MEDICINA - Volumen 60 - Nº 5/2, 2000
MEDICINA (Buenos Aires) 2000; 60:662-664

       
     

       
   

Los ojos de Alejandro Magno

 

En un libro  sobre la historia de Grecia, el de Malet1, que utilizamos muchas generaciones  en la escuela secundaria, si se fija la atención en el  busto de Alejandro Magno (356-323 AC),  cuyo original se encuentra en el museo del Louvre,  es evidente la inclinación de la cabeza hacia el hombro derecho, tortícolis que no pasa por alto Malet al mencionarla en el texto  (Fig. 1). Aprovechando que desde hace varios años debo concurrir periódicamente al consultorio de un oftalmólogo amigo, lámpara de hendidura por medio, le pregunté sobre la razón de esa cabeza sesgada y me respondió que Alejandro podría haber padecido el síndrome de Brown o de una lesión en el cuarto par craneal.  En ambos casos está afectado el músculo oblicuo mayor (superior), uno de los músculos extraoculares, el de la mirada patética, que dirige los ojos hacia abajo y adentro. Esta es la definición del síndrome. Es un estrabismo vertical caracterizado por defectos en los movimientos oculares  congénito o adquirido. Existe una alteración en el tendón del músculo oblicuo  mayor; el acortamiento, la inflamación o el engrosamiento de la vaina del tendón resultan en la imposibilidad de que el ojo afectado pueda moverse libremente.  Es común encontrar adherencias entre el tendón del oblicuo mayor con el recto superior que impiden el deslizamiento del primero sobre el segundo. Frecuentemente el  paciente compensa este defecto inclinando la cabeza hacia el hombro opuesto al de la lesión2, 3.

Los tumores de la base del encéfalo, los traumatismos craneoencefálicos, los aneurismas del polígono de Willis, el herpes zoster y la miastenia gravis entre otros cuadros pueden lesionar el patético en tanto que son comunes las lesiones en el oblicuo mayor por mordeduras de perros3,4. El paciente con parálisis de este músculo  tiene grandes dificultades para leer y  bajar las escaleras,  y al igual que en el síndrome de Brown,  inclina la cabeza sobre el hombro del lado sano para poner los ejes oculares en una línea  y minimizar la diplopia4, 5 (Fig. 2). Esta ocurre cuando trata de girar los ojos en cualquier dirección, excepto hacia arriba,  la posición  de los ojos de Alejandro en algunas esculturas con  su  mirada enternecedora  (melting eye) que anotó Plutarco en la biografía de  Alejandro6. Las versiones en  castellano de esta obra que se encontraron (cuatro, con un precio entre $5 y $80 ) son todas copias de una traducción del griego realizada en 1916 por Ranz Romanillo7 y en donde esa frase con la descripción de la mirada es traducida como  “flexibilidad de los ojos de Alejandro”. Sigamos tratando de ver por qué nuestro sujeto podría ser bizco.  Se puede creer que  el oblicuo mayor izquierdo de Alejandro era el afectado por tener la cabeza inclinada hacia el hombro derecho hasta que se advierte que en otro de sus bustos, el  que se encuentra en el museo  de Constantinopla8, la inclinación es hacia el lado izquierdo, no hacia el derecho (Figura  3). Descartada la inversión del negativo en la reproducción y siguiendo el mismo razonamiento, el culpable de la anomalía sería el oblicuo mayor derecho. ¿Los escultores     encargados de realizar las obras habrían tomado en cuenta hacia donde ladeaba Alejandro su cabeza enrulada,  para de este modo aligerar su visión vulnerada? No lo sabemos; si bien las esculturas fueron ordenadas seguramente por el mismo Alejandro9, un número considerable de las que llegaron a           nuestros días son copias  y no puede descartarse una replicación falseada de las mismas. Tomando como referencia las obras del escultor Lisipo, Plutarco6 afirma que la posición viciosa era a la izquierda aunque  en un  catálogo de una exposición acerca de Alejandro10 hay 4 cabezas dirigidas a la izquierda y 1,  que no es la del museo del Louvre, a la derecha. No es de mucha ayuda para este asunto el famoso mosaico de Isso que se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles. Alejandro está a caballo, por el pelaje y para nuestra desilusión no parece ser  Bucéfalo ya que éste era negro y  lo que vemos es un alazán, con un jinete de ojos bulbosos y prominentes, pero de perfil,  al igual que en numerosas monedas estampadas con su imagen. Decussatio nervorum trochlearium llama Testut  al nervio patético o troclear que inerva al oblicuo mayor, con su núcleo en el mesencéfalo conectado con  los centros y vías que controlan la posición de los ojos, el único nervio craneal en cruzar la línea media y emerger por la superficie dorsal del tronco encefálico. Su trayecto periférico relacionado con el borde de la tienda del cerebelo lo predispone  a lesionarse  en los traumatismos cefálicos cerrados11. Durante una batalla en la campaña de la India Alejandro recibió un garrotazo en la nuca que lo dejó inconsciente6, aunque este accidente ocurrió unos 3 años antes de su muerte, posiblemente debida a una fiebre tifoidea y otras complicaciones12 ¿Se habrá caído el macedonio de Bucéfalo y de allí su defecto visual? Demasiada especulación y no es nuestra intención entreverarnos en esto. Retornando al  libro de May4 nos enteramos de otros detalles que vienen a complicar las cosas,  ya que en las parálisis del oblicuo menor el paciente presenta la cabeza inclinada sobre el hombro del lado enfermo, al revés de lo que ocurre con las lesiones del oblicuo mayor13. En resumen,  como no tenemos datos sobre la historia clínica, nos encontramos con que Alejandro podría haber sufrido de una afección del oblicuo mayor o del oblicuo menor, izquierdo o derecho de acuerdo al busto que usemos de referencia. Un estrabismo alternante, se podría argumentar,  si es que esa entidad existe, o simplemente el resultado de un hábito  incorregible. No lo sabemos, estamos casi a ciegas y el interrogante continúa.

