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INSUFICIENCIA CARDIACA EN LA ARGENTINA
PERSPECTIVA DE LA INSUFICIENCIA CARDIACA EN LA ARGENTINA
MARIA INES SOSA LIPRANDI,
MIGUEL ANGEL GONZALEZ, ALVARO SOSA LIPRANDI
Servicio de Cardiología,
Sanatorio Mitre, Buenos Aires
Key words: heart failure, epidemiology, mortality,
morbidity, national health statistics
Resumen
La
insuficiencia cardíaca es una entidad clínica con alta prevalencia e
incidencia que conlleva una elevada morbi-mortalidad, generando costos
elevados en los sistemas de salud. Con el objeto de establecer la
importancia del problema en nuestro país analizamos: 1) la base de
datos del Programa Nacional de Estadísticas de Salud del Ministerio
de Salud y Acción Social durante el período 1980-1997, y 2) los
registros de dos encuestas nacionales sobre insuficiencia cardíaca
hechas por la Sociedad Argentina de Cardiología y el Consejo
Argentino de Residentes de Cardiología. Las enfermedades
cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en nuestro
país, siendo la insuficiencia cardíaca la primera entidad
responsable, situación que se ha mantenido estable durante los
últimos 20 años. Desde 1980 a 1997 se registró una progresiva
reducción del 31% de la tasa de mortalidad por enfermedades
cardiovasculares. Desde 1990 a 1997 la declinación de la mortalidad
por insuficiencia cardíaca alcanzó el 22.4%. Corregida por edad y
sexo observamos un incremento sostenido en la tasa de mortalidad en
grupos de edad avanzada, más manifiesto a partir de los 65 años.
Registros de egresos hospitalarios demuestran que las entidades
cardiovasculares más frecuentes fueron la insuficiencia cardíaca y
la enfermedad cerebrovascular. De las encuestas nacionales sobre
insuficiencia cardíaca surge una elevada prevalencia de hipertensión
arterial como enfermedad asociada y el abandono de la medicación y
transgresiones dietéticas como factores desencadenantes, así como
una tendencia hacia mayor prescripción de fármacos.
Abstract
Heart
failure in Argentina. Heart failure is a common and costly clinical
entity that implies high mor- bidity and mortality. The aim of this
study was to establish the impact of the heart failure syndrome in our
country. We analyzed: 1) the data-base of vital statistics from the
National Program of Health Statistics, Ministry of Health, between
1980 and 1997, 2) the registers from two national surveys on heart
failure patients performed by the Argentine Society of Cardiology and
the Argentine Council of Residents in Cardiology. Cardiovascular
syndromes have constituted the first cause of death in our country for
the last twenty years. Among these, heart failure represents the most
frequent entity. From 1980 to 1997 a progressive reduction of 31% in
the rate of cardiovascular mortality was observed. From 1990 to 1997,
a decrease in the mortality rate due to heart failure of 22.4% was
registered. Age and sex adjusted mortality from heart failure suffered
a steady increase in older groups, specially above 65 years of age.
Hospital discharge data showed that heart failure and cerebrovascular
illness are the highest prevalent entities. National surveys on heart
failure demonstrate a high prevalence of hypertension, as an
associated risk factor, and non compliance with the medication and
diet as causes of decompensation. A trend towards an increase in
pharmacological prescriptions was also observed.
Dirección postal: Dra. María Inés Sosa Liprandi, Servicio
de Cardiología, Sanatorio Mitre, Bartolomé Mitre 2553, 1039 Buenos
Aires, Argentina
Fax: (54-11)4951-7396 E-mail: cardiomitre@arnet.com.ar
Recibido: 30-IV-1999 Aceptado 4-X-1999
La insuficiencia cardíaca representa actualmente el síndrome
cardiovascular más frecuente en la sociedad occidental y todas las
tendencias indican un considerable impacto económico de esta entidad
en los sistemas de salud de la mayoría de los países. La creciente
preocupación por los diversos aspectos de este síndrome clínico se
ve reflejada en parte, en las numerosas publicaciones procedentes
sobre todo de Estados Unidos y Europa.
