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60°
ANIVERSARIO DE MEDICINA (BUENOS AIRES)
Simposio internacional. Academia Nacional de Medicina.
Buenos Aires, 6-7 octubre 1999
LA SAGA DE LA RENINA
ALBERTO AGREST
Academia Nacional de
Medicina, Buenos Aires
Key words: renin, angiotensin, arterial hypertension
Resumen
Esta
saga será historia de un conocimiento si sólo refiere los hechos
y será un cuento al añadirle la interpretación que ayude a la
comprensión, una saga es más cuento que historia. Iniciada la
investigación para la búsqueda de causas de hipertensión
arterial, los resultados han llevado al estudio de acciones
locales funcionales y estructurales y al análisis de mecanismos
de acción que han permitido una extensa utilización de modos de
inhibir el sistema renina-angiotensina. En esta historia, un
ejemplo paradigmático de la evolución del conocimiento
científico, la búsqueda de un mecanismo que explicara la
hipertensión ha llevado a la búsqueda de funciones para un
sistema de presencia ubicua.
Abstract
The
renin saga. This saga is the story of a scientific development.
From the search of a mechanism to explain high blood pressure,
research was orientated to the functions of an omnipresent
biochemical system. And from the search to elucidate the etiology
of arterial hypertension, research has ended up studying the
local, functional and structural activity of the renin-angiotensin
system and the possibilities of interfering with its actions.
Since Bright, left ventricular hypertrophy became associated with
nephrosclerosis. Later on, clinical studies led Volhard and Fahr
to associate nephrosclerosis to high blood pressure while
biochemical research led Tigerstedt and Bergmann to demonstrate
that renin was associated to high blood pressure. Two teams of
investigators, one in Argentina and one in USA discovered the
biochemical mechanism by which renin acted on arterioles and later
on, two other teams, one in USA and one in England, discovered the
biochemical steps leading to the synthesis of angiotensin II.
Since Goldblatt’s experimental design resulting in a reliable
method to obtain arterial hypertension, more than 20 years had to
elapse before renal artery stenosis became established as the main
cause of clinical secondary arterial hypertension. The
renin-angiotensin system became part of a very complex array of
substances able to regulate local circulation directly or
indirectly and angiotensin has become involved in the remodeling
of the smooth muscles of arterioles and myocardium.
Dirección postal: Dr. Alberto Agrest, Castex 3755, 1425
Buenos Aires, Argentina
Fax: (54-11) 4805-8176 E-mail: aagrest@interlink.com.ar
Esta saga de la renina debiera tener rasgos de leyenda, como
toda saga, con personajes heroicos, en este caso no nórdicos,
sino de la ciencia argentina y no medievales sino contemporáneos.
Se trata de una larga historia de búsquedas de explicaciones que
se muestran insuficientes y hallazgos cuya explicación exige
cambios en las hipótesis y nuevos trabajos para ponerlas a
prueba, que de esto se trata la ciencia.
Esta saga será historia de un conocimiento si sólo refiere los
hechos y será un cuento al añadirle la interpretación que ayude
a la comprensión, una saga es más cuento que historia.
Los investigadores salieron a la búsqueda de las causas de la
hipertensión arterial, en su camino encontraron la renina y de
ahí se ha pasado al estudio de acciones locales funcionales y
estructurales y análisis de mecanismos de acción que han
permitido una extensa utilización de modos de inhibir el sistema
renina-angiotensina. De la búsqueda de un mecanismo que explicara
la hipertensión se ha pasado a la búsqueda de funciones para un
sistema de presencia ubicua.
Llama la atención que un sistema tan patógeno haya persistido a
lo largo de la evolución biológica, ¿cómo habría sido la vida
sin prorrenina-renina-angiotensinas y aldosterona? La primera
conclusión es que el número de investigadores hubiera sido
menor, las publicaciones enormemente menores y la industria
farmacéutica no hubiera sido tentada a una fuente de riqueza y lo
más «importante», no estaría yo narrando esta saga.
La renina y la hipertensión arterial
Por el año 1836, Bright (1798-1858) comunicó que los riñones
retraídos que habían causado una enfermedad con edemas e
insuficiencia cardíaca se acompañaban de hipertrofia ventricular
izquierda1.