 

Basilio A. Kotsias.
Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari
Facultad de Medicina, Universidad de Buenos Aires
C. de Malvinas 3150, 1427 Buenos Aires, Argentina

 

Agradezco a los Dres G. Piantoni y J.A.Barcat por la ayuda en la redacción del manuscrito y a  las Sras R.Almirón y F. Rodriguez por la confección de la figura.

 

  1.   Malet A. Historia Griega. París: Ediciones Españolas Hachette, s/f

  2.   Harley, RD. Pediatric ophthalmology. 2nd ed. Philadelphia: WB Saunders Co, 1983.

  3.   Prieto-Diaz J, Souza-Dias C. Estrabismo.  Buenos Aires: 3a ed. de los autores, 1996.

  4.   Adams R,  Victor M (editores). Principles of neurology. 5th ed. NewYork: McGraw Hill Inc, 1993.

  5.   May, Ch.H. Manual de las enfermedades de los ojos. 6a ed. Barcelona: Editorial Salvat, 1922.

  6.   Plutarch. The lives of the noble grecians and romans. New York: The Modern Library, s/f,  pp 803 y 846.

  7.   Plutarco. Las vidas paralelas. Trad. de A. Ranz Romanillo. Madrid: Librería y casa editorial Hernando, 1916, tomo IV, p 8.

  8.   Goetz W (editor). Historia Universal. Hélade y Roma,  Madrid: Espasa-Calpe, Tomo II, 1933,  p 237.

  9.   Arrian. The campaigns of Alexander. London: Penguin Books, 1971,  p 75.

10.   The Search for Alexander. An exhibition. New York Graphic Society, 1980.

11.   Glaser, JS. Neurooftalmología. Barcelona: Salvat Editores, 1982.

12.   Oldach DW, Borza EN, Benitez Michael R.  A mysterious death. N Engl J Med 1998; 338: 1764-1769.

13.   von Noorden GK. Binocular vision and ocular motility. 5th ed. St Louis: Mosby, 1996.

14.   Goldberg ME. The control of gaze. En Principles of neural science. Kandel ER, Schwartz JH, Jessell TM (eds). 4 th ed. NY: McGraw Hill, 2000.

