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Lecciones de anatomía
Juan Antonio Barcat
Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari,
Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires.
Los cuadros que representan una lección de anatomía -como el
que ilustra la tapa de este número de Medicina (Buenos Aires)-
pertenecen al género de retratos de grupo, colectivos o de
conjunto1. El género floreció en el siglo XVII en los prósperos
y protestantes Países Bajos. Tal vez el más conocido sea “La
lección de anatomía del Dr. Tulp”, óleo sobre tela que mide
169 por 216.5 cm pintado por Rembrandt en 1632; encargado por las
personas retratadas, excepto el cadáver, estuvo expuesto en el
salón de la corporación de cirujanos de Amsterdam hasta 1828
cuando el rey Guillermo I lo compró para el Maurithuis de La
Haya. Menos conocido, tal vez más memorable, es “La lección de
anatomía del Dr. Joan Deijman (o Deyman)”, de igual factura y,
ahora, de 113 por 135 cm, originalmente de 245 por 300 cm, pintado
por Rembrandt en 1656, expuesto en el teatro anatómico de
Amsterdam, luego en el salón de la corporación de cirujanos,
mutilado por un incendio en 1723, en poder de un coleccionista
inglés parte del 1800, comprado por la ciudad de Amsterdam en
1882 y desde 1885 en el Rijksmuseum 2.
¿Qué expresan estos cuadros? ¿Quiénes los encargaban? ¿Para
que se registraba este hecho un tanto macabro? ¿Porqué
generación tras generación de estudiantes de anatomía posan
para una fotografía detrás o alrededor de un cadáver colocado
sobre una mesa de mármol? Trataremos de responder algunas de
estas preguntas. La disección de cuerpos u órganos humanos con
el deliberado propósito de conocerlos se inició, dicen los
historiadores, con el pitagórico Alcmeón de Crotona (fl. 535 a.
C.). Alcmeón disecó u operó un ojo. El fragmento,
presocrático, se presta a ambas interpretaciones3. Otros eran los
propósitos de caníbales, guerreros fanfarrones, embalsamadores
egipcios o sacerdotes aztecas. Se hicieron disecciones en el Museo
de Alejandría. Erasístrato (c. 280 a.C.) y Herófilo (c. 300
a.C.) trabajaron allí, la tradición declinó, los resultados de
esta escuela nos llegaron a través de Galeno (131-201 d. C.)
quien, si bien arregló gladiadores averiados, no disecó cuerpos
humanos4. De allí hasta el 1300 hay un eclipse; romanos, judíos,
cristianos y musulmanes se oponían a la disección de cadáveres
humanos. Pero, a fines del 1200, en Bolonia, se realizaban
autopsias con el propósito de establecer la causa de la muerte
más que para estudiar anatomía. La interpretación de una bula
del papa Bonifacio VIII hizo más difíciles las cosas; la bula De
sepulturis, emitida en el 1300 no prohibía las disecciones sino
la costumbre que tenían los cruzados de tratar los cuerpos de sus
compañeros muertos en Tierra Santa: despedazarlos, conservar el
corazón, hervir los restos para separar los huesos y transportar,
corazón y huesos, de vuelta a casa; era el enterramiento more
teutonico 5. Lo mismo hicieron los compañeros de Juan Lavalle en
octubre de 1840, en Huacalera, Jujuy, para evitar que Oribe
encuentre el cuerpo y le corte la cabeza para llevársela a Rosas.
Mores criollos, diríamos.
La primera disección pública registrada, después del eclipse,
fue en Bolonia alrededor de 1315 por Mondino de’ Luzzi (c.
1270-1326), autor del texto Anatomia mundini (c. 1316), copiado a
mano hasta la primera versión impresa, de 1478, que tuvo no menos
de cuarenta ediciones (6). La primera obra con ilustraciones
tomadas del natural es el Comentario del texto de Mondino de
Iacopo Berengario da Carpi, profesor en Bolonia de 1502 a 1522,
impresa en Venecia en 1521 (7). Gradualmente se fueron permitiendo
las disecciones en Montpellier (1377), Padua (1429), París (1478)
–los parisinos sostienen que la primera se hizo en 1407- y,
finalmente, el papa Sixto IV (período 1471-1484) permitió las
disecciones si se conseguía el permiso de la Iglesia (4). A la
autorización papal siguió la construcción de instalaciones
permanentes, teatros anatómicos. Andrea Vesalio (1514-1554),
profesor en Padua, trabajó en una instalación desmontable de
madera (7-8). El grabado de Jan Stefan van Kalkar en la página
del título de la primera edición de De Humanis Corporis Fabrica
(1518) ubica a Vesalio disecando en un anfiteatro imaginado por el
artista (Fig. 1)8. El primer teatro, o anfiteatro anatómico,
parece haberse construido en Bolonia7. El de Padua se construyó
antes que ningún otro, dicen los padovanos9. Eruditos de
ocasión, aceptamos con firmeza ambas opiniones. El de Padua, es
de 1594, se conserva hasta hoy y es llamado Il teatro anatomico di
Fabrici (o Fabrizio) d’Acquapen-dente, (c. 1533-1619) (Fig. 2).
Es el modelo de los construidos después, como el de Universidad
de Upsala, de 166210 (Fig. 3). Los cadáveres eran pocos, uno o
ninguno por año, de malhechores ejecutados, la disección era
parte de la pena. Las disecciones se efectuaban en invierno,
muchas veces coincidían con el carnaval, no había refrigeración
ni fijadores para las piezas de gran volumen, las pequeñas se
conservaban en aguardiente. La disección debía completarse
rápidamente, se comenzaba, como indicaba Mondino, por el abdomen;
concurrían médicos, estudiantes y legos. En Oxford para obtener
el título de bachiller en medicina el estudiante debía asistir a
dos disecciones, y a algunas más para el título de doctor. La
dificultad en conseguir cuerpos y la necesidad de enseñar se
combinaron, se recurrió al soborno de magistrados y verdugos y a
la “resurrección” o robo de cadáveres. Cuando más fresco el
cadáver más valioso era. ¿Porqué no recurrir al asesinato?