Cuando lo que había sido el pulso duro se transformó en
hipertensión gracias a la introducción de un esfigmomanómetro
más cómodo, por Scipione Riva-Rocci en 18962, enfermedad renal,
hipertensión e hipertrofia ventricular izquierda parecían una
secuencia lógica y así lo entendieron Volhard y Fahr3.
A fines del siglo pasado, la moda en la investigación era
preparar extractos de órganos e inyectarlos para ver sus efectos.
El extracto de riñón provocaba hipertensión arterial,
Tigerstedt y Bergmann llamaron renina a la substancia responsable
de ese aumento tensional4. Siguieron años de purificación de ese
extracto hasta obtener renina pura. La química ya había
reemplazado a la alquimia, aunque ahora vuelve a ser alquimia ya
que la industria farmacéutica es capaz de convertir en oro los
productos de sus laboratorios. La diferencia entre el extracto y
la renina pura era que el extracto provocaba hipertensión en dos
fases, una rápida y otra más lenta. La lenta era idéntica al
efecto de la renina pura, la rápida, en cambio, parecía provenir
de otra substancia. Por otra parte la renina pura no tenía
acción presora en ausencia de suero.
Años más tarde dos grupos de investigadores, uno en la Argentina
y otro en Estados Unidos al observar este fenómeno les pareció
lógico imaginar que la renina actuaría sobre algún substrato
del suero para producir un elemento presor. Ese capítulo podría
denominarse La renina se reconoce como enzima. No podía haberse
llegado a este punto sin un diseño experimental que permitiera
obtener confiablemente hipertensión de origen renal. Nace así
una hipertensión experimental reproducible.
Los métodos experimentales para obtener hiperten-sión de origen
renal eran relativamente aleatorios y así estaban las cosas al
comienzo de la década del 30 cuando a Goldblatt5 se le ocurrió
ligar la arteria renal y observó que una ligadura crítica
provocaba hipertensión arterial en forma reproducible.
Notablemente Goldblatt se inspiró para ese diseño en la
estrechez de las arterias intrarrenales y no en la estenosis del
tronco de las arterias renales y recuerden que ¡Goldblatt era
patólogo! Causa sorpresa que los patólogos no hubieran observado
antes la estenosis del tronco de las arterias renales y su
relación con la hipertensión pero esta ceguera es demasiado
común en ciencia para causar sorpresa. Recuerden que la acción
bactericida del Penicillium notatum pasó décadas bajo las
narices de bacteriólogos sin que le prestaran atención.
Pronto la hipertensión experimental arribó a la Argentina.
Fue este modelo de Goldblatt el que reprodujo Fasciolo y la
conclusión no se hizo esperar: el riñón isquémico generaba
renina en cantidades presoras. Fasciolo aprovechó la experiencia
de Houssay y Foglia que injertaban páncreas en el cuello de
perros para hacer lo mismo con el riñón obteniendo así un
acceso cómodo a la vena renal para obtener muestras de sangre en
riñones normales y en riñones isquemiados.
Con ese preparado Houssay y Taquini demostraron esta actividad
vasoconstrictora en la sangre de la vena renal del riñón
isquemiado en el tren posterior del sapo6. La conclusión parecía
clara, la sustancia presora del riñón isquemiado provocaba
hipertensión a través de una acción vasoconstrictora en forma
local. Se había demostrado que la acción presora del riñón
isquemiado no se efectuaba a través del sistema nervioso ya que
la destrucción del mismo no evitaba el efecto presor de la renina
y tampoco el efecto presor era inhibido por substancias que
evitaban el efecto presor de la adrenalina como el Fourneau 933.
Sin embargo, no todo era tan sencillo, la ligadura debía ser
crítica, en el perro la hipertensión era transitoria si no se
extirpaba el riñón opuesto, lo que sugirió a Fasciolo que el
riñón sano ejercía una acción protectora contra la
hipertensión. En el perro la renina sólo se mantenía alta en
ausencia del otro riñón7, en cambio en la rata la hipertensión
era sostenida a pesar de conservar el riñón opuesto, pero con el
pasar del tiempo la hipertensión se mantenía a pesar del
descenso de los niveles de renina.
Cosas parecidas ocurrían si en lugar de ligar la arteria renal se
envolvía un riñón en celofán que provocaba un proceso
inflamatorio que llevaba ese riñón a la atrofia como lo había
hecho Page8. Modelos un clip un riñón, un clip 2 riñones, 2
clips en perros y en ratas permitían dilucidar el mecanismo
renina-angiotensina y su relación con la hipertensión arterial
en distintas especies.
