Actualizado 18 de junio, 2023
A los pacientes hospitalizados que desarrollan una lesión renal aguda (IRA) generalmente les va mal después de ser dados de alta y tienen pocas opciones para un tratamiento eficaz.
Un estudio publicado recientemente en American Journal of Kidney Diseases sugiere que nuevas pruebas podrían mejorar esta narrativa. En el estudio, alrededor del 30% de los pacientes que ingresaron al hospital desarrollaron IRA, lo que significa que en cuestión de horas o días, sus riñones podrían estar fallando debido a una reacción a los medicamentos o contrayendo sepsis.
Las causas de la IRA varían. Por ejemplo, la sepsis, la medicación y el suministro inadecuado de sangre en alguien que se somete a un bypass cardíaco son causas potenciales de lesión renal. También se da el caso de que, dentro de los riñones, diferentes tipos de células pueden lesionarse en el proceso de la IRA.
La forma en que se diagnostica la lesión renal aguda hoy en día se basa en un simple análisis de sangre de la función renal o un cambio en la producción de orina. Estas herramientas de diagnóstico o detectan la causa específica de la lesión ni predicen qué personas tendrán más probabilidades de responder a un tratamiento o recuperar la función renal.
En el estudio, los investigadores analizaron retrospectivamente a 769 pacientes con IRA y 769 sin la afección, y los siguieron durante cinco años después del alta hospitalaria. Los investigadores encontraron dos subgrupos o subfenotipos de IRA molecularmente distintos que se asociaron con diferentes perfiles de riesgo y resultados a largo plazo.
Los pacientes de un grupo tenían tasas más altas de insuficiencia cardíaca congestiva, mientras que otro grupo tenía tasas más altas de enfermedad renal crónica y sepsis. Los pacientes del segundo grupo también tenían un 40 % más de riesgo de eventos renales adversos importantes cinco años después, en comparación con el primer grupo.
La edad, el sexo, la tasa de diabetes o el procedimiento quirúrgico mayor como causa de LRA no fueron diferentes entre los subgrupos de la IRA. Este hallazgo sugiere que los factores clínicos comúnmente medidos pueden no predecir los subgrupos de AKI, y que la identificación requiere la medición de biomarcadores en sangre y orina.
Los autores señalan que existe evidencia clara de que existe una heterogeneidad sustancial dentro del síndrome clínico . Las variables clave que diferenciaron los subfenotipos incluyeron marcadores de inflamación de respuesta del huésped, como sTNFR-1, IL-6, IL-10, y marcadores urinarios de lesión tubular e inflamación, como NGAL urinario e IL-18. Cabe destacar que la creatinina sérica ocupó el puesto 20 entre las 29 variables para diferenciar las clases 1 y 2.
Bhatraju PK, Prince DK, Mansour S et al. . Integrated Analysis of Blood and Urine Biomarkers to Identify Acute Kidney Injury Subphenotypes and Associations With Long-term Outcomes. American Journal of Kidney Diseases 2023. (in press) DOI 10.1053/j.ajkd.2023.01.449