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Factores adyuvantes en las
vacunas de adn
Moisés Spitz*1, Carlos A
Velikovsky2, Juliana Cassataro1, 2 Guillermo H. Giambartolomei1, 2
1 Laboratorio de Inmunogenética, Hospital de Clínicas José de San
Martín, Facultad de Medicina; 2 Instituto de Estudios de la Inmunidad
Humoral (IDEHU) Facultad de Farmacia y Bioquímica, Universidad de
Buenos Aires.
La inmunización con ácidos nucleicos es un procedimiento de
vacunación consistente en la inyección de un plásmido de ADN
bacteriano en el que se insertó una secuencia que codifica para un
antígeno específico1 convirtiendo, de esa manera, al vacunado en un
“biorreactor” que produce el antígeno vacunante directamente en
sus células. Además de la capacidad de inducir una respuesta humoral
y celular específicas, la vacuna de ADN, debido a la presencia de
secuencias de nucleótidos que se caracterizan por tener CpG,
(citocina, fosfato guanina) no metiladas, tienen la capacidad de
modular la respuesta inmune estimulando la producción de
interleuquinas del tipo Th-1. El rol adyuvante de esas secuencias CpG
en las vacunas de ADN es hoy universalmente aceptado2. Las células
presentadoras de antígenos (CPA) se comportan como el nodo de la red
de comunicaciones que une la inmunidad innata a la adquirida, y
gracias al control que tienen sobre la expresión de las citoquinas y
las moléculas coestimulatorias, determinan la magnitud y la calidad
(Th1 - Th2) de la respuesta inmune.
Basado en evidencias empíricas Freund usó extractos de Micobacteria,
por su poder activador y modulador de la respuesta inmune, como parte
de su formula del adyuvante que aun hoy es universalmente usado en
experimentación. Estudios recientes demuestran que el ADN bacteriano
tiene secuencias inmunoestimulatorias (ISS) (Immuno Stimulatory
Sequences) que incluyen las CpG no metiladas, éstas estimulan
componentes esenciales de la inmunidad innata. En respuesta a esa
estimulación, los macrófagos, los monocitos y las células
dendríticas, secretan las citoquinas proinflamatorias IL-6 e IL-12 y
aumentan la expresión de moléculas coestimulantes CD80, CD86 y
CD403. Estos hallazgos sugieren que el sistema inmune innato de
mamíferos ha evolucionado de manera tal que reconoce y reacciona
contra secuencias características del ADN bacteriano por medio de
receptores que reconocen estructuras o perfiles moleculares (PRR)
(pattern recognition receptors). Esos receptores detectarían el ADN
del patógeno invasor emitiendo una “señal de alarma”3 para el
sistema inmune. Para que la respuesta a una infección sea efectiva y
duradera, el sistema inmunológico adaptativo requiere señales que le
den indicaciones precisas sobre la procedencia del antígeno y del
tipo de respuesta a producir. Esta información le es suministrada por
el sistema de inmunidad innata. Los macrófagos, deben reconocer las
estructuras moleculares asociadas al agente invasor (PAMPs) (Pathogen
Associated Molecular Patterns) que diferencian al patógeno del
huésped y que además le permiten discriminar entre diferentes
patógenos.
La capacidad de estimular y su efecto biológico depende de la
secuencia de ADN específica y de la especie de mamífero estudiada.
Así es que mientras algunas secuencias estimulan preferentemente
células murinas otras lo hacen sobre células humanas, sin embargo
las secuencias de ADN que activan las células inmunes del humano y
del ratón se diferencian tan solo en un nucleótido siendo la
secuencia óptima para el ratón GACGTT y para el humano GTCGTT2.
El ADN bacteriano se comporta como un adyuvante en eucariotes. La
exposición de vertebrados al ADN bacteriano activa la respuesta
inmune innata estimulando las CPA y las NK que se encargan de promover
preferentemente la inducción de una respuesta Th1 y células
citotóxicas (CTL)4, de vital importancia en la protección contra
patógenos intracelulares. Las células B, las NK, las dendríticas
(CD) y los macrófagos son activadas directamente por el ADN
bacteriano. La respuesta de las CD y los macrófagos a la
estimulación con ISS in vivo es muy importante por cuanto se las
considera las células iniciadoras de la respuesta inmune5.