En nuestro país la relación de los investigadores con la
hipertensión comenzó cuando Houssay, preocupado por el tema de
la hipertensión cuya forma maligna había matado a un querido
discípulo suyo, el Dr. Guglielmeti, estimuló al Dr. Fasciolo a
estudiar la hipertensión arterial experimental. La clínica
inspiraba investigaciones fisiológicas y llevar los resultados
fisiológicos a la clínica ha sido la matriz de la investigación
clínica.
La enzima encuentra un substrato y nace la angio-tensina
Mientras tanto se trataba de dilucidar por qué la renina no
tenía efecto cuando se la disolvía en solución de Ringer y en
cambio sí lo hacía disuelta en suero. Leloir, Taquini, Braun
Menéndez, Fasciolo y Muñoz en nuestro país y Page y
colaboradores en Estados Unidos encontraron que un substrato era
necesario para que se generara la sustancia presora, el substrato
era una globulina que se llamó hipertensinógeno en Buenos Aires
y activador de la renina en Indianápolis, así se generaba una
sustancia peptídica que se llamó en nuestro medio hipertensina y
en USA angiotonina. La renina era pues una proteasa9, 10.
Finalmente el grupo de Page aisló esa substancia peptídica y la
bautizó: angiotonina11. La hipertensina y la angiotonina
resultaron ser la misma substancia. En 1943 el grupo de
investigadores argentinos publicó su experiencia en un libro
clásico: Hipertensión arterial nefrógena.
Braun Menéndez y Page, que representaban respectivamente a los
dos grupos de investigadores, uno argentino y el otro
estadounidense, convinieron en llamarla angiotensina, una mezcla
equilibrada de angiotonina e hipertensina, menos cacofónica que
hipertonina que nos hubiera colocado a la cabeza del nombre. Por
otra parte el activador de la renina, el hipertensinógeno, que
había sido caracterizado como una alfa-2-globulina fue bautizada
como angiotensinógeno.
La sorpresa fue encontrar que no había una sola angiotensina.
Los pasos a seguir no fueron simples; la acción de la renina
sobre el angiotensinógeno generaba angiotensina I, cuya acción
presora era pobre pero por acción de una enzima convertidora que
actuaba a nivel pulmonar perdía 2 aminoácidos y se convertía en
angiotensina II que constituía la verdadera sustancia presora.
Skeggs12 en USA y Peart13 en Inglaterra consiguieron aislar la
angiotensina I y la angiotensina II.
Nace el sistema renina-angiotensina-aldosterona
La angiotensina II constituía un péptido presor muy potente
pero su acción no parecía afectar exclusivamente a las arterias
pequeñas y arteriolas, estimulaba también la zona glomerular
adrenal y aumentaba la biosíntesis de aldosterona.
La angiotensina II demostró tener acciones también en el sistema
nervioso central como lo señalaran en su revisión Ferrario et
al.14. Por nuestra parte con Finkielman y Elijovich mostramos que
en dosis bajas la acción presora podía provocarse a través de
alguna acción central15. Una estimulación simpática central fue
descripta 20 años más tarde por Reid16 y Willians et al.17. Más
recientemente Ligtenberg et al. atribuyen al sistema
renina-angiotensina una acción central para explicar la
hiperactividad del sistema simpático en la hipertensión de la
insuficiencia renal crónica18.
Una consecuencia inesperada del estudio del sistema
renina-angiotensina-aldosterona fue la posibilidad de diferenciar
algunas hipertensiones secundarias de la hipertensión esencial.
La hipertensión renovascular y la secundaria al
hiperaldosteronismo primario encontraron explicación
fisiopatológica y dieron elementos para asegurar la
responsabilidad clínica de esas etiologías y justificar las
soluciones quirúrgicas de esas entidades. Las hiperten-siones
secundarias de las nefropatías y de las estenosis de las arterias
renales pasaron a ser las más frecuentes de las hipertensiones
secundarias y las renovasculares las que lograban curas
espectaculares, al principio con la nefrectomía del riñón
isquémico y luego mediante la revascularización quirúrgica y
más tarde la angioplástica.
