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La pérdida de la
memoria en la demencia, viejo drama y nuevas hipótesis
Salomón Muchnik
Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, Facultad de
Medicia, Universidad de Buenos Aires
Lo racional vinculado a la enfermedad de Alzheimer fluye, en este
momento, incontenible
desde las diversas áreas de investigación; por otro lado, el sentir
del hombre, frente a la
muerte, frente a la pérdida de aquellos propiedades que lo definen
como tal se mantiene
inmutable1. Borges2 en el raves en Deya' hace el relato, de una
demencia sin esperanza
alguna, sin lucha: "Robert Graves, ya fuera del tiempo y de los
guarismos del tiempo está
muriéndose, muriéndose y no agonizando, porque la agonía es
lucha". García Márquez en
100 años de Soledad muestra de una manera diferente como toda la
sociedad de Macondo
luchaba contra el olvido cada vez más tenaz que afectaba a su gente,
es posible dándose
tiempo a la llegada del elixir milagroso: "Pero todas las medidas
fueron inútiles, aun la de Pilar Ternera que tirando los naipes
concibió el artificio de adivinar el pasado en las barajas como antes
había leído el futuro". La vivencia dramática del comienzo de
la pérdida de memoria y la certeza del paciente que ésta llegará a
destruirse totalmente, sumada a la desesperada necesidad de transmitir
sus recuerdos antes que se desvanescan es relatada por Elie Wiesel en
su novela El olvidado3, de la que transcribo la Oración de Elhanan,
que más que oración es un conmovedor ruego:
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, no olvides a su hijo, que
apela a ellos.
Tu sabes bien, fuente de toda memoria, que olvidar es abandonar, que
olvidar es repudiar; no me abandones, Dios de mis padres, porque yo
nunca Te he repudiado.
Dios de Israel, no rechaces a un hijo de Israel que, con todo su
corazón, con toda su alma, quiere estar unido a la historia de
Israel.
Dios y Rey del universo, no me destierres de ese universo.
De niño aprendí a venerarte, a amarte, a obedecerte; ayúdame a no
olvidar al niño que fui.
De adolescente, repetí la letanía de los mártires de Mainz y de
York; no lo borres de mi
memoria, Tu, que no borras nada de la tuya.
De adulto he aprendido a respetar la voluntad de nuestros muertos;
impide que olvide lo que he aprendido.
Dios de mis antepasados, haz que el vínculo que me une a ellos
permanezca sólido y entero.
Tu que ha elegido residir en Jerusalem, haz que yo no olvide
Jerusalem. Tu que acompañas a tu pueblo en su dispersión, haz que yo
lo recuerde.
Dios de Auschwitz, comprende que debo acordarme de Auschwitz. y que
debo recordártelo.
Dios de Treblinkka, haz que la evocación de ese nombre continúe
haciéndome temblar, Dios de Belzec, dejame llorar sobre las víctimas
de Belzec.
Tu que compartes nuestros sufrimiento, Tu que participas en nuestra
espera, no me alejes de los que Te han albergado en su corazón y en
su morada.
Tu que prevés el futuro de los hombres, ayúdame a no alejarme de mi
pasado.
Dios de justicia, sé justo para mi. Dios de caridad, sé bueno
conmigo. Dios de misericordia, no me precipites en el kafhakela, ese
abismo donde toda la vida, toda esperanza y toda luz están cubiertas
de olvido. Dios de verdad, acuérdate de que, sin la memoria, la
verdad se convierte en mentira, pues que sólo toma la máscara de la
verdad. Acuérdate de que, gracias a la memoria, el hombre es capaz de
regresar a las fuentes de su nostalgia por Tu presencia.
Acuérdate Dios de la historia, de que has creado al hombre para que
recuerde. Tu me has traído al mundo, Tu me has protegido en el tiempo
de los peligros y de la muerte para que testifique: pues bien: que
testigo sería yo sin mi memoria?
Has de saber, Dios que no quiero olvidarte. No quiero olvidar nada. Ni
a los muertos ni a los vivos. Ni las voces ni los silencios. No quiero
olvidar los momentos de plenitud que han enriquecido mi existencia, ni
las horas de desamparo que me han desesperado.
Aunque Tu me olvidases, Dios, yo me niego a olvidarte.
