
edición incluye un listado de drogas y circunstancias clínicas en
las que la teofilina aumenta o disminuye su clearance).
Las guías clínicas o protocolos (así llamados) redactados por
mandato de financiadores o prestadores de salud, a los que
otorgaríamos desde el más benigno de los análisis una intención de
evitar errores, recomiendan su uso en bronquiolitis infantil severa
que requiere internación en sala general, en asma infantil clase
funcional 3 y 4 rebelde a b-agonistas y dexametasona, exacerbación de
EPOC y en asma del adulto clase funcional 3 y 4 con el mismo criterio
que en niños. Nosotros agregaríamos, con el mismo fin de aliviar, la
respiración de Cheyne Stockes y la disnea de la linfangitis
carcinomatosa con broncoespasmo asociado que no mejora con
corticoides.
Una revisión muy reciente y completa de Vasallo y Lipsky5 de la Mayo
Clinic, Rochester, admite que el uso de la teofilina en los países
que no reparan tanto en costos, está declinando. No obstante los
autores rescatan que se ha renovado el interés por la droga para el
tratamiento del asma crónica, tanto para el asma nocturna como para
la exacerbación matinal de la hiperactividad bronquial. Para el asma
aguda, si bien alertan como la mayoría de los referentes
bibliográficos acerca de sus efectos adversos, no la descartan del
todo y expresan que el tema es aún controvertido. Para el caso de
EPOC admiten que el uso de teofilina «a largo término» reduce la
disnea, y mejora la capacidad de ejercicio, aunque no aumenta el FEV1
ni mejora los gases en sangre. También aumenta la contractilidad
diafragmática, aumenta el clearance mucociliar y posee efectos
antiinflamatorios. La revisión transcribe todo lo que se ha
conseguido demostrar sobre la utilidad de la teofilina en la apnea
asociada a neonatos prematuros y a apnea del sueño (por tratarse de
un Editorial no podemos mencionar aquí los trabajos originales sobre
estos dos últimos temas, que sí son mencionados en la revisión de
Vasallo y Lipsky5).
Quienes somos conscientes de haber corrido grandes riesgos en aquellos
años en que inyectábamos la famosa aminofilina a asmáticos agudos
sin poder dosarla en sangre, recordamos también el alivio inmediato
que lográbamos y por eso, aliviamos también nuestras conciencias
cuando sentados frente a la computadora comprobamos la presencia
continua de la teofilina (t) en inabarcable cantidad de títulos: t y
otros broncodilatadores o antinflamatorios, t en insuficiencia
cardíaca, t en profilaxis de daño renal producido por medios de
contraste, t en la eritrocitosis post transplante renal, t en la
poliglobulia del EPOC, t como diurética en EPOC, t en profilaxis de
hipoxemia del sueño en distrofia muscular de Duchenne, t durante la
angioplastia, t en la bradicardia post transplante cardíaco. Respecto
de esta última indicación puede consultarse el trabajo que comunica
los resultados finales de un protocolo iniciado en 1989 que pudo
demostrar la utilidad de la teofilina oral en bradicardia sinusal o
nodal y en paro sinusal post transplante ortotópico y cómo la droga
disminuyó significativamente la indicación de marcapaso6. Sus
resultados son ratificados más recientemente por Heinz7. Los efectos
sobre la bradicardia sinusal sintomática están descriptos en los
libros de texto.
Respecto de la bondad de la asociación de marcapaso y teofilina oral
en la enfermedad de nódulo sinusal, está avalada por el ensayo
Theopace Study (debiéramos escribir trial para que fuera más
creíble) publicado en Circulation8. Tal vez esté menos divulgada la
conveniencia del uso de teofilina en pacientes con síncope
vasopresor. El bloqueo del receptor de adenosina con metilxantinas
pudo prevenir la hipotensión provocada por el tilt-test o la
hipotensión espontánea por un mecanismo no conocido aún9.
El interés por encontrar nuevas virtudes de la teofilina puede
comprobarlo también cualquier usuario de Medline, donde encontrará
numerosas referencias a trabajos experimentales en ratas, conejos y
voluntarios sanos.
Con la redacción de este Editorial pretendemos exhibir un certificado
de «exentos de vejez».
Bibliografía
1. Goodman y Gilman. Las Bases Farmacológicas de la Terapéutica.
9° edición. McGraw-Hill-Interamericana, 1996, p 726.
2. American Thoracic Society. Standards for the diagnosis and care of
patients with chronic obstructive pulmonary disease (COPD) and asthma.
Am Rev Respir Dis 1987; 136: 225-44.
3. Figueroa Casas JC, Abbate E, Matelli NA, Mazzei JA, Raimondi G,
Roncoroni AJ. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Consenso
Argentino. Medicina (Buenos Aires) 1994; 54: 671-96.
4. Schiavi E. Asma Agudo. Sociedad Argentina de Terapia Intensiva.
Buenos Aires: Panamericana, 1995, p 79-88.
5. Vasallo L, Lipsky JJ. Theophylline: recent advances in the
understanding of its mode of action and uses in clinical practice.
Mayo Clin Proc 1998; 73: 346-54.
6. Redmond JM, et al. Use of theophylline for treatment of prolonged
sinus node dysfunction in human orthotopic heart transplantation. J
Heart Lung Transplant 1993; 12: 133-8.
7. Heinz G. Bradycardia after heart transplantation: reversal with
theofilline. J Am Coll Cardiol 1997; 29: 470-1.
8. Alboni P, et al. Effects of permanent pacemaker and oral
theophylline in sick sinus syndrome; the THEOPACE study: randomized
controlled trial. Circulation 1997; 96: 260-6.
9. Nelson SD, Stanley M, Love CI, Coyne KS, Schaal SF. The autonomic
and hemodynamic effects of oral theophylline in patients with
vasopressor syncope. Arch Int Med 1991; 151: 2425-9.
|
|
|
|
|