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INFECCION RESPIRATORIA EN HOMBRE CON LES
Reunión anatomoclínica efectuada en el Instituto de
Investigaciones Médicas Alfredo Lanari el 29/III/1996.
Editores: Dres. H. Lago
y H. Grinberg
Historia clínica Nº 55680. Edad: 57 años, sexo: masculino, fecha
de ingreso: 20/04/95, fecha de defunción: 20/05/95.
Paciente con diagnóstico de lupus eritematoso sistémico hecho en
Julio de 1979 por
presentar eritema facial, artritis, FAN positivo, antiDNA positivo y
cuerpos LE positivos;
presentaba además latex positivo, odinofagia y disfagia para sólidos
(tránsito esofágico: signo de la valécula), pérdida de peso, una
biopsia de piel que demostró tromboflebitis de los vasos dérmicos,
abotagamiento facial y disnea CF II-III. Recibió tratamiento con
aspirina, indometacina y prednisona con buena respuesta pero
persistiendo la disnea.
El 14/04/80 se internó por disnea progresiva que llegó a CF III. Al
examen físico presentó vibraciones vocales disminuidas en la base
derecha con matidez, disminución de la entrada de aire bibasal y
columna mate. La radiografía de tórax evidenció derrame pleural
bilateral a predominio derecho con elevación de ambas cúpulas
diafragmáticas. El electrocardiograma mostró ritmo sinusal, eje en
30º con alteraciones de la repolarización en la cara anterior.
Entre 1980 y 1986 evolucionó asitomático, resolvió el derrame
pleural, se agregó hipertensión arterial en 1981 por lo cual
recibió diuréticos; la función renal era normal. En 1985 el
funcional respiratorio mostró CVF 2,51 (53%), VEF1: 1,91 (53%),
CV/VEF1 (80%).
El 15/04/86 se efectuó una radioscopía que evidenció derrame
pleural mínimo. El 19/04/86 se eralizó un examen funcional
respiratorio que mostró una capacidad vital (CV) de 1,91 (40%),
volumen espiratorio forzado en el primer segundo (VEF1) de 1,35 (35%);
CV/VEF1: 71%, sin modificación con brnocodilatadores, presión
inspiratoria máxima-100 mm de Hg (VN: -112 ± - 20). Laboratorio:
Hto: 50%, GB 730 xmm3, Hb 15,7 g, creatinina 0,75 mg, Na 137 mEq/1, K
3,7 mEq/l, urea 0,30 g, calcemia 10,2 mg, fosfatemia 4,7 mg, FAL 35 U,
GOT 4U, GPT 2U, Quick 77%, crioglobulinas negativo y sedimento
urinario normal. Recibió tratamiento con corticoides (20 mg de
prednisona) y se otorgó elalta el 25/04/86.
El 21/11/86 se internó por segunda vez por astenia, poliuria,
polidipsia y pérdida de peso. Al examen físico PA 130/90, FC 86,
lúcido, orientado en tiempo y espacio. Glucemia 7g, GB 7100, Hto 49%,
VSG 23 mm, urea 0,60, creatinina 0,84 mg, clearance 160 ml/min,
cetonemia negativo, PO2 78 mm de Hg, PCO2 40 mm de Hg, pH 7,37,
bicarbonato 23 meq/l, EB+ 2, AG 14 mEq/l, Cloro 106 mEq/l, Na 143, K 4
mEq/l, sedimento urinario normal. Recibió tratamiento con
hidratación, insulina, potasio y corticoides con buena evolución. El
02/03/88 consultó por lesiones ampollares en brazos y dorso de las
manos de dos meses de evolución e hipertricosis malar. Tenía GOT
169, GPT 180, Gama GT 136 y FAL normal. Se hizo diagnóstico de
porfiria cutánea tarda, dado que tenía porfirinas totales en orina
de 8,056 mg/24 hs (VN: 20 a 250); la ala-dehidrasa en sanger 0,529
U/ml (VN: 0,688 ± 0,232 U/ml). Recibió tratamiento con sangrías y
nivaquine, con buena evolución de las lesiones cutáneas.
Se realizó una prueba de jercicio: basal: PO2 110, saturación de O2
97,2%, pH 7,40, PCO2 36 y bicarbonato 22; en ejercicio PO2 74,
saturación 93%, pH: 7,37, PCO2 36, bicarbonato 21. El 04/04/90
consultó por tumefacción dolorosa con signos de flogosis en el brazo
derecho y fiebre por lo cual recibió tratamiento con antibióticos.