Los macrófagos son activados directamente por las CpG-ODN (CpG Oligo
Deoxi Nucleótido) se vuelven citotóxicas y producen TNF-a, IL-12,
IL-18 e IFN-a/b. Estas citoquinas estimulan, a su vez, la producción
de IFN-g por las células NK en la fase innata y por las células Th1
en la fase adaptativa de la respuesta a las CpG-ODN-antígeno. Este
IFN-g a su vez estimula las CPA cerrando, de esta manera, un círculo
virtuoso6.
Las CD, consideradas las células centinelas que hacen puente entre la
inmunidad innata y la adaptativa son activadas por las CpG-ODN. En
respuesta a esa estimulación producen IL-6, IL-12 y TNF-a. La IL-12
se encargaría de activar las células T colaboradoras (Th-1) El
tratamiento de CD, in vitro, con CpG-ODN resulta en la estimulación
de las moléculas coestimulatorias ICAM-1 (CD54), y CD40 y en el
aumento del nivel de MHC clase II y CD867.
Las CpG-ODN pueden activar directamente las células B como parte de
la respuesta innata (independientemente de la presencia de un
antígeno) y también pueden actuar como señal coestimulatoria. Las
células B estimuladas, in vitro, con CpG-ODN, proliferarán y
comenzarán a producir IgM policlonal sin la ayuda de células T
colaboradoras. También producirán altos niveles de IL-6 e IL-12.
Las CpG-ODN inducen la actividad lítica y la secreción de IFN-g por
parte de las células NK. Sin embargo las células purificadas en el
laboratorio requieren de la presencia de IL-12, TNF-a e IFN-a/b
producidos por las CPA. Aunque las NK producirán IFN-g serán las
células CD4+, las que contribuirán, más tarde, con la mayor parte
de estas citoquinas.
Las células T no son activadas directamente por ADN bacteriano ni por
las CpG-ODN tampoco participan de una respuesta innata a CpG-ODN7, sin
embargo tanto las CD4+ como las CD8+ son de vital importancia para una
respuesta Th1 a una vacunación génica.
La respuesta a la vacunación génica o a la inyección conjunta de
CpG-ODN/antígeno, se manifiesta en la generación de células
citotóxicas (CTL) y Th1 con un predominio de IgG2a sobre IgG1 y un
incremento de interferón gamma acompañado de una reducción de IL4,
IL5 e IL10.
La generación de una fuerte respuesta Th1 puede evitar y aun
suprimir, en caso de que estuviera instalada, una respuesta Th2 contra
el mismo antígeno. Recientes publicaciones sobre experimentos en
monos y humanos con una vacuna génica de primera generación indican
que se generó una pobre respuesta inmune8. Aparentemente esa
respuesta pobre se debería a la baja cantidad de antígeno expresado,
o a la sensibilidad de las uniones fosforodiester (P)ODN a las
nucleasas lo que hace que tengan una vida corta (de alrededor de unos
20 minutos) por cuya razón tendrían que ser inyectadas repetidamente
para alcanzar una concentración intracelular adecuada y con ello un
efecto adyuvante.
Por una modificación química, se puede convertir la unión
fosforodiéster en un fosforotioato, ((S)ODN), logrando que el
oligodeoxinucleótido se vuelva resistente a la degradación
enzimática.
Es muy poco lo que se conoce sobre los mecanismos de acción de las
CpG. Para Hemmi el receptor de los CpG-ODN9 es un receptor muy
parecido al Toll de la Drosófila (Toll Like Receptor) (TLR9) que
sería el encargado de reconocer las secuencias CpG-ODN.
El nombre Toll es circunstancial y no tiene nada que ver con las
características biológicas ni funcionales de la molécula.
Estudiando el desarrollo embrionario de la mosca de la fruta
Nüsslein-Volhard y Wieschaus descubrieron un mutante letal que
afectaba el perfil embrionario de la Drosophila melanogaster. Ninguno
de los huevos puestos por una hembra heterocigota fue fértil. Cuando
Wieschaus le mostró el perfil de la cutícula de los embriones
estériles a Nüsslein-Volhard, ésta exclamó “Toll”, que en
lunfardo alemán significa algo así como “imposible”, “que
locura”. Está claro que la participación de Toll en la respuesta
inmune no pudo ser deducida de su acción sobre el desarrollo
embriogénico de la mosquita. En cambio se pudo establecer su función
en estudios sobre la activación de genes inducidos por la
infección10 donde las proteínas Toll muestran una marcada
especificidad por el perfil molecular del ligando, reconociendo
específicamente hongos, bacterias Gram positivas y Gram negativas.