Los procesos biológicos no suelen ser simples y se encontró que
el sistema renina-angiotensina generaba también substancias
vasodilatadoras a través de efectos de la enzima convertidora.
La enzima convertidora de la angiotensina I en angiotensina II
también tenía como efecto la degradación de la bradiquinina.
Inhibir la conversión de angiotensina I en angiotensina II
bloqueando la enzima convertidora, y esta investigación, en la
que intervino Ondetti, un investigador argentino, permitiría
acceder a una terapéutica antihipertensiva. Por otra parte
inhibir la enzima convertidora de la angiotensina significaba
también aumentar las concentraciones de bradiquinina al impedir
su degradación. La bradiquinina tiene una acción vasodilatadora
e hipotensora con lo cual se generaban dudas si las substancias
que bloqueaban la enzima convertidora tenían acción
antihipertensiva reduciendo la angiotensina II o si participaba de
este efecto el aumento de la bradiquinina. Esto era importante en
los efectos antihipertensivos pero aún más importante en las
condiciones de regulación local de la circulación ya que la
bradiquinina estimula la producción de prostaglandinas que son a
su vez vasodilatadoras. Sin embargo estos bloqueantes de la enzima
convertidora pueden también tener un efecto reductor de una
producción de prosta-glandinas independiente de la
bradiquinina19.
El desarrollo de antagonistas específicos de los receptores de
bradiquinina ha permitido demostrar la participación de la
bradiquinina en el efecto antihipertensivo de los inhibidores de
la enzima convertidora de la angiotensina20 ya que éstos tienen
un efecto antihi-pertensivo mayor que aquellos.
La ubicuidad de la renina y la angiotensina permitió prever que
aparecerían funciones no presoras de la angiotensina; la
angiotensina parece una molécula más en las «lagunas doradas»
del medio interno donde iones, péptidos, citokinas y distintas
moléculas parecen desplazarse esperando que los investigadores
les encuentren alguna función... La angiotensina tiene
aparentemente múltiples acciones locales independientes de su
acción presora, tales como acciones sobre la ovulación y
fecundación21 y se puede observar un aumento de la enzima
convertidora de la angiotensina a nivel del ovario que ocurre en
relación con la edad22.
Hasta la hormona de crecimiento parece relacionarse con el sistema
renina-angiotensina ya que aumenta la renina y el
angiotensinógeno pero no aumenta la angiotensina II23.
La individualización de la renina permitió encontrar sus
precursores o prorreninas halladas en diversos tejidos como la
placenta24. Las acciones locales de la angiotensina permitieron
una racionalización más adecuada de sus funciones. El sistema
renina angiotensina no servía a un propósito hemodinámico
general sino a una acción local reguladora de la filtración
glomerular. Esto era más coherente para explicar la presencia y
ubicación de los cuerpos yuxtaglomerulares con sus gránulos de
renina adheridos a la arteriola aferente. No sólo esto sino que
quizás podría responsabilizarse a este sistema
renina-angiotensina de la hiperfiltración glomerular y su
consecuencia: el deterioro de la estructura glomerular y la
progresión de la insuficiencia renal. Hasta se ha tratado de
demostrar que una predisposición genética para producir más
angiotensina a nivel glomerular podría explicar un mayor
deterioro de la función renal25.
Se descubren acciones no hemodinámicas de la angiotensina que
determinan cambios estructurales.
Las acciones del sistema renina angiotensina no parecen
restringidas a un efecto hemodinámico funcional sino que influyen
sobre la estructura vascular en forma directa en los fenómenos de
hipertrofia y remodelación de las arteriolas26 y del ventrículo
izquierdo. La hipertrofia arteriolar y la reducción de su
distensibilidad parece relacionada con la actividad local del
sistema renina angiotensina más allá del efecto de la presión
arterial27 y hasta la aldosterona parece participar en cambios que
llevan a la fibrosis28.
A la búsqueda del mecanismo que estimula la secreción de
renina
El estímulo responsable de la secreción de renina renal ante
la reducción de su presión de perfusión parece estar a cargo de
la formación local de óxido nítrico29. Por otra parte la
hipertensión inducida por la inhibición crónica de la síntesis
de óxido nítrico es atribuible a la activación del sistema
simpático y a la activación del sistema renina-angiotensina30.