El cultivo fue negtivo y la biopsia demostró fascia muscular con
cambios regenerativos vasculares. Glucemia 0,85, hto 49%, GB 14.100,
VSG 90, urea 0,65 y sedimento urinario normal. En 1994 se constató
proteinuria de 24 horas de 3 g/l; la capacidad vital era de 51% con
caída de 13% en el decúbito dorsal; la radioscopía presentó una
disminución moderada de la movilidad del hemidiafragma derecho, la
latencia frénica fue normal. La tomografía computada (TC) mostró
trayectos fibrosos en el lóbulo inferior derecho. El eco-doppler
cardíaco mostró hipertensión pulmonar leve de 38 mm de Hg de
presión sistólica e insuficiencia aórtica leve. El 20/04/95 se
internó por tercera vez por disnea CF III-IV, fiebre, tos con
espectoración purulenta de una semana de evolución, pérdida de peso
de 7 kilos, astenia, adinamia y anorexia. Recibía tratamiento con
corticoides, enalapril y teofilina. pesaba 74 Kg, media 1,70 m,
frecuencia cardíaca 88, frecuencia respiratoria 36, temperatura 38º,
presión arterial 130/60, lúcido, telangiectasias malares, úlceras
en miembros inferiores y una placa eritematosa en el tórax, se
auscultaban rales crepitantes en la base derecha. En la radiografía
de tórax había una relación cardiotorácica aumentada y tenía
infiltrados retículo-nodulares bibasales. El electrocardiograma
presentó un hemibloqueo anterior izquierdo y QR en DII, DIII, AVBL
con T negativas en DIII. Hematocrito 45%, GB 8900, glucosa 5g, Na 129,
K 4,6, PO2 46,2, PCO2 28,4, pH 7,44, bicarbonato 19, saturación
81,5%, FIO2 0,21, a/A 0,39, urea 0,9 g, na urinario 36 mEq/l, K
urinario 27 meq/l, U/P de urea 13. Se internó en terapia intensiva y
se administró insulina, oxígeno y corticoides.
El 21/04/95 se intentó presión positiva continua en la vía aérea
(CPAP) pero desarrolló
insuficiencia respiratoria motivo por el cual ingresó en asistencia
respiratoria mecánica. El
electrocardiograma presentó un supradesnivel del ST de 2 mV en DI,
AVR y de V2 a V4.
Proteinuria 0,6 g/l, VSG 96 mm, enzimas hepáticas normales CK 28,
creatinina 1,87 mg, urea 0,9 g, con FIO2 de 1, PO2 71, saturación
90,7%, pH 7,29, PCO2 38,8, bicarbonato 18, exceso de base - 7,5, a/A
0,11, Pa/FIO2 71. El 22/04/95 se auscultaba un ritmo en tres tiempos y
rales crepitantes bibasales. Se decidió colocar un catéter de
Swan-Ganz; se evidenció trastorno respiratorio agudo del adulto. El
electrocardiograma presentó rectificación del ST de V1 a V6, CK 139
y el eco-cardiograma mostró un ventrículo izquierdo dilatado con
buena función sistólica. La radiografía de tórax mostró
infiltrados pulmonares en los cuatro cuadrantes. Se decidió realizar
un balance negativo, pulsos de metilprednisolona (3 g en tres días),
trimetroprima - sulfametoxazol, ceftriaxone, roxitromicina y
dobutamina en dosis inotrópicas. El 26/04/95 se realizó un aspirado
endotraqueal cual se aisló Pneumocistis carinii, HIV negativo,
cultivo de la punta del catéter Enterococus s/p. El 04/05/95
continuaba en asistencia respiratoria mecánica, febril 38º, con
mejoría de a/A de 0,30, creatinina de 2,14 mg, clearance de
creatinina de 21 ml/minuto, LDH 533, albúmina 2,2 mg y un nuevo
ecocardiograma evidenció ventrículo izquierdo con adecuada función
global y severa hipoquinesia apical. El 07/05/95 se aspiraron
abundantes secreciones y el a/A cae a 0,18, la tomografía computada
de tórax mostró bronconeumonía. El 09/05/95 se realizó
traqueostomía. La radiografía de tórax mostraba la persistencia de
los infiltrados en los cuatro cuadrantes y se decidió tratarlo con
ceftazidime. El 10/05/95 se preentó en ateneo clínico y se decidió
continuar con igual plan terapéutico y se rotó el antibiótico a
imipenem debido al aislamiento de Acinetobacter en secreciones
pulmonares. El 11/05/95 recibió fluconazol por el hallazgo de
cándida en la orina y el 14/05/95 se aisló la misma en una punción
suprapúbica y
en secreciones respiratorias por lo que se inició anfotericina B. El
16/05/95 tenía HTO 37 GB 13700, urea 0,6 g, creatinina 1,4, a/A de
0,12 con presión positiva en la vía aérea (PEEP) de 8. Se decidió
comenzar con hemofiltración continua para el tratamiento del
trastorno respiratorio agudo del adulto, sin mejoría significativa.
El 18/05/95 desarrolló hipotensión a pesar de recibir dopamina en
alta dosis y el 20/05/95 presentó bradicardia y un paro cardíaco sin
respuesta a maniobras de reanimación.
Discusión radiológica
Dra. G. Di Paola: La radiografía de tórax de abril de 1985
mostró imágenes con trazos
lineales bibasales, un bloqueo del seno costofrénico izquierdo,
elevación del diafragma
derecho y una relación cardiotorácica aumentada. La placa de abril
de 1994 es similar y se observó hipomotilidad diafragmática por
radioscopía y una aorta elongada.
Dr. R. Re: la TAC de tórax del 21/06/94 tiene imágenes
lineales bibasales, algunas de ellas de tractos gruesos y otros más
finos y ningún otro hallazgo significativo.
Dra. G. Di Paola: En la radiografía de tórax de abril de 1995
se observó un infiltrado retículo nodulillar bilateral a predominio
de ambas bases y persistía la elevación del hemodiafragma derecho.
La última placa de tórax 12 días antes de la muerte, no mostró
cambios.
Dr. R. Re: En la TAC de la última internación (10/05/95) el
hallazgo principal fue una lesión consolidativa con broncograma
aéreo predominantemente en los lóbulos inferiores, muy escaso
derrame pleural, imágenes reticulonodulilares bilaterales y una
disminución anular de tamaño del bronquio fuente del lado izquierdo
que no parece significativa. Se observan imágenes que parecen
adenopatías inflamatorias agudas de menos de 1 cm de diámetro, tanto
en la venta aórtico-pulmonar como en el espacio
retrocava-pretraqueal.
