El mundo de Cristina

 

Notas para advertir, entretener y relacionar lo nuevo con lo viejo, sin un análisis detallado ni opinión formada. Son bienvenidos los comentarios a revmedbuenosaires@gmail.com o a Basilio A. Kotsias, kotsias@retina.ar


 

 

Al mirar una obra de arte, el espectador se enfrenta no solo a los valores compositivos de formas, colores o materialidad, sino también a un proceso de reconocimiento estético que va más allá de lo observable. Con el conocimiento de su historia o detalles se aprecia la obra de manera diferente a la que percibimos la primera vez y que va más allá de la experiencia sensorial. Una pintura de Andrew Wyeth (EE.UU. 1917-2009) permite ilustrar lo dicho. Christina World’s (El Mundo de Cristina) que se expone en el Museo de Arte Moderno de Nueva York es uno de las obras más conocidas del siglo XX. Pintada en 1948, representa una chica vestida de rosa arrastrándose sobre la hierba y tratando de alcanzar una casa en lo alto de la colina, una imagen típica entre los paisajes de Maine y sus habitantes. En el cuadro, la joven que representa a Christina Olson, la modelo de la cabeza y el torso, es la esposa del pintor. Christina, vecina del artista, sufría una afección neurodegenerativa que le impedía caminar, y los dedos de la mano curvados hacia adentro, la deformación en el codo y la escasa masa muscular de los brazos son indicios de una enfermedad. Si se conocen estos datos el cuadro ya no transmite la misma bucólica y tranquila sensación inicial. Varios investigadores se abocaron a conocer la enfermedad de Christina, en principio una enfermedad neurológica, y la primera fue poliomielitis ya que Olson nació en una época donde era muy prevalente. Sin embargo, la evolución de su enfermedad y otras características conspiró contra ese diagnóstico presuntivo y un trabajo reciente de médicos de la Clínica Mayo sugiere que pudo haber sufrido de la enfermedad de Charcot-Marie-Tooth, una enfermedad neurodegenerativa de diversa etiología genética, autosómica dominante o recesiva o asociada al cromosoma X y una prevalencia de 10-80 /100 0001. El patrón de Christina estaría asociado a la mutación MFN2, uno de los genes afectados en esta enfermedad. Los autores utilizaron los servicios de una supercomputadora a la que le suministran todos los datos clínicos de la enferma comparándolos con una enorme base. El diagnóstico del sistema, denominado ORIGAMI, confirmó el diagnóstico humano2. Retornamos a los dos actores principales de la obra, el artista y el sujeto: Christina Olson, que falleció en 1968 a los 74 años y Andrew Wyeth, que murió en 2009 a los 91años, están enterrados en el mismo cementerio de Maine. La casa de los Olson puede visitarse3.


1. Barreto LC, Oliveira FS, Nunes PS, et al. Epidemiologic study of Charcot-Marie-Tooth Disease: A systematic review. Neuroepidemiology 2016;46: 157-652. 2. Patterson MC, Cole TB, Siegel E, Mackowiak PA. A patient as art. Andrew Wyeth’s portrayal of Christina Olson’s neurologic disorder in Christina’s world. J Child Neurol 2017; 883073817700603. doi: 10.1177/0883073817700603. 3. Farnsworth Art Museum. En: http://www.farnsworthmuseum.org/olson-house