La estimulación de la producción de renina provocada por la
depleción de sodio, en regímenes hiposódicos o con el uso de
natriuréticos y la reducción de los niveles de renina que se
conseguían con la administración de mineralocorticoides como la
doca o en situaciones de hiperaldosteronismo primario llevaron a
demostrar la interrelación del sistema
renina-angiotensina-aldoste-rona. Fue evidente que la renina
plasmática o aun la renina local a nivel de la corteza adrenal
eran capaces de estimular la biosíntesis de aldosterona por la
capa glomerular adrenal.
El sistema renina-angiotensina como factor patógeno fuera
de la hipertensión arterial
Cuando empezó a visualizarse mejor la importancia de la
postcarga en el desarrollo de insuficiencia cardíaca, reducir la
actividad del sistema renina-angiotensina pasó a tener un alto
valor terapéutico fuera de la hipertensión arterial. Ya no se
trataba de normalizar la presión arterial sino de reducir la
postcarga a través de la vasodilación y mejorar la disfunción
diastólica a través de aumentar la distensibilidad ventricular
al reducir su hipertrofia. Ya no es necesario esperar
hipertensión arterial, toda clase de cardiopatías,
miocardiopatías dilatadas, insuficiencias valvulares aórtica y
mitral, y miocardiopatías hipertróficas pueden beneficiarse
bloqueando la enzima convertidora de la angiotensina. Ahora le
toca a la espironolactona, un conocido bloqueante de los
receptores de aldosterona, ampliar estos beneficios de los
inhibidores de la enzima convertidora31.
La presencia de un sistema renina-angiotensina activo a nivel
miocárdico independiente de la renina plasmática de origen renal
parece demostrada32.
El sistema renina-angiotensina actúa también modulando la
sensibilidad a la insulina como se ha demostrado mediante el uso
de bloqueantes de la angiotensina II como el losartan33. Otras
kinasas aparte de la enzima convertidora son capaces de convertir
la angiotensina I en angiotensina II en el aparato cardiovascular
pero se desconoce su importancia34.
La interrelación de distintos factores que influyen en el balance
hidrosalino se hace aparente cuando se verifica que el factor
natriurético atrial (ANF) inhibe la secreción de renina35. El
aparato yuxtaglomerular es una estructura anatómica que vincula
el extremo distal de la porción gruesa del ansa de Henle a nivel
de la mácula densa con el polo vascular glomerular. Células
especializadas inters-ticiales y células granulares que contienen
renina están localizadas a nivel del hilio vascular. Existen
evidencias que esta conexión es crítica para la regulación
local de la secreción de renina y el tono vascular glomerular. El
mecanismo de retroalimentación parece servir a mantener una
concentración constante de cloro en la mácula densa, esta
concentración parece depender del volumen total de líquido del
animal y así se ajustaría la secreción de renina según el
balance salino36.
Este cuerpo yuxtaglomerular se me figuraba como un manómetro
diferencial, de un lado sensible a la presión endovascular y del
otro a cambios electrolíticos a nivel de la mácula densa. Por
otra parte la circulación a través de este cuerpo
yuxtaglomerular está modulada por la liberación de óxido
nítrico y de prostaglandinas provocadas por la endotelina-137.
El sistema renina angiotensina ha sido considerado un factor
importante en la progresión de las enfermedades renales38 lo que
ha fundamentado la utilización terapéutica de los inhibidores de
la enzima convertidora en enfermedades renales progresivas.
El sistema renina-angiotensina y las arteriolas, una
relación más que funcional
Cambios en la microcirculación juegan un importante papel en
la patogénesis y mantenimiento de la hiper-tensión. Los cambios
pueden ser debidos a una alteración en los diámetros vasculares
o en el número de vasos pequeños. En el tratamiento con
inhibidores de la enzima convertidora se observa una disminución
en la densidad arteriolar y venular, mientras que esto no ocurre
con bloqueantes de los receptores AT1 de la angiotensina II. Esto
sugiere que la angiotensina II puede participar en el crecimiento
microvascular por un mecanismo no ligado al receptor AT1 o a
través de otros péptidos vasoactivos degradados por la enzima
convertidora39.