Dr. A. J. Roncoroni: Cree usted que tenía neumopatía
intersticial?
Dr. R. Re: No, creo que son imágenes secuelares, probablemente
haya tenido hipoventilación y atelectasias.
Discusión clínica
Dr. R. Freue: Este paciente tenía antecedentes lúpicos en
la familia; la hija murió a los 18
años por complicaciones relacionadas con esta enfermedad y él a los
40 años (en 1979)
reunía criterios suficientes para diagnosticar lupus eritematoso
sistémico (LES); tenía artritis, eritema malar, pleuritis y células
LE(+), manifestaciones que mejoraban con corticoides. Desde esa época
llamaban atención los volúmenes pulmonares disminuidos
semiológicamente, en las radiografías de tórax y en las
espirometrías, que evidenciaban un
patrón restrictivo. La latencia frénica descartó compromiso
mielínico con lo cual se pensó en miopatía diafragmática y/o
patología intersticial pulmonar (relacionadas al LES), pues si bien
no se encontraron evidencias de la misma en la TAC de tórax, tenía
hipoxemia en el ejercicio. Tenía antecedentes de hipertensión de
larga data, diabetes y ya en esa época tenía proteinuria, pero no se
vieron las alteraciones de una glomerulonefritis lúpica activa en el
sedimento urinario. Se indicó enapril (hasta 40 mg/día) para el
tratamiento de la hipertensión y de la proteinuria.
Posteriormente aparecieron lesiones cutáneas que no parecían
relacionadas al LES; eran
ampollas en las palmas de las manos e hipertricosis muy marcada, por
lo que se sospechó
una porfiria cutánea tarda que se confirmó con los estudios
bioquímicos y se trató y controló con flebotomías e
hidroxicloroquina.
En la última internación en abril de 1995 ingresó por un cuadro
infeccioso que consistió en
progresión de la disnea habitual, fiebre y expectoración
mucopurulenta. La placa de tórax
evidenció infiltrados pulmonares bilaterales y, debido al
inmnocompromiso por su enfermedad de base y los corticoides, se trató
con ceftriaxona, azitromicina y trimetropima-sulfametoxazol
(TMS) por la posibilidad de una neumocistosis pulmonar. De tratarse de
ésta última, tenía
criterios de mal pronóstico como la hipoxemia (menor de 70 mm hg),
debida a una importante respuesta inflamatoria con injuria pulmonar
severa y trastorno respiratorio agudo del adulto (TRAA). Como no
mejoró con la colocación de presión positiva en la vía aérea
(CPAP), debió ser intubado y ventilado y dado que lelvaba 72 hs de
tratamiento antibiótico sin mejoría clínica ni gasométrica y
aparecieron secreciones respiratorias hemáticas, se pensó que podía
tener una hemorragia alveolar asociada al LES, por lo que se
administraron tres pulsos de metilprednisolona. Posteriormente fue
informada la presencia de neumocistis carinii en la coloración de las
secreciones bronquiales, por lo cual quedó medicado con TMS.
El paciente tenía factores de riesgo coronarios: hipertensión,
diabetes y stress; al ingreso tuvo evidencias de un infarto no
transmural con cambios electrocardiográficos extensos en toda la cara
anterior, una curva enzimática atípica y en el ecocardiograma se
evidenció hipoquinesia apical. Este infarto le produjo insuficiencia
cardíaca con un shunt del 60%; en las mediciones del catéter de
Swan-Ganz tenía presión capilar pulmonar (PCP) elevada que mejoraba
con balance negativo. Evolucionó favorablemente, comenzó
ventilación asistida y a los 17 días de internación se
broncoaspiró debido a que se quitó el tubo orotraqueal; ésto fue lo
que trajo las complicaciones posteriores y la muerte del paciente.
Posteriormente a este episodio, a los tres días, desarrolló nuevos
infiltrados bronconeumónicos bilaterales de los que se aislaron tres
gérmenes: Klebsiella, Acynetobacter y Candida. Esta última pdoría
ser un contaminante pero llamó la atención que fue encontrada en
orina (por punción suprapúbica) y en varios aspirados de Lukens.
Comenzó tratamiento con imipenem y anfotericina a pesar de lo cual
persistió con alteraciones severas del intercambio gaseoso (distress
respiratorio agudo del adulto).
Nos preguntamos en ésta última etapa, en el ateneo, qué tenía en
el pulmón y cuá lera la
causa de la hipoxemia; si se debía a neumocistis pulmonar o
estábamos en presencia de la
fase proliferativa o fibrosa del distress respiratorio. Decidimos sin
la biopsia pulmonar hacerle nuevamente pulsos de metilprednisolona,
sin lograr respuesta terapéutica, falleciendo posteriormente.
En definitiva, creo que este paciente tenía LES de más de 15 años
de evolución y no
desarrolló las complicaciones mayores de esta enfermedad (renales ni
neurológicas). En el
pulmón no tenía fibrosis pulmonar, por lo menos en forma importante,
seguramente
encontraremos evidencias de infección por Pneumocistis carinii y una
bronconeumonía final.
Dr. J. Manni: Se trata de un paciente de sexo masculino con 10
años de evolución desde que fue efectuado el diagnóstico de LES; la
proporción de varones en esta enfermedad varía según las series de
174-8, siendo entre los pacientes tratados en el IDIM aún menor.
Algunas observaciones indican que en las familias en las que hay
algún varón con LES, habría una mayor frecuencia de mujeres
afectadas, como en ésta; en la que lo están una hija y una sobrina.
Experimentalmente y en el LES espontáneo murino esta susceptibilidad
debida al sexo pudo ser revertida manipulando genéticamente para
obtener una cepa BxSB y NZW x(BxSB)F1 en la que los machos tienen
enfermedad coronaria e hipertensión1. En los humanos las diferencias
de presentación clínica según los sexos no son muy notables.
La coincidencia de porfiria con LES se había comunicado con
anterioridad2; ésta rara
asociación, demostrada posteriormente más relacionada a la variedad
cutánea tarda, no tiene predilección por sexos, pero si con un
comienzo tardío de la enfermedad lúpica (40 años en el presente
caso). El tratamiento de la porfiria con antipalúdicos puede ser
beneficiosa aunque también se han comunicado casos de exacerbación o
aparición de la enfermedad relacionada a su administración. La
hemosiderosis hepática ha sido observada con cierta frecuencia en
estos casos. La presencia de diabetes (¿metacorticoidea?) no es
frecuente en nuestros pacientes tratados por LES y en este caso pudo
agregar un factor más de riesgo.
Además hubo recuento de linfocitos CD4 de 400; ésta deficiencia pudo
contribuir a la
presencia de gérmenes oportunistas (Pneumocitis carinii).
El paciente tenía anticuerpos antinucleares demostrables por
inmunoflurescencia, pero
cuando se buscaron otros anticuerpos con la técnica de Western-Blot,
el resultado fue
negativo; esto ocurre en el 26% de los pacientes lúpicos seguidos en
el IDIM y se asocia a bajos índices de actividad y severidad. Sin
embargo, éste paciente tenía compromiso renal caracterizado
fundamentalmente por una constante proteinuria acompañada de niveles
bajos de complemento sérico y títulos altos de anti-DNA nativo,
agregándose hematuria en la etapa final y es posible que al daño
inicial se hubiera sumado otro mecanismo de injuria endotelial
probablemente inducido por sepsis. Las manifestaciones pulmonares
pudieron estarrelacionadas a la presencia de pulmón
"encogido" y/o a infección.
Dr. G. Montiel: Este paciente tenía restricción pulmonar en
la curva volumen/tiempo y
disminución de los volúmenes pulmonares en la radiografía de
tórax. Las causas que pdorían explicar estas alteraciones son las
neuromusculares como la polineuritis o la miositis que producen
debilidad de los músculos inspiratorios y las parenquimatosas, en las
cuales la feurza muscular está conservada. La determinación de la
presión inspiratoria máxima (PiMax) está en relación directa con
la fuerza de todos los músculos inspiratorios (no sólo del
diafragma) y sirve para dividir a estos pacientes en 2 grupos:
aquellos que pueden generar una PiMax mayor o igual a - 60 cm H2O y
aquellos que no pueden generar esenivel de presión; éstos últimos
tienen debilidad muscular inspiratoria. Otros estudios que se realizan
en éstos pacientes son: radioscopía de tórax, utilizando
respiración normal y la maniobra "sniff" para evaluar
motilidad diafragmática, capacidad vital forzada (CVF) acostada y
sentado para evaluar si disminuyen los volúmenes con los cambios de
posición, siendo significativo cuando se produce una disminución de
la capacidad vital de ³ 25% cuando el paciente cambia al decúbito
dorsal. La latencia frénica (que en éste paciente fue normal) la
hacemos para evaluar compromiso mielínico del nervio frénico; la
técnica que utilizamos es la estimulación eléctrica percutánea en
la región cervical y el tiempo de latencia va del inicio de la
estimulación al comienzo de la onda M, que se registra con electrodo
de superficie colocado en la parte inferior de la caja torácica sobre
el diafragma. El tiempo normal es de 6 a 10 milisegundos y los
pacientes con neuropatía frénica tienen tiempos más prolongados,
asimétricos o ausentes. El otro dato para analizar es la amplitud de
la onda M, que está en relación con la condición muscular. Los
electrodos no deben colocarse por punción porque es difícil separar
los ruidos que producen los intercostales y se hace difícil comparar
los datos
obtenidos con los publicados en distintos libros y artículos que
utilizan electrodos de
superficie. La PiMax del paciente era de - 100 cm H2O y si se quiere
evaluar solamente la fuerza muscular diafragmática, se debe
determinar la presión transdiafragmática (PDi),
utilizando balones esofágicos y gástricos, que medien presión
gástrica durante la inspiración (Pga) que está en relación con la
actividad diafragmática. En el laboratorio pulmonar observamos el
patrón de PiMax > a - 80 cm H2O y una Pga de 0 en pacientes obesos
y en sujetos normales; en éstos casos el diafragma actúa como
fijador y la fuerza la realizan los músculos inspiratorios accesoris.
Hay un dato dudoso: los gases pre-ejercicio tienen una aO2 de 110 mmHg
y PaCO2 de 36 mmHg con una FIO2 de 0,21. Si consideramos un cociente
respiratorio de 0,8 la PaO2 es de 104 mmHg, por lo tanto, la PaO2 de
110 desafía los enunciados primarios de los gases alveolares. El otro
dato es que no disminuyó la PaCO2 durante el ejercicio lo que
significa que no alcanzó el umbral anaeróbico, es decir que no
existe el estímulo de la acidosis que hace que el aumento de la
ventilación alveolar sea mayor que el aumento de la producción de
CO2. Por lo tanto, datos que sospechamos incorrectos, pueden llevarnos
a conclusiones erróneas. No descarto compromiso intersticial pulmonar
como la fibrosis o la neumonitis, ni tampoco la presencia de
microatelectasias; por supuesto que la determinación de la difusión
de monóxido de carbono (DLCO), ésta en relación al volumen alveolar
(DLCO/VA), la capacidad pulmonar total (CPT) y el volumen residual
(VR) hubieran sido muy útiles para inclinar la balanza hacia uno u
otro lado. El paciente no tenía evidencias de alteración muscular
significativa; es raro que se afecte un solo grupo muscular, como el
diafragma y que el resto de los grupos inspiratorios estén
conservados. Lo que sí podría afirmar es que hay más patología
intersticial de la que se ve en la TAC.
En la última internación ingresó con una infección pulmonar e
insuficiencia respiratoria que
terminó en asistencia respiratoria mecánica. Tuvo múltiples
infecciones, desde P. carinii hasta posiblemente una candidiasis.
Quizás la hemofiltración para el tratamiento del TRAA fue tardía
dado que tenía un score de injuria pulmonar elevado, tomando en
cuenta la placa de tórax, la PaO2/FIO2 y la compliance. En éste
score se agregó hace poco tiempo el cuarto punto que es el nivel de
presión positiva espiratoria (PEEP) que requiere (PEEP óptima).
Actualmente se está tratando el TRAA con surfactante pulmonar, con
buenos resultados.
Dr. A. J. Roncoroni: El primero que empezó a usar el
surfactante fue Staub de la Universidad de California en la década
del 50 en el distress respiratorio neonatal, en Singapur, pero el
componente que utilizaron no era bueno. Simultáneamente Gregory,
anestesista, fue el primero en usar presión positiva espiratoria, con
buenos resultados.
Dr. G. Montiel: El agregado de surfactante además de mejorar
el TRAA desde el unto de vista mecánico y hemodinámico, ejercería
una mejoría en la inmunidad local.
Dr. G. Benchetrit: Alrededor de un 40% de los pacientes con
infección por HIV tienen como enfermedad de presentación la
neumonía por P. carinii; en el IDIM en el último año y medio,
asistimos 5 pacientes transplantados renales con ésta infección.
Este paciente tenía una neumonía intersticial bilateral grave, por
lo que se decidió un tratamiento empírico rápido y adecuado. Se
discute si P. carinii es un protozoario o un hongo, se lo ve en el
examen directo pero no cultiva con lo cual es difícil tener estudios
de sensibiliad; se sabe que la asociación de
trimetoprima-sulfametoxazol es la más efectiva. Chagas fue el primero
en describirlo en 1909 pero lo asoció a una parte del ciclo de
Trypanosoma cruzi; Carini era un brasilero que lo describió al año
siguiente y alrededor del año 1912 se lo llamó P. carinii. Las
primeras infecciones se docmentaron en niños desnutridos que salían
de campos de concentración a fines de los años 40-50. Este
microorganismo está distribuido enforma universal y no sabemos si hay
transmisión interpersonal; se han comnicado epidemias. La infección
por HIV hizo que su frecuencia aumentara en forma significativa pero
se ha visto lo mismo en los últimos años en pacientes
inmunosuprimidos no-HIV; pareciera que el factor predisponente es el
empleo de corticoides. Los pacientes con colagenopatías constituyen
entre el 2 y el 5% de los HIV negativos que desarrollan Pneumocistis y
habitualmente tienen otra infección asociada. En este caso la
neumonía se pudo solucionar microbiológicamente, pero el daño que
la respuesta inflamatoria produjo, no llegó a repararse. Además la
necesidad de catéteres y la asistencia respiratoria mecánica
complicó el cuadro con sobreinfecciones, bacterianas (por gérmenes
gram negativos), y una probable candidiasis sistémica, ya que éste
microorganismo se encontró en orina y en otras localizaciones,
recibía antibióticos y tenía colocado catéteres, que son los
factores predisponentes más importantes. No puedo descartar una
asociación con citomegalovirus mencionada con frecuencia y que no
buscamos por la ausencia de datos clínicos. En cuanto a
strongiloidiasis, tampoco tenemos evidencias clínicas y no sería una
sorpresa encontrar una endocarditis derecha.
Dr. A. Zucchini: Indudablemente éste paciente tenía
compromiso renal por el LES, si bien nunca tuvo una excesiva
trascendencia clínica, la proteinuria no nefrótica (entre 400 mg y 2
gr en 24 hs), la complementemia baja y el anti-DNA y FAN positivos,
fueron indicadores constantes de esta afectación.
Tenía además una diabetes corticoidea de 9 años de evolución e
hipertensión arterial severa asociada, que probablemente haya
determinado el desarrollo de esclerosis renal que me impresiona, por
su larga evolución que va a ser la lesión preponderante en la
histología.
En la última etapa tuvo una infección pulmonar bacteriana y quizás
por la larga evolución y
por tratarse de un inmunodeprimido se halla agregado un germen
oportunista o un hongo que determinó una insuficiencia respiratoria
aguda y distress respiratorio, en etapa de cronicidad al momento del
deceso. Como tratamiento del mismo y de los importantes edemas que
persentaba, ante una respuesta diurética insuficiente, fue
hemofiltrado en varias ocasiones.