Datos informados por el Centro Nacional de Estadística en Salud de
Estados Unidos revelan que en los últimos 30 años, la mortalidad por
enfermedad coronaria ha disminuido más de un 50%1, 2. Desde 1990 la
declinación anual promedio en mortalidad por enfermedad coronaria fue
2.6%, probablemente atribuible a avances en la prevención primaria y
secundaria. Se ha observado también una disminución concomitante en
la frecuencia de casos fatales para aquellos pacientes hospitalizados
con infarto agudo de miocardio2, 4. Una tendencia similar ha sido
informada en nuestro país, como lo demuestra una reducción de la
tasa de mortalidad por infarto de miocardio superior al 30% desde 1980
a 1997, considerando las estadísticas oficiales publicadas5, 9.
En el mismo período, la insuficiencia cardíaca crónica ha aumentado
su incidencia, quizás como consecuencia de la optimización en el
manejo terapéutico de la fase aguda y crónica de la enfermedad
coronaria, alcanzando en la década actual proporciones epidémicas,
en especial en pacientes con edad avanzada.
La insuficiencia cardíaca clínica es una entidad frecuente, que
genera costos elevados, incapacitante y con una elevada mortalidad a
pesar del beneficio significativo que en los últimos años ha
aportado la terapéutica farmacológica10.
La incidencia anual en otros países es aproximadamente 300/100.00011.
Esta tasa está expresando la progresión de la enfermedad desde una
etapa subclínica asintomática de disfunción ventricular a un
estadio sintomático. En el Estudio SOLVD (Studies of Left
Ventri-cular Dysfunction) el 30% de los pacientes asintomáticos con
una fracción de eyección menor del 35% desarrollaron insuficiencia
cardíaca clínica en un período de seguimiento de tres años12.
Por otra parte, muy probablemente la mitad de los pacientes con
insuficiencia cardíaca clínica fallecerán en los próximos cuatro
años mientrs que el 50% con insuficiencia cardíaca avanzada lo
harán en el transcurso del primer año12, 13.
El impacto económico que la insuficiencia cardíaca implica sobre los
recursos en salud ha sido evaluado en una serie de estudios recientes
que consideran sistemas tanto públicos como privados14, 15. A pesar
de las diferencias metodológicas, del análisis de estos estudios
surge claramente que el costo directo del diagnóstico y tratamiento
de la insuficiencia cardíaca en los países desarrollados representa
el 1 al 2% del gasto total en salud, considerándose que dos tercios
de este costo son adjudicados a la etapa de internación por lo que
este síndrome representa uno de los componentes más importantes de
los costos globales de hospitalización16.
La importancia de la insuficiencia cardíaca desde un punto de vista
clínico y de la salud pública es insoslayable; sin embargo la
magnitud del problema es difícil de establecer debido a la ausencia
de estimaciones adecuadas de los parámetros epidemiológicos
relevantes tales como la prevalencia, incidencia y el pronóstico de
los diversos estados clínicos.
Surge entonces la inquietud de verificar cuál es la magnitud y el
alcance del problema en nuestro país.
Para este análisis nos hemos basado en: 1) los registros nacionales
centralizados de información de salud y 2) datos obtenidos de la
Encuesta Nacional de Unidades Coronarias sobre Insuficiencia Cardíaca
realizada por la Sociedad Argentina de Cardiología en 1992 y del
relevamiento epidemiológico sobre insuficiencia cardíaca, Encuesta
CONAREC VI del año 1997.
Registros nacionales centralizados de información de salud
Las estadísticas vitales se confeccionan tomando en cuenta el
diagnóstico principal del certificado de defunción y por ende
implica que la información así obtenida no ha sido revisada ni
validada. Este hecho ha estado sujeto a críticas debido a posibles
errores en el uso inadecuado de la codificación y por potenciales
diferencias en la interpretación diagnóstica y en la variación en
la recolección de los datos en distintas regiones y en el tiempo.
Sin embargo, varias publicaciones han recientemente fortalecido el
valor de las estadísticas vitales en términos de confiabilidad4, 22.
Teniendo en cuenta estas consideraciones creemos que las estadísticas
vitales nacionales nos aportan evidencia sobre la magnitud de esta
condición clínica, permiten observar sus tendencias y elaborar
futuras estrategias. Los registros de egresos hospitalarios nos
brindan información significativa sobre la incidencia y prevalencia
de estados clínicos más avanzados de insuficiencia cardíaca, siendo
indicadores útiles de su evolución.
