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Cita con explicaciones:
Jacques Loeb y la prensa
Juan Antonio Barcat
Instituto de Investigaciones Médicas Alfredo Lanari, Facultad
de Medicina, Universidad de Buenos Aