Actualizado 17 de septiembre 2022
En los últimos años se han comprobado conexiones entre las bacterias intestinales y enfermedades del intestino, diabetes y la artritis.
Un consorcio internacional dirigido por investigadores de la ciudad de San Francisco, EE.UU. ha demostrado diferencias significativas entre los perfiles de bacterias intestinales de pacientes con esclerosis múltiple (EM) e individuos sanos, así como entre pacientes con EM que reciben diferentes tratamientos farmacológicos. También se demostraron nuevos mecanismos por los que estas bacterias pueden influir en el desarrollo de la enfermedad y la respuesta al tratamiento.
El consorcio de científicos que participan reclutó a un gran número de pacientes con EM de tres continentes y seleccionó controles genéticamente no relacionados de los mismos hogares que los pacientes. El estudio publicado en Cell, describe las diferencias entre los perfiles de microbioma intestinal de 576 pacientes y un número igual de controles domésticos en Estados Unidos, Reino Unido, España y Argentina.
Los datos revelan docenas de nuevas especies de bacterias asociadas con la EM y confirmar otras especies que anteriormente solo se habían asociado con la enfermedad. También encontraron que la mayor fuente de variación en las especies de bacterias esta vinculada a la ubicación geográfica de los participantes, lo que confirmó la importancia de la ubicación y las variaciones locales en la dieta para el microbioma intestinal. La segunda mayor fuente de variación fue el estado de la enfermedad de un participante, que es lo que esperaban los investigadores.
Los hallazgos de este estudio son principalmente descriptivo y el próximo proyecto requerirá nuevos estudios con bacterias individuales para comprender sus perfiles metabólicos. Así algunas de las bacterias asociadas con la EM parecen desempeñar un papel en ayudar a procesar la fibra de las plantas, cuyos subproductos tienden a encontrarse en mayores concentraciones en pacientes con EM. Otras especies parecen tener influencia sobre los mecanismos inflamatorios y la de producción de energía de la célula.
Los investigadores también encontraron que los pacientes tratados con un inmunomodulador conocido como interferón beta-1a, la terapia más antigua para la EM, tienen concentraciones más bajas de ácidos grasos de cadena corta en las heces y concentraciones más altas en la sangre. Los ácidos grasos de cadena corta son conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, por lo que esto sugiere que el interferón actúa aumentando el transporte de estas moléculas desde el intestino hasta el torrente sanguíneo, y podría ser uno de los mecanismos de acción del interferón.
iMSMS Consortium. Electronic address: sergio.baranzini@ucsf.edu; iMSMS Consortium. Gut microbiome of multiple sclerosis patients and paired household healthy controls reveal associations with disease risk and course. Cell 2022;185:3467-86.