El Programa Nacional de Estadísticas de Salud (PNES) del Ministerio
de Salud y Acción Social de la Nación, es el responsable de la
coordinación del sistema y de la centralización de los datos sobre
información en el área de la salud. A través de registros
permanentes en las estadísticas vitales es posible analizar la
mortalidad en todo el país; y evaluando las Estadísticas de
Prestaciones, Rendimientos y Morbilidad Hospitalaria se extraen
conclusiones sobre egresos hospitalarios. Analizamos la base de datos
correspondiente a las estadísticas vitales y hospitalizaciones de los
años 1980, 1985, 1990 y 1997 de la Dirección de Estadística e
Información de Salud.
Basándose en los principios y recomendaciones de la Organización
Panamericana de la Salud para la confección de estadísticas vitales,
se ha adoptado la Clasificación Internacional de Enfermedades 9°
Revisión (CIE-9) y 10° Revisión (CIE-10). Ambas son utilizadas para
la codificación de la causa básica de muerte en el certificado de
defunción correspondiente, en concordancia con la enfermedad o
lesión que inició la cadena de acontecimientos patológicos que
provocó el deceso17, 18. También se las emplea para codificar los
diagnósticos de egreso de los establecimientos que informan al
Programa. Fueron considerados los códigos I, 50 y 428
correspondientes a insuficiencia cardíaca de la CIE-9 y CIE-10
respectivamente.
Mortalidad: De acuerdo a los datos de 1997, las enfermedades
cardiovasculares constituyen la primera causa de defunción en nuestro
país ascendiendo al 34% (93.507/270.910); los tumores malignos han
sido identificados como la segunda entidad responsable (19%), seguida
por los accidentes (3.7%) y las afecciones perinatales (2%). (Tabla
1). Tal como se observa, este orden se ha mantenido estable en los
últimos 20 años, registrándose sin embargo, una reducción del 31%
en la tasa de mortalidad anual de causa cardiovascular desde 1980
hasta la actualidad.
Dentro de las enfermedades cardiovasculares, la insuficiencia
cardíaca está consignada como la causa de muerte más frecuente
(29.601 casos: 31%). Continúan en orden decreciente la enfermedad
cerebrovascular (22.855 casos: 24%), el infarto agudo de miocardio
(15.033 casos: 16%), la cardiopatía isquémica (5.604 casos: 5%) y
causas vinculadas con hipertensión arterial (4.091 casos: 4%). Las
cinco entidades mencionadas son responsables del 80% de las
defunciones anuales de etiología cardiovascular8.
La tasa de mortalidad anual por insuficiencia cardíaca muestra una
tendencia hacia la reducción en los últimos siete años, siendo 107
por cien mil habitantes en 1990 y 83 por cien mil en 1997 (22.4% de
reducción de mortalidad). (Tabla 2).
Durante el mismo período la tasa de mortalidad anual por
insuficiencia cardíaca por cien mil habitantes, corregida por edad y
sexo, se duplicó aproximadamente cada cinco años de vida. Observamos
un incremento significativo a partir de los 65 años (325 y 140 por
cien mil para hombres y mujeres respectivamente) que se hace más
manifiesto a partir de los 75 años (1.500 y 1.400 por cien mil para
hombres y mujeres respectivamente). Una tendencia similar fue
registrada en las estadísticas vitales correspondientes al año 1990
(Tabla 3).
Se verifica una tendencia hacia la reducción al analizar la
mortalidad anual corregida por edad y sexo, más notable aún a partir
de los 75 años, registrándose 400 muertes menos por cien mil para
ambos sexos en 1997 comparado con los registros de 1990 (Tabla 3).
Morbilidad: Los datos que mencionamos se refieren a los
establecimientos asistenciales con internación en el Sector Oficial,
dependencia Nacional, Provincial y Municipal. No informan al PNES los
establecimientos de Fuerzas Armadas y de Seguridad, los dependientes
de las Universidades Nacionales, y tampoco los establecimientos
dependientes del Sector de Obras Sociales y Privado. Por lo tanto el
volumen de egresos a que hacemos referencia corresponde
aproximadamente a 84.000 camas, un 54% del total disponible en
establecimientos asistenciales del país.
En 1995 las enfermedades cardiovasculares representaron el 6% del
total de egresos hospitalarios, ocupando el cuarto lugar luego de los
partos normales (16.4%), las afecciones obstétricas (8.8%) y los
traumatismos (8.7%), permaneciendo en un porcentaje similar en los
últimos quince años19, 20 (Tabla 4).
En 1990, dentro de los egresos de causa cardiovas-cular, 19.653 de
102.693 pacientes tuvieron diagnóstico de insuficiencia cardíaca,
representando una prevalencia de 12.8 por mil sobre todas las causas
de morbilidad, similar a la enfermedad cerebrovascular (13.5 por mil)
y superior al infarto agudo de miocardio (3.1 por mil), tendencia que
se mantiene cuando comparamos los datos correspondientes al año
198520.
La tasa anual de egresos hospitalarios por insuficiencia cardíaca
corregida por edad y sexo, siguió un comportamiento similar al de
mortalidad, es decir se duplicó aproximadamente cada cinco años de
vida y sufrió un incremento significativo a partir de los 60 años,
llegando a 1.100 hombres y 900 mujeres por cien mil habitantes de más
de 75 años20. (Figura 1).
Encuestas nacionales sobre insuficiencia cardíaca
En 1992 el Comité de Investigación de la Sociedad Argentina de
Cardiología (SAC) inició un proyecto de relevamiento nacional de
Unidades de Cuidado Intensivo (UCI)23. El proyecto estaba dirigido a
obtener información sobre la población que ingresaba con
diagnóstico de insuficiencia cardíaca, en forma consecutiva y no
seleccionada. Respondieron a la encuesta 82 instituciones de todo el
país que registraron 521 pacientes con ese diagnóstico durante un
mes. Participaron 27 centros de la Ciudad de Buenos Aires, 18 de la
Provincia de Buenos Aires, 9 centros de Mendoza, 11 de Córdoba y el
resto de las provincias de Chaco, Jujuy, Tucumán, La Rioja, Entre
Ríos, Río Negro y Tierra del Fuego. Posteriormente, en 1997 el
Consejo Argentino de Residentes de Cardiología (CONAREC) llevó a
cabo un relevamiento epidemiológico sobre esta misma entidad clínica
(Protocolo CONAREC VI), reuniendo información sobre casi mil
pacientes que fueron hospitalizados con insuficiencia cardíaca
crónica ya sea en la sala de internación como en la UCI de los 31
centros participantes24. La inclusión de pacientes fue principalmente
generada en las provincias de Buenos Aires y Corrientes, incorporando
conjuntamente el 59% de la población. Las provincias de Córdoba,
Santa Fe, Tucumán, San Juan y Mendoza contribuyeron con los pacientes
restantes.
En referencia a las características de la población de las encuestas
SAC y CONAREC VI, la distribución por edad (67 ± 14 vs 65.5 ± 12) y
sexo (hombres 61 vs 59%) fue similar, siendo las formas clínicas de
presentación más severas en la encuesta SAC.
Los factores que con mayor frecuencia desencadenaron el cuadro de
inestabilidad hemodinámica en ambos estudios fueron el abandono de la
medicación y las transgresiones alimentarias, aún más frecuentes en
la encuesta SAC 92. En esta última la hipertensión arterial y las
taquiarritmias fueron factores precipitantes en aproximadamente la
cuarta parte de los pacientes. Llamativamente en el 30% de los
pacientes no se registró una causa definida de descompensación en la
encuesta SAC y este porcentaje ascendió al 50% en la encuesta CONAREC
VI. El antecedente de procesos infecciosos fue más prevalente en el
relevamiento SAC.
La prevalencia de enfermedad coronaria como antecedente claramente
definido fue del 36% en ambos estudios. Estas cifras difieren
considerablemente de aquellas informadas internacionalmente, en donde
la prevalencia de enfermedad coronaria se encuentra cercana al 70%25,
26. Los datos disponibles en ambas encuestas revelan una alta
prevalencia de hipertensión arterial como entidad asociada al
desarrollo de insuficiencia cardíaca (Encuesta SAC 57%, CONAREC VI
66%), coincidiendo con los hallazgos del Estudio Framingham, en el
cual este antecedente estaba presente prácticamente en el 78% de los
pacientes27. Más recientemente, los hallazgos del registro SOLVD
demostraron que si bien la enfermedad coronaria era la etiología
responsble de la insuficiencia cardíaca en cerca del 70% de los
pacientes, el 43% refería historia de hipertensión arterial28.
Es de destacar la baja prevalencia de Enfermedad de Chagas como
etiología asociada en las dos encuestas (4 y 3% respectivamente),
probablemente relacionada a la incorporación de pacientes en zonas no
endémicas para esta parasitosis.