 

Fig. 1.- Busto de Alejandro Magno, museo del Louvre de la ciudad de París. Reproducción ligeramente modificada de la figura que aparece en el libro de Malet1.

Fig. 2.- Dibujo que muestra la posición de ojo izquierdo con una lesión del músculo oblicuo mayor y la corrección de la misma cuando la cabeza se inclina hacia el lado opuesto. En base a un esquema de la referencia 14.

Fig. 3.- Busto de Alejandro Magno, museo de Constantinopla. Ligeramente modificado de la figura del libro editado por Goetz8 

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Cita leída en el Museo de Ciencias de Londres (Science Museum, Exhibition Road, London SW7 2DD, 1999-2000)

 

Emetics and Purges

 

An emetic is a drug, which causes vomiting; a purge is one which evacuates the bowels.

Both were freely perscribed in the 18th Century, when physicians favoured the more violent forms of therapy. Purgatives recommended were often salts of antimony or mercury, which in themselves are toxic. A strong advocate of such therapy was John Lettsom (1744-1813) who inaugurated a system of dispensaries in London which poorer patietns attended. a contemporary verse, which describes the treatment he administered, reads:

When any sick to me apply

I physicks, bleeds and sweats’ em

If after that they choose to die,

What’s that to me, I Lettsom.

 

 

Eméticos y Purgas

 

Un emético es una droga que causa vómitos; una purga es aquella que provoca evacuación intestinal. Ambas eran de prescripción libre en el siglo XVIII, cuando los médicos privilegiaban las formas más violentas de terapia. Los purgantes recomendados eran a menudo sales de antimonio o mercurio, que de por sí son tóxicos. John Lettsom (1744-1813) fue un fuerte partidario de tales terapias, y quien inauguró en Londres un sistema de dispensarios, donde se asistía a los más pobres. Unos versos de la época, que describen el tratamiento que él administraba, dicen (con un juego de palabras, en inglés):

Cuando enfermos a mí vienen

Los purgo, sangro y hago sudar

Si depspués de esto deciden morir

Que es esto para mí, Yo Lettsom (~ los dejo).

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The survival and prosperity of a social group depends to a large extent on the harmonious cooperation of the members of the group, and this behavior must be based on altruism. Such altruism, by furthering the survival and prosperity of the group, also indirectly benefits the fitness of the group’s individuals. The result amounts to selection favoring altruistic behavior. Kin selection and reciprocal helpfulness in particular will be greatly favored in a social group. Such selection for altruism has been demonstrated in recent years to be widespread among many other social animals. One can then perhaps encapsulate the relation between ethics and evolution by saying that a propensity for altruism and harmonious cooperation in social groups is favored by natural selection. The old thesis of social Darwinism _strict selfishness_ was based on an incomplete understanding of animals, particualry social species.

 

La supervivencia y properidad de un grupo social depende, en gran medida, de la cooperación armoniosa de los miembros del grupo y esta conducta debe estar basada en el atruismo. Tal altruismo, al fomentar la supervivencia y la prosperidad del grupo, también beneficia, indirectamente, la aptitud de los individuos del grupo. El resultado es una selección que favorece la conducta altruista. La selección por parentesco y la ayuda recíproca en particular serán, entonces, muy favorecidas en un grupo social. Tal selección por altruismo, demostrada en años recientes, está muy extendida entre muchos otros animales sociales. Uno tal vez puede, entonces, encapsular la relación entre ética y evolución diciendo que la propendida por el altruismo y la cooperación armoniosa en los grupos sociales es favorecida por la selección natural. La vieja tesis del Darwinismo social _estricto egoísmo_ estaba basada en una comprensión incompleta de los animales, particularmente de las especies sociales.

 

Enst Mayr

Alexander Agassiz Profesor of Zoology (Emeritus), Harvard University

 

Darwin’s Influence on Modern Thought. Scientific American 1999; 283: 66-71.

Artículo basado en la conferencia dictada por Mayr el 23 de setiembre de 1999 en Estocolmo

al recibir el Premio Crafoord de la Real Academia Sueca de Ciencias.