Parece evidente que además de la acción vasocons-trictora y
estimulante de la aldosterona, la angiotensina II estimula el
crecimiento celular y la replicación en el sistema
cardiovascular, lo que resulta en hipertrofia miocárdica e
hipertrofia e hiperplasia de los vasos de resistencia. Estas
acciones están mediadas a través de receptores de la
angiotensina II que activan la proteína G, la fosfolipasa C, el
diacilglicerol y el trifosfato de inositol que aumentan la
expresión de ciertos protooncógenos y factores de crecimiento.
Las respuestas del músculo liso vascular puede llevar a la
hipertrofia y síntesis de DNA sin división celular
(poliploidía) o a síntesis de DNA con división celular
(hiperplasia).
En la hipertensión experimental genética la estructura de las
arterias pequeñas se altera por hiperplasia o remodelación
mientras en la hipertensión renovascular sólo se produce
hipertrofia del músculo liso vascular.
La angiotensina II también aumenta la síntesis de componentes de
monocitos y tiene propiedades trombogénicas.
Los inhibidores de la enzima convertidora previenen o revierten la
hipertrofia vascular en la hipertensión experimental y en humanos
reducen la relación media/luz de arterias grandes y pequeñas y
aumentan la «compliance» arterial. Estas propiedades son
compartidas por bloqueantes de receptores de la angiotensina 2 y
agentes bloqueantes de los canales de calcio.
La renina y la hipertensión renal, nueva visita
El efecto hipotensor de la corrección de la estenosis de la
arteria renal en humanos o en animales es atribuida a la
reducción de la renina segregada por ese riñón isquemiado. Sin
embargo, la actividad renínica del plasma es normal en el 50% de
los individuos con hipertensión renovascular. La presión
arterial cae después de la corrección de la estenosis en la
hipertensión renovascular en parte debido a una disminución de
la respuesta presora a la angiotensina II40, 41.
Tumores productores de renina pueden ser responsables de
hipertensión e hiperaldosteronismo productor de alcalosis
hipokalémica y la resonancia magnética puede ser un
procedimiento eficaz para demostrar estos tumores42.
Los resultados de algunas investigaciones parecen demostrar que lo
que determina la hipertrofia ventricular izquierda es la presión
arterial independiente de su causa43.
El sistema renina-angiotensina se emparenta con el óxido
nítrico
La interrelación entre el sistema renina-angiotensina y el
óxido nítrico parece demostrada por el hecho que los inhibidores
de la enzima convertidora de la angiotensina son capaces de
corregir la hipertensión maligna que se desarrolla en las ratas
espontáneamente hipertensas cuando se inhibe la formación de
óxido nítrico44. Por otra parte la hipertensión inducida por la
inhibición crónica de la síntesis de óxido nítrico es
atribuible a la activación del sistema simpático y a la
activación del sistema renina-angiotensina30. Parece claro que el
mecanismo de la adenil ciclasa que regula la liberación de renina
es interferida cuando se inhibe la síntesis de ON45 y que el ON
contribuye a reducir la presión arterial que ocurre cuando se
interrumpe el sistema renina angiotensina46. Como ya se mencionara
el estímulo responsable de la secreción de renina renal ante la
reducción de su presión de perfusión parece estar a cargo de la
formación local de óxido nítrico29.
Otras relaciones del sistema renina-angiotensina
De los múltiples efectos fisiológicos de la angiotensina II
su efecto promotor de crecimiento del músculo liso requiere
activación del factor de crecimiento símil-insulina47.
Es cierto que la renina puede ser detectada en los tejidos
cardiovasculares y aun en otros tejidos pero en todos ellos
desaparece después de la nefrectomía, indicando que esa renina
ha sido capturada de la circulación48.
La angiotensina parece actuar también a nivel de la circulación
pulmonar ya que su bloqueo reduce la respuesta del lecho pulmonar
a la hipoxia49.
La inhibición de la fosfodiesterasa IV aumenta la secreción de
renina y potencia la respuesta secretoria de renina a la
estimulación beta adrenérgica50. En cambio la inhibición de la
síntesis de ON atenúa la respuesta secretoria de renina a la
estimulación beta adrenérgica51.
Los efectos renales del bloqueo de los receptores de angiotensina
y la inhibición de la convertasa no son idénticos52, la
diferencia podría estar a cargo de la bradiquinina en el segundo
caso. En algunas condiciones, como en el hombre con sobrecarga
salina, los efectos antagonistas de receptores AT tipo 1 y la
enzima convertidora de la angiotensina pueden tener efecto
inhibitorio sinergístico52.