La miocardiopatía dilatada fue más frecuente sobre las formas
hipertrófica y restrictiva en los dos relevamientos analizados: 87 y
65% en la Encuesta SAC y CONAREC VI respectivamente.
En cuanto al tratamiento farmacológico al alta, comparando la
Encuesta CONAREC VI con Encuesta SAC, se observó una mayor
prescripción de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina
(69 vs 48.5%), b-blo-queantes (12 vs 2.5%) y anticoagulación oral con
dicumarínicos (22 vs 2.5%). Por otra parte la utilización de digital
fue similar (54 vs 50.5%) y menor la indicación de antagonistas
cálcicos (4 vs 10%). Las diferencias podrían estar relacionadas a la
aplicación de terapias farmacológicas aceptadas en el intervalo
entre las dos encuestas.
La mortalidad intrahospitalaria observada en las Encuestas SAC y
CONAREC VI fue del 12.1 y 4.6% respectivamente. En ambas estuvo
relacionada con las formas más severas de presentación, en
particular el shock cardio-génico, hipoperfusión sistémica y/o
edema agudo de pulmón; la presencia de hiponatremia y el tiempo de
evolución de la enfermedad resultaron también marcadores
independientes de mortalidad. La menor mortalidad observada en la
Encuesta CONAREC VI puede haber estado influenciada en parte por la
implementación de mejores y más actuales estrategias
farmacológicas; sin embargo la inclusión de pacientes de menor
riesgo clínico seguramente representa la principal causa de esta
diferencia.
Discusión
En los últimos veinte años las enfermedades cardio-vasculares han
sido la primera causa de defunción en nuestro país, observándose
una consistente reducción de la tasa de mortalidad por dichas
entidades (31%). Dentro de ellas la insuficiencia cardíaca es el
síndrome más prevalente (31%) seguido por la enfermedad
cerebrovascular (24%).
Si bien la tasa de mortalidad anual se incrementa con la edad, se ha
observado una tendencia hacia la reducción de la tasa bruta de
mortalidad anual en la década actual. Los registros de egresos
hospitalarios demuestran que las dos entidades más prevalentes dentro
de las causas cardiovasculares fueron la insuficiencia cardíaca y la
enfermedad cerebrovascular en proporciones similares.
Las Encuestas SAC y CONAREC VI nos brindan una valiosa información
que nos permite reflexionar sobre diversos aspectos de este complejo
síndrome clínico.
Hubo una elevada asociación entre hipertensión arterial e
insuficiencia cardíaca en ambas encuestas, por lo tanto su detección
y adecuado tratamiento adquieren una marcada trascendencia. El impacto
de su correcta prevención y terapéutica sobre la incidencia de
insuficiencia cardíaca en la población debería formar parte de
futuras estrategias epidemiológicas.
Si tenemos en cuenta los factores desencadenantes del episodio de
descompensación observamos que el abandono de la medicación y las
transgresiones alimen-tarias continúan siendo aún factores
modificables altamente prevalentes. Por lo tanto la educación del
paciente y la familia y un estrecho seguimiento médico adquieren una
importancia crítica con el objeto de minimizar los episodios de
inestabilidad hemodinámica que requieren internaciones frecuentes,
intensivas y costosas.
Si bien se observan mejores esquemas terapéuticos entre los períodos
analizados, es de destacar una subutilización de drogas con beneficio
comprobado como son los inhibidores de enzima convertidora y
b-blo-queantes, lo que refuerza la necesidad de implementar conductas
docentes para la expansión de su administración29, 31.
¿Cuál sería el costo/beneficio de implementar campañas de
vacunación gratuitas contra la influenza y enfermedad neumocóccica
en los pacientes con insuficiencia cardíaca severa? ¿Desde una
perspectiva económica, administrar desde el sector público el
tratamiento adecuado a los sectores de la población más
caren-ciados, podría reducir significativamente las hospitalizaciones
y por ende los costos?
Quizás haya llegado el momento de plantearnos la implementación de
un programa nacional que permita identificar precozmente los pacientes
portadores de disfunción ventricular izquierda asintomática y
ofrecerles la oportunidad de intervenciones terapéuticas preventivas.