Desde 1985 utilizamos la hemofiltración en pacientes con distress
respiratorio, con resultados variables; los que más respondieron en
nuestra experiencia fueron los que tenían sepsis originada en la
cavidad abdominal y que fueron hemofiltrados precozmente; en éste
grupo de pacientes logramos una sobrevida de 40% (nuestra mortalidad
previa era de alrededor del 80%). Cuando tenían antecedentes de
enfermedad pulmonar obstructiva crónica severa, complicada con
infección y distress, la respuesta no fue satisfactoria y la
mortalidad continuó siendo elevada. Cuando se hemofiltra con filtros
de fibras de alta permeabilidad y biocompatibilidad como la
polisulfona o el poliacrilonitrilo, se extraen cofactores del proceso
inflamatorio; los trabajos de hemofiltración en distress fueron
criticados porque el factor de necrosis tumoral (TNF) y otros de los
mediadores de la sepsis com olas interleukinas, C5a, etc., no se
modificaban con la hemofiltración. Sin embargo, en publicaciones
recientes se midieron estos componentes, sobre todo C3 y C5a,
anafilotoxinas y algunos derivados de la cadena de las prostaglandinas
(que también son mediadores y precursores del proceso inflamatorio)
en el líquido del hemofiltrado, demostrando su extracción con el
procedimiento.
Cuando se colocaron en medio de cultivo con monocitos periféricos, se
observó una
estimulación parecida a la sepsis; o sea, éstos monocitos segregaron
TNFa como respuesta inflamatoria. Es importante recalcar que la
extracción es distinta según el tipo de membrana; en nuestro
servicio empleamos en general membranas celulóscias, que no son las
ideales, ya que al ser poco biocompatibles activarían mediadores
inflamatorios y empeorarían el cuadro.
Sin embargo, en nuestra experiencia, los pacientes tuvieron mejorías
notables, similares a las publicadas por el Dr. Gotlib en Intensive
Care de 1984, pero hoy en día, con argumentos científicos más
contundentes, el uso de membranas celulósicas en la hemofiltración
de los pacientes sépticos, debería reemplazarse por las sintéticas
biocompatibles. En este caso se hemofiltró en forma continua con una
membrana de polisulfona con extracciones diarias dehasta 7 litros y el
resultado fue negativo, ya que el paciente tenía una enfermedad
inflamatoria significativa con sobreinfección y muy probablemente
fibrosis pulmonar. No existe un consenso entre los distintos centros
de cuando se debería empezar a hemofiltrar al pacienet séptico o con
distress, generalmente se realiza recién cuando se deteriora la
función renal (en el contexto de disfunción multiorgánica).
Nosotros creemos que se debe hacer en forma más precoz, aunque el
riñón esté funcionando, porque al depurar éstos mediadores, se
obtienen mejorías más significativas.
Con respecto al paciente, creo que en el riñón tenía un compromiso
renal por su lupus, quizás inactivo o con muy poca actividad, con
lesiones glomerulares focales, pero van a predominar fenómenos de
esclerosis cicatrizal y quizás, una necrosis tubular aguda asociada
al compromiso hemodinámico final.
Dr. G. De Feo: Este paciente se discutió en ateneo el mismo
mes en que falleció, para decidir una biopsia de pulmón a cielo
abierto tratando de demostrar la presencia de enfermedad
fibroproliferativa pulmonar secundaria al distress respiratorio agudo
del adulto. En ambas oportunidades decidimos darle tiempo a la
evolución clínica sustentandos en que sólo habían pasado 12 días
del inicio del distress respiratorio y de la asistencia respiratoria
mecánica y nos pareció una medida demasiado precoz para entonces,
por lo que decidimos tomar un período de observación de unos días,
en los cuales el paciente mejoró; el a/A subió de 0,18 a 0,38 y se
suspendió la sedación y la relajación. Luego sucedió la
extubación espontánea y el episodio de broncoaspiración que
terminó en una bronconeumonía. Posteriormente debido a la
persistencia del distress respiratorio agudo del adulto, en la etapa
final, cuando llevaba másde 3 semanas de asistencia respiratoria,
decidimos tratarlo empíricamente con altas dosis de
corticoesteroides. Probablemente deberíamos haberlo biopsiado en
forma precoz porque la enfermedad fibroproliferativa pulmonar asociada
al distress característicamente se instala en la segunda semana de la
asistencia respiratoria y los mejores resultados (hasta con un 70% de
mejoría), demostrado por biopsia de pulmón, se pueden ver alrededor
del séptimo día de tratamiento del distress respiratorio agudo del
adulto.
Dr. A. J. Roncoroni: El problema es que el riesgo de la biopsia
de pulmón en un paciente con distress es elevado.
Dr. G. De Feo: En el primer ateneo el principal propulsor de la
biopsia de pulmón era el Dr. Calbosa; en nuestra experiencia, el
paciente que fallece en insuficiencia respiratoria
secundaria al distress, como este caso, va quemando etapas
progresivamente, llegando a la hemofiltración y no teníamos otro
tratamiento para ofrecerle. Probablemente deberíamos ser más
agresivos y al final de la primera semana biopsiar el pulmón. Lo que
dice el Dr. Roncoroni es verdad; la biopsia pulmonar con un a/A de
0,11 es una decisión difícil. Dr. H. Calbosa: El paciente estuvo dos
semanas con 0,37 de a/A que no corregía y teníamos la sensación que
podía infectarse con algún germen hospitalario y como las lesiones
eran muy extensas creímos que había que ser más invasivos, por lo
cual se debería haber hecho la biopsia pulmonar.