El péptido natriurético atrial antagoniza al sistema
renina-angiotensina y parece regular la actividad de la enzima
convertidora de la angiotensina a nivel del endotelio vascular de
los vasos de resistencia53.
Acciones patógenas del sistema renina-angiotensina
El sistema renina-angiotensina ha ido mostrando su importancia
desde la producción de hipertensión arterial a la regulación de
la presión arterial, al balance hidrosalino a través de su
acción sobre la producción de aldosterona, a la modulación de
los receptores adrenérgicos y a la síntesis proteica. La renina
renal fue hallada en el plasma y de la renina renal cuya misión
se restringía a convertir el angiotensinógeno en angiotensina,
la acción se extendió a la formación de angiotensina ya sea a
nivel del riñón para cumplir la función de regular la
filtración glomerular ya sea a nivel miocárdico y arterial
estimulando la hipertrofia e hiperplasia54. Esta renina
miocárdica parece provenir de los macrófagos/monocitos
tisulares55 y todavía cabe recordar que el sistema renina
angiotensina podría estar involucrado en la resistencia a la
insulina. Pacientes con hipertensión esencial con renina alta
muestran dislipidemias más acentuadas con mayores niveles de
insulina y explicaría la asociación entre niveles de renina y
mayores alteraciones cardiovasculares en estos pacientes56.
La acción de la renina sobre la hipertrofia miocárdica se hace a
través de la angiotensina ya que las drogas que inhiben la
formación de angiotensina II o bloquean sus receptores, revierten
o impiden la hipertrofia a pesar del aumento de la renina57.
Estudios recientes parecen poner en evidencia que tejidos
cardiovasculares humanos contienen componentes del sistema renina
angiotensina, angiotensinógeno, renina, angiotensina I, enzima
convertidora de la angio-tensina, kinasas y receptores para la
angiotensina II.
Es probable que la angiotensina II producida localmente juegue un
papel importante en la homeostasis cardiovascular de un modo
autocrino o paracrino y que también puede estar involucrada en la
remodelación miocárdica y vascular en condiciones patológicas.
Además de la enzima convertidora de la angiotensina una
proteinasa (kinasa cardíaca) ha sido identificada en mio-cardio
humano. La diferente distribución celular y regional de la enzima
convertidora de la angiotensina y de la kinasa cardíaca tanto en
el corazón como en los vasos sanguíneos implica distintos
papeles fisiopatológicos de estas dos enzimas formadoras de
angiotensina II.
Distintos genotipos de la enzima convertidora de la angiotensina
pueden tener un efecto distinto en la hipertrofia miocárdica58 y
estos diferentes genotipos pueden ser un importante factor en
decidir sobre la terapéutica antihipertensiva en pacientes con
hipertensión esencial59.
Un sistema renina-angiotensina más activo podría explicar la
resistencia a la insulina en pacientes obesos60.
La relación del sistema renina angiotensina con las
prostaglandinas, el óxido nítrico, las endotelinas, y los
péptidos natriuréticos me ha hecho pensar en todas estas
substancias como palabras en un lenguaje, sus distintos
significados según el contexto y las distintas formas de
ensamblarse, o imaginar una «laguna dorada» con distintas
especies que se relacionan siguiendo los principios complejos del
caos.
Hay evidencias que la angiotensina II ejerce una acción directa
sobre el tamaño miocárdico y esto podría tener importancia para
explicar complicaciones y el tratamiento de la cardiopatía
hipertrófica61 y también eventualmente consecuencias
desagradables de la interrupción de este tratamiento. Por otra
parte cuando el sistema renina-angiotensina está crónicamente
activado el sistema endotelina puede ser el co-factor que conduce
a la hipertrofia miocárdica crónica62.
Sin embargo no parece haber diferencia en la hipertrofia
miocárdica entre las hipertensiones secundarias del
hiperaldosteronismo primario y con renina baja y la hipertensión
renovascular con renina alta63.