Finalmente, el diagnóstico de insuficiencia cardíaca sigue
requiriendo el entrenamiento del médico. Existe una ausencia de
consenso en cuanto a su definición así como de un patrón oro para
confirmar su diagnóstico, elementos indispensables en la práctica
médica general, la investigación científica, los ensayos clínicos
y la información epidemiológica. Seguramente el aporte de las
sociedades científicas en cuanto a la unificación de criterios y su
aplicación permitirá estrechar la brecha que nos separa de una
aproximación más integral y profunda a esta compleja entidad
clínica.
Agradecimientos: Agradecemos a la Dirección de Estadística
e Información de Salud del Ministerio de Salud y Acción Social de la
Nación por la asistencia técnica brindada para la obtención de los
datos.
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TABLA 1.– Causas de muerte en la Argentina. Entre 1980 y 1997 se
observó un 31% de reducción de la Tma por enfermedades
cardiovasculares
Año Población Total causas Enfermedades Tumores Accidentes
Afecciones
de muerte cardiovasculares malignos perinatales
n % Tma* n % Tma n % Tma n % Tma
19805 27.947.446 241.125 106.268 44.0 380 38.961 16.1 139 11.895
5.0 42.5 10.510 4.4 37.6
19856 30.331.284 241.377 109.318 45.0 360 42.407 17.6 139 09.914 4.1
33.0 08.784 3.6 29.0
19907 32.321.888 259.683 115.069 44.0 356 46.440 18.0 143 10.532 4.0
32.5 08.600 3.3 26.6
19978 35.672.000 270.910 093.507 34.5 262 52.100 19.0 146 10.193 3.7
28.0 06.296 2.0 18.0
*Tma: Tasa de mortalidad anual por cien mil habitantes
Fuente: Dirección de Estadística e Información de Salud -
Ministerio de Salud y Acción Social
TABLA 2.– Entidades clínicas responsables de la mortalidad
cardiovascular en la Argentina (años 1990-1997)
Año 19907 Año 19978 % de Reducción
n % Tma* n % Tma de Tma
Insuficiencia cardíaca 34.786 30.2 107.0 29.603 31 83 22.4
Enfermedad cerebrovascular 26.113 22.6 81.0 22.855 24 64 21
Infarto agudo de miocardio 16.874 14.0 52.0 15.033 16 42 19
Cardiopatía isquémica 7.435 6.0 23.0 5.604 5 16 30
Hipertensión arterial 4.058 3.5 12.5 4.091 4 8 8
*Tma: Tasa de mortalidad anual por cien mil habitantes
Fuente: Dirección de Estadística e Información de Salud -
Ministerio de Salud y Acción Social
TABLA 3.– Tasa de mortalidad anual por Insuficiencia Cardíaca
por cien mil habitantes corregida por edad (rango entre 35 y ³ 75
años) y sexo en 1990 y 1997
Edad Año 1990 Año 1997
Hombre Mujer Hombre Mujer
35-39 14 8 10 4
40-44 28 14 19 8
45-49 67 24 37 15
50-54 100 40 70 30
55-59 170 70 110 40
60-64 270 110 190 80
65-69 430 200 325 140
70-74 670 400 500 270
> 75 1.900 1.800 1.500 1.400
Fuente: Dirección de Estadística e Información de Salud -
Ministerio de Salud y Acción Social
TABLA 4.– Causas de morbilidad registradas en establecimientos
oficiales en la Argentina (1981-1995)
Año 1981 Año 1985 Año 1990 Año 1995
n % n % n % n %
Todas las causas 1.313.026 –0 1.376.022 –0 1.532.891 –0
1.789.124 –0
de morbilidad
Partos normales 251.195 19.1 233.246 16.9 204.449 18.5 293.480 16.4
Causas obstétricas 94.164 7.2 108.788 7.9 137.609 8.9 159.191 8.8
Traumatismos y 101.892 7.8 110.337 8.0 119.609 7.8 156.592 8.7
envenenamientos
Enfermedades 84.067 6.4 94.024 6.8 102.693 6.7 108.768 6.0
cardiovaculares
Fuente: Dirección de Estadística e Información de Salud -
Ministerio de Salud y Acción Social
Fig. 1.– Tasa de morbilidad anual por insuficiencia cardíaca por
cien mil habitantes, corregida por edad (rango entre 35 y ³ 75 años)
y sexo (l—l Hombres, o—o Mujeres), considerando el total de las
camas disponibles en la Argentina en el año 1990.
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