Dr. A. J. Roncoroni: uUd. cree que previo a la muerte el
paciente tenía actividad lúpica
significativa?
Dr. J. Manni: Es difícil en los pacientes infectados hacer el
score de actividad con
confiabilidad, pero mi impresión es que no tenía una importnate
actividad lúpica previa a la muerte.
Dr. A. J. Roncoroni: Se descartó una endocarditis bacteriana?
Dr. R. Freue: Se hicieron ecocardiogramas, se veía
hipoquinesia apical, pero no había
vegetaciones; pensamos que podía tener también endocarditis pues no
tenía los cambios
electrocardiográficos de un infarto. Lo que yo quería aclarar es que
los 3 bolos de solumedrol que el paciente recibió al ingreso, fueron
inyectados luego de evaluar el caso, dado que en ese momento el
paciente tenía 72 hs de tratamiento para neumocistis, gérmenes
comunes y neumonía típica y tenía infiltrados alveolares
bilaterales extensos con una A/A de 0,10; no queríamos que el
paciente muriera por una hemorragia alveolar por causa inmunológica.
Se le dieron los bolos y en los 2 días vino el resultado del cultivo
de secreciones bronquiales inicial con el P. carinii y no hubo otra
orientación. Inicialmente se decidió darle 3 días de tratamiento y
como el paciente no mejoró, le tratamos las causas inmunológicas.
Después, esa conducta demostró ser errónea. No estoy hablando de
darle corticoides 3 semanas después. Me refiero al ingreso del
paciente.
D. G. B. Semeniuk: Independientemente ¿valía la pena que el
paciente estuviera tanto tiempo con corticoides altos cuando no parece
surgir claramente de la historia que en los últimos años hubiera una
actividad lúpica importante. Si se lee el resumen aparece proteinuria
y una serie de complicaciones como hiperglucemia, hipertensión
arterial, inmunodepresión corticoidea. ¿Esto se evaluó?
Dr. R. Freue: Si, el gran problema con este paciente, por lo
que pude leer, era el muy difícil control de las artralgias, su más
frecuente motivo de consulta. Yo desconozco por qué, tan avanzada su
enfermedad y con tantas manifestaciones, recibía 10-20 de prednisona
pero inequívocamente a este paciente no le sirvió y, por el
contrario, fue absolutamente deletéreo.
Dr. G. Montiel: ¿Por qué tuvo la sospecha de hemorragia
alveolar?
Dr. R. Freue: Por los infiltrados extensos, la no mejoría del
a/A y del PEEP y el tratamiento por lo menos, 2 ó 3 días del
aspirado de sangre por la intubación orotraqueal; el criterio que
faltaba, el descenso del hematocrito, era obviamente el más
importante.
Dr. G. Montiel: ¿Se le efectuó un lavado broncoalveolar?
Dr. R. Freue: Se planteó hacer un lavado broncoalveolar al
ingreso. No recuerdo por qué no lo hicimos, no está consignado en la
historia clínica.
Dra. S. Predari: En el aspirado endotraqueal que estudiamos se
encontraron "clusters"
agrupamientos de Pneumocisitis carinii escasos, constituidos por una
gran cantidad de
elementos unicelulares, eucariotes, que hoy en día se aceptan como
hongos, dado que
comparten muchas propiedades de los mismos por ejemplo, la
ultraestructura de la pared y de las mitocondrias; su estructura
interna que está constituida por 2 a 8 elementos de
cuerpos intraquísticos que, con la coloración efectuada, apenas se
vislumbran. En esta es la coloración de Azul de Ortotoluidina
modificada por nosotros, logramos eliminar todo el resto del material
del aspirado. Con este tipo de coloración, lo único que queda son
los clusters de P. carinii. Los elementos intracelulares se cree que
son las formas infectantes. No está muy claro como se transmiten
porque no existen marcadores específcios de este germen dado que no
se cultivan. Necesita de sistemas de co-cultivo que no suelen
emplearse en clínica.
Existen dos hipótesis y ninguna de las dos ha podido ser confirmada
ni descartada. Una dice que en el individuo desde la niñez se infecta
y permanece con esa infección latente toda la vida. Luego, en el
momento de la inmunosupresión, la infección es una reactivación.
Otra hipótesis sostiene que la infección es breve, que existen
períodos en los que no la hay y que habría a través de la vida
diferentes reinfecciones con distintas cepas. Esto se va a poder
comprobar cuando se logren marcadores de las distintas cepas por
ingeniería genética. La foto que les mostré antes era un cluster de
un paciente con SIDA. En el paciente que estamos considerando los
clusters tenían pocos elementos y en realidad, nos costó bastante
encontrarlos. Es característica la membrana o espesamiento único en
P. carinii que no se observa en otro tipo de hongo. Las propiedades
que P. carinii comparte con los hongos, además de la ultraestructura
de la pared y de las mitocondrias, son la síntesis de varias
proteínas. Una diferencia notable es que P. carinii no tiene el
ergosterol característico de los hongos por eso que los
antifúngicos, como la anfotericina B que se une al ergosterol o los
imidazólicos que inhiben la síntesis, no son activos. En definitiva,
el paciente ingresó con P. carinii que a través del tratamiento
supongo deben haber desaparecido y luego se reinfectó con los
gérmenes que también encontramos, Acinectobacter baumanii,
Klebsiella pneumoniae y Candida albicans.