El remodelamiento del ventrículo izquierdo es un proceso
dinámico que ocurre como reacción a toda injuria miocárdica. La
respuesta a una pérdida celular como ocurre en el infarto o a la
sobrecarga hemodinámica como ocurre en la estenosis aórtica es
un intento de mantener el volumen minuto y normalizar la tensión
de la pared. Esto se cumple a través de la activación del
sistema renina-angiotensina e hipertrofia de los segmentos no
infartados64 quizás inhibiendo el mecanismo apoptósico de las
células miocárdicas. El sistema renina-angio-tensina juega un
papel integral en este proceso y su inhibición mediante
inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina ha
demostrado ser capaz de disminuir el volumen del ventrículo
izquierdo y reducir la mortalidad aunque no esté claro cómo se
ejerce ese efecto.
El sistema renina-angiotensina encuentra a las endotelinas
La activación del sistema renina-angiotensina contribuye a la
activación de la endotelina circulante y aun de la local ya que
activa la endotelina en cultivo de células miocárdicas65. Las
experiencias in vivo no sugieren que el sistema
renina-angiotensina-aldosterona juegue algún papel en la
regulación de la secreción de endotelina66. De todos modos la
producción renal de endotelina-1 está modulada por la ingesta de
sodio y puede ejercer un papel en el manejo del sodio y el agua
pero esto ocurre aun inhibiendo la enzima convertidora de la
angioten-sina67.
El sistema renina-angiotensina-aldosterona y su inhibición
Las substancias que bloquean específicamente los receptores de
la angiotensina II no sólo limitan la acción vasoconstrictora de
la angiotensina II sino que también reducen la secreción de
aldosterona. Estos efectos condicionan una reducción en la
presión arterial a través de disminuir el tono vascular y de
aumentar la excreción de sodio y agua. Los ensayos clínicos
demuestran la eficacia de estas drogas en bajar la presión
arterial y se agrega a ello un efecto uricosúrico68.
La 19-noraldosterona, una hormona producida en la adrenal humana
exhibe una potente acción mineralocor-tical e hipertensora; esta
hormona también es controlada parcialmente por el sistema renina
angiotensina69.
La inhibición del sistema renina-angiotensina es claramente
beneficiosa para la performance cardíaca y para reducir la
morbilidad y la mortalidad cuando se pierden fibras miocárdicas
de lo cual resulta insuficiencia cardíaca64.
Pero no sólo esto, inhibir la conversión de angiotensina I en
angiotensina II ha sido capaz de reducir la proteinuria en el
síndrome nefrótico aun sin ningún efecto sobre la presión
arterial70.
El sistema renina-angiotensina, de dónde viene y adónde va
De la renina para atrás a la prorrenina, el RNA mensajero de
la renina y los genes que gobiernan la formación de renina, y de
la renina hacia adelante su acción sobre el hipertensinógeno, la
formación de angiotensina I, de angiotensina II a través de la
enzima convertidora, de los receptores de la angiotensina II y sus
bloqueantes a nivel vascular, a nivel de la corteza adrenal, a
nivel del sistema nervioso y de los cardiomiocitos, las
variaciones genéticamente determinadas de la expresión del gen
de la renina pueden afectar la presión arterial71, 72.
Antagonistas de la renina como el remikiren demuestran la
actividad de la renina en la respuesta al sodio en pacientes
hipertensos74. Hace 100 años Tigerstedt y Bergmann descubrieron
la renina; que 100 años después sigamos hablando de la renina es
un logro poco común. Entender es agregar al saber un proceso
interpretativo, entender es la creación de una imagen virtual de
la realidad que realiza nuestra imaginación, imaginamos
estructuras, su ubicación y sus formas, sus cambios de posición
y sus deformaciones, a niveles microscópicos, ultramicroscópicos
y moleculares. También imaginamos funciones o finalidades y
mecanismos secuenciales y de interrelación. El sistema
renina-angiotensina ha sido un campo propicio para todas estas
creaciones de imágenes virtuales. Sin diapositivas, las imágenes
virtuales de esta conferencia serán las de vuestra propia
creación.
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La más grave, la más trascendental, la más profunda ocupación
de la vida es para muchos sujetos encontrar de qué hablar, y ha
de ser cosa que no dé quebraderos de cabeza. Casi todo lo que
pasa en el mundo no es para ellos sino motivo de conversación. Ya
lo dijo el gran humorista granadino: «la cuestión es pasar el
rato», y un escoliasta, no menos humorista que él, añadió:
«sin adquirir compromisos serios».
Miguel de Unamuno (1864-1936)
Soliloquios y conversaciones (1942). 7° edición. Madrid:
Espasa-Calpe, 1979, p 135
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