Diferentes proteínas de la familia Toll de Drosophila activan
distintos circuitos intracelulares e inducen la producción de
proteínas antimicrobianas específicas que matan a los patógenos.
Todos los miembros de la familia Toll de mamíferos son proteínas de
membrana que la atraviesan una sola vez y que poseen un dominio
extracelular muy parecido entre ellas y rico en leucina LRR
(leucine-rich repeats) y un dominio citoplasmático de unos 200 amino
ácidos que es muy parecido al receptor de la IL-1, Toll/ IL-1
receptor, (TIR).
La decisión del sistema inmune de responder con una reacción tipo
Th1 o Th2 dependerá de varios factores entre los que cabe destacar
las citoquinas del medio donde el antígeno se va a encontrar por
primera vez con las células inmunes específicas. Si ese encuentro se
realiza en un medio con citoquinas del tipo Th1 seguramente se
producirá una reacción del tipo Th1. Estudios epidemiológicos
sugieren que infecciones con Mycobacteria a edad temprana que induce
una respuesta tipo Th1, protegerían contra el desarrollo subsecuente
de atopías incluyendo asma11. La inmunoterapia actual, si bien
efectiva en algunos casos, tiene el inconveniente de ser un
tratamiento a largo plazo con múltiples inyecciones que encierra,
aunque en muy bajo porcentaje, el peligro de la anafilaxia12. Por otra
parte los intentos de modificar químicamente los alergenos resultaron
en la reducción y modificación de su antigenicidad. En algunos
modelos experimentales de enfermedades atópicas la inyección de
IL-12 pudo reducir la producción de IL-4 y aumentar el IFN-g en los
fluidos de las vías respiratorias resultando en una reducción de la
eosinofilia13. Sin embargo ensayos clínicos con el uso de IL-12
resultaron en una marcada morbilidad y aun en casos de mortalidad.
Más aún, en modelos experimentales se ha visto que la inyección de
IL-12 agrava la inflamación eosinofílica.
Por otro lado se ha demostrado que la vacunación génica con un
plásmido que codifica el antígeno bgalactosidasa (b-gal) induce una
fuerte respuesta Th1. Esta respuesta será dominante sobre una
anterior o posterior del tipo Th2 producida por la inyección de
b-gal/alum. En particular la síntesis de IgE será completamente
inhibida si el plásmido se da antes que la b-gal/alum. Además Hsu y
col.14 comunicaron que la inyección del plásmido codificando el
alergeno Der p 5 del gorgojo del polvo de habitación (dermatófago)
inhibe la inducción de alergia por posteriores inyecciones del
alergeno. Esta protección pudo ser transmitida a ratones vírgenes
por el transplante de células T CD8+14.
Secuencias inmunoestimulatorias conjugadas con alergenos han podido
convertir la reacción Th2 del alergeno Amb a1 de ragweed (ambrosia)
en una reacción favorable tipo Th115. Esta respuesta duró por lo
menos 6 semanas. La inyección conjunta del alergeno y la secuencia
CpG-ODN sin conjugar es mucho menos efectiva en la inducción de la
respuesta Th1.
De lo expuesto surge que el empleo de las vacunas de ADN y los
conjugados de alergeno-CpG-ODN en el terreno experimental resulta
promisorio y ya hay ensayos clínicos en marcha. Estas vacunas
podrían ofrecer tratamientos de las alergias más seguros y más
efectivos que las terapias actuales.
Entonces estas secuencias CpG han mostrado ser potentes adyuvantes; si
a esto sumamos su bajo costo de producción, su estabilidad y la
posibilidad de usarlo con diferentes tipos de vacunas podemos estar
seguros de estar frente a un gran adelanto en la vacunología.
Dirección electrónica: labingen@fmed.uba.ar
Fax: (54-11) 5950-8758
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