No han variado mucho algunos aspectos negativos del conocimiento de
la enfermedad
de Alzheimer (EA): no existe un modelo experimental aceptado
universalmente, ni ensayos diagnósticos con sensibilidad y
especificidad adecuada. Muchas hipótesis etiopatologénicas se
disputan ser las que mejor explican la enfermedad, algunas con más
probabilidades en este momento, solas o asociadas, algunas casi
descartadas pero no del todo.
Hipótesis del prion
De las hipótesis etiológicas la que la vincula con un prion que
iniciaría el camino hacia una
amiloidogénesis anormal (producción de amiloide insoluble) no
existen pruebas convicentes en la enfermedad de Alzheimer5.
Hipótesis del b-amiloide
Una gran parte de la investigación de la EA está focalizada sobre
el b-amiloide8. Ejemplos al respecto incluyen, el análisis de las
mutaciones del gen de la proteína precursora del b- amiloide (APP) en
pacientes con EA, ratones transgénicos con formas alteradas del gen,
administración experimental de b-amiloide tratando de lograr un
modelo experimental adecuado.
La presencia en los vasos y placas cerebrales de depósitos fibrilares
como fibras de amiloide y como pares helicoidales de filamentos en los
tangles ha servido de fundamento para incluir a la EA como una
amiloidosis cerebral1, 9.
Hipótesis de la alteración de la membrana o hipótesis
alternativa y/o complementaria
Esta hipótesis priorisa los cambios en la composición de la
membrana celular enel
envejecimiento normal, en la EA y otras enfermedades relacionadas al
envejecimiento y los vincula con un defectuoso sistema de
transducción que dispara la liberación de
neurotransmisores. El defecto consiste en una falla de acoplamiento de
la Proteína G a sus
receptores y efectores. Una demostración directa de alteraciones
fisicoquímicas en el cerebro de la EA fue lograda por el método de
disfracción de rayos X de pequeño ángulo6. Se han publicado una
variedad de ejemplos donde los sistemas de transducción están
alterados:
cambios en receptores de alta afinidad, reducción de su sensibilidad
normalmente mediadas por GDP y GTP, reducción en la formación de
fosfoinositol 4, 5 bisfosfato (PIP2)8, disminución de la tinción
para protein quinasa C en la corteza frontal10, disminución de la
producción de cAMP en fibroblastos11, etc.
Los defensores de esta hipótesis estiman que los cambios citados
ofrecen un mejor modelo que el sólo basado en el b-amiloide, y lo
ejemplifican diciendo que la reducción del tono colinérgico
(resultante de una altrada señal de transducción) aceleraría el
depósito de lb-amiloide6.
Hipótesis vinculada al stress
Sapolsky y col12 describieron que niveles altos de glucocorticoides
en ratas y primates
causan daño en el hipocampo y que este daño es mayor con la edad.
Ellos propusieron
lamarla glucocorticoide-dependent cascade hypothesis o también
amyloid cascade
hypothesis. Está en lo escencial postula que el stress y la excesiva
secreción de
glucocorticoides podría en la vejez provocar un down regulation de
los receptores a los
corticoides que a su vez pertubaría la nrmal autorregulación
negativa favoreciendo por el
contrario una mayor concentración de corticoesteroides activando una
cascada co npérdida neuronal especialmente en el hipocampo tan
relevante para las funciones mnésicas. Bien es sabido que la EA
vulnera especialmente esta área. La cascada comenzaría por una
pérdida de la homeostasis cálcica13 llevando luego a la muerte
celular y a la formación de tangles neurofibrilares. Ya más en
relación con la formación de amiloide la "amyloide cascada
hypothesis", postula que las anormalidades en la homeostasis del
Ca2+ afectan al APP, que a su vez desestabiliza el balance de Ca2+.
Luego la APP anormal produce depósito de amiloide, hecho relevante de
la EA6.
Hipótesis tóxica
Se apoyaba en la presencia de mayor concentración de Al3+ en
ancianos y en las placas
seniles y los tangles, la ausencia de lesiones tipo EA en la demencia
dialítica, y en operarios de las mismas de Al3+ le redujeron
credibilidad.
Hipótesis angiopática
La falla de la barrera hematonerviosa con una mayor permisividad a
la entrada al sistema
nervioso de proteínas séricas (entre ellas amiloides provenientes de
otras vísceras) como
mecaniso patógeno, y las lesiones de engrosamiento e nlos vasos con
depósito de amiloide en la membrana basal como elemento anatómico,
le dan sustento a esta hipótesis.
Bibliografía
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Rev Neurol Arent 1994; 19: 45-7.
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