Dr. A. J. Roncoroni: Este paciente parece haber tenido un LES
que no tenía muchos signos de agresividad y fallece como consecuencia
de una infección que en el pasado no se veía, pero a partir de
1980-1 empezó a aparecer cuando se observaron las neumonías o
neumonitis que afectaban la comunidad gay en San Francisco, con gran
mortalidad. Después siguió toda la historia que lo asoció a la
transmisión sexual y al virus HIV. Creo que es posible que tenga una
neumopatía intersticial asociada al LES. Creo que esto es muy poco
frecuente pero en ocasiones aparece. Pienso eso porque este individuo
tenía una restricción volumétrica importante, una capacidad vital
de 40%, con una presión inspiratoria normal. No tengo muy claro si
realmente tenía debilidad diafragmática importante que explicara la
capacidad vital baja y estoy pensando que posiblemente tenía
asociada, si el tenía debilidad diafragmática, una neumopatía
intersticial. También se observa un descenso de la PO2 con el
ejercicio precedida por una PO2 inicial increíblemente alta, llega
finalmente a una PO2 de 74. Yo no sé como llegó a eso pero parece
que bajó. Yo creo que la etapa final, la infección fue favorecida
por los corticoides en altas dosis, indicación algo discutible. Y
finalmente, que fallece de bronconeumonía por gérmenes diversos,
incluso Acynectobacter que puede hallarse en el pulmón, quizás
también micosis y el cuadro habitual en el trastorno respiratorio
agudo. La hemofiltración debe ser más percoz, lo que no tiene nada
que ver con que el riñón sea funcional.
Discusión anatomopatológica
Dr. Juan Antonio Barcat: En la autopsia los hallazgos
sobresalientes fueron, en primer lugar, una grave traqueobronquitis
aguda con erosiones, ulceraciones y signos de regeneración del
epitelio; al enfermo se le había hecho una traqueotomía,
interpretamos, sin embargo que esta lesión debe ser consecuencia de
la aspiración de contenido gástrico, aún cuando no encontramos las
lesiones características de la aspiración de contenido gástrico
ácido; los apisodios de aspiración deben haber sido repetidos por
cuanto hay cambios regenerativos en la mucosa. Las cavidades pleurales
estaban ocluidas por adherencias laxas y los pulmones eran
particularmente rígidos, gomosos; microscópicamente se observaron
las siguientes lesiones, en orden de antigüedad: bronconeumonía
aguda, inespecífica, con la coloración de Gram no encontramos
gérmenes; lesiones de daño alveolar difuso en fase proliferativa y
de organización de exudados intra-alveolares; en síntesis secuelas
fibrosas recientes, de daño intersticial e intra-alveolar Fig. 1-2-3;
no encontramos P. carinii con las técnicas específcias para
identificarlo. Encontramos también, en sólo una muestra de pulmón,
un trombo en organización en una arteria de 2 mm de diámetro. El
corazón pesaba 460 g, tenía dilatación global, ligera hipertrofia
ventricular izquierda y una sinequia pericárdica en cara posterior.
En el páncreas existían múltiples focos de necrosis grasa,
pequeñas. Al lupus eritematoso sistémico debemos atribuir las
secuelas de daño a las serosas: pleuritis, pericarditis, peritonitis,
peri-esplenitis y perihepatitis, todas inactivas; en el bazo había
fibrosis periarterial, hallazgo casi constante en el lupus. Los
riñones, de tamaño normal, tenían lesiones focales y segmentarias,
inactivas, de nefritis lúpica a las que se sumaban glomérulos
obliterados por fibrosis resultado final de esta o de la
nefroesclerosis benigna que acompaña a la hipertensión arterial Fig.
4. El nervio frénico no fue estudiado, alguien lo mencionó en la
discusión; el diafragma tenía áreas de atrofia de fibras de
distribución irregular en losfascículos. Las demás lesiones
encontradas tienen relación con el tratamiento.
Un médico: Entonces ¿el tratamiento para la neumocistosis y
la infección bacteriana fue
efectivo?
Dr. Juan Antonio Barcat: Si, lo fue. Pero las lesiones causadas
por las infecciones no curaron con reparación integral sino con
defecto1
Diagnóstico anatómico (A 3050)
1) Traqueobronquitis aguda con erosiones, ulceraciones y signos de
regeneración. Aspiración de contenido gástrico. Bronconeumonía
aguda, inespecífcia. Daño alveolar difuso en fase proliferativa y
fibrosa. Bronconeumonía en organización. Trombosis de rama de
pulmonar, 2 mm, reciente y en organización. Pancreatitis aguda focal
terminal.
2) Lupus eritematoso sistémico, 16 años de evolución.
Glomerulonefritis focal y segmentaria, inactiva?. Serositis
(pleuritis, pericarditis, peritonitis) inactivas. Fibrosis
periarterial de bazo. Atrofia diafragma. Tratamiento con corticoides:
atrofia de corteza adrenal, obesidad. Signos de hipertensión
arterial: cardiomegalia (460 g), arterioloesclerosis hialina;
nefroesclerosis arteriolar.
Bibliografía
1 Katzenstein A-LA, Fiorelli RF. Nonspecific Interstitial
Pneumonia/Fibrosis. Amer. J. Surg. Pathol. 1994; 18: 136-147.
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