Burke y Hare, proveedores del Dr. Knox, propietario de una escuela
de anatomía en Edinburgo, asesinaron, pro anatomía, a 16
personas en 10 meses del año 1827. Hare prestó evidencia en
contra de Burke y fue liberado en 1829. En 1829 Burke fue colgado,
disecado públicamente, desollado y la piel vendida por tiras6.
Mores británicos, diríamos. El escándalo hizo que se legislara
sobre la materia en el Reino Unido en 18324. Las leyes son
parecidas en todos los países, los hospitales públicos,
hospicios, asilos, entregan los cadáveres no reclamados por
familiares o amigos a las escuelas de medicina y muy pocas
personas donan sus cuerpos. Cada vez son menos los cadáveres no
reclamados y son más las escuelas de medicina.
Cuando Rembrandt pintó sus cuadros la burguesía demostraba un
particular interés por la ciencia y tener un teatro anatómico en
la ciudad era tan ventajoso como tener hoy un museo7. Estudiar la
anatomía era hacer visible la perfección de la obra del
Creador2. Cada ciudad grande de Holanda estaba autorizada a
realizar una disección pública anual; se arreglaba para que la
ejecución de un condenado fuera en el invierno. El disector era
un cirujano nombrado por la ciudad praelector chirurgi et
anatomie. En los teatros anatómicos se ubicaban de 200 a 500
espectadores, la disección se realizaba de noche, el teatro se
iluminaba con velas perfumadas, a menudo había música de
flautas, se cobraba la entrada y duraban de tres a cinco días. La
entrada incluía el derecho a participar en un banquete en la
corporación de cirujanos, que era seguido de una procesión con
antorchas. Así, tan singular ocasión merecía ser perpetuada
retratando a sus más conspicuos participantes, incluido el
cadáver. Por esa época Holanda no tenía sociedades ni revistas
científicas y los teatros anatómicos, cuando no había
disecciones, eran sitios de reunión y discusión de científicos,
aulas para clases y conferencias e incluían, usualmente,
biblioteca, museo y hasta un jardín botánico11. El cuadro de
José Alberto Marchi reproducido en la tapa dista más de 400
años de los de Rembrandt. Se continuaron pintando retratos de
grupo con lecciones de anatomía u otros actos médicos como
centro. Recordamos, al azar, la primera anestesia con éter de
Robert Hinckey (1882), la operación en la Clínica del Dr. Gross
de Thomas Eakins (1875), la lección de Charcot de Pierre André
Brouillet (c.1887) y el cuadro con la primera transfusión
sanguínea del Dr. Agote que se encontraba en el aula del
Instituto Modelo de Clínica Médica en el fenecido Hospital
Rawson.
Pero ¿porqué los estudiantes de anatomía prosiguen
retratándose detrás o alrededor de un cadáver? Muchas veces es
la única fotografía de conjunto que tenemos de toda la carrera
y, años después, es el patrón con que juzgamos los efectos del
tiempo sobre nuestros coetáneos y, ¡ay! sobre nosotros mismos.
Dirección postal: Juan Antonio Barcat. Instituto de
Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, Facultad de Medicina,
Universidad de Buenos Aires, Combatientes de Malvinas 3150, 1427
Buenos Aires, Argentina
FAX: (54-11) 4523-6619 E-mail: jabarcat@topmail.com.ar
Bibliografía
1. Gombrich EH. Historia del arte (versión española de Rafael
Santos Torroela). Madrid:Alianza, 1982.p345-362.
2. Kitson M. Rembrandt. 3rd Ed. (1992). London:Phaidon, 1998. p44
; p100.
3. Sarton G. Historia de la ciencia. La ciencia antigua durante la
edad de oro griega. Tomo I (A History of Science. Ancient Science
through the Golden Age o Greece, 1952). Traducción castellana de
J. Babini. Buenos Aires:Eudeba, 1970.p264-265.
4. Walton J, Barondess JA, Lock S(eds.). The Oxford Medical
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5. Laín Entralgo P. Historia de la medicina. Barcelona:Salvat,
1978.p208.
6. Porter R. The Greatest Benefit to Mankind. A medical history of
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1997.p131-134;p317.
7. Castiglioni A. Storia della Medicina. Milano:Mondadori,
1936.p364;p427;p466.
8. Saunders JB de CM, O’Malley ChD. The Illustrations from the
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9. Rosetti L. L’Università di Padova. Profilo storico.2da Ed.
Trieste:Lint, 1983.p29.
10. Blair Chewning E, Levy D. Anatomy Illustrated. New York:Simon
& Shuster, 1979.p42-43.
11. Gross ChG. Rembrand’s “The Anatomy Lesson of Dr. Joan
Deijman”. TINS 1998;21:237-240.
Fig. 1.– Grabado de Jan Stefan van Kalkar para la página del
título de la primera edición de De Humanis Corpori Fabrica de
Andrea Vesalio.
Fig. 2.– Teatro anatómico de Girolamo Fabrici d’Acquapendente
(1584), Palazzo del Bo, Universidad de Padua.
Fig. 3.– Teatro anatómico de la Universidad de Upsala,
construido en 1662 por el anatomista Olof Rudbek. Actualmente
restaurado a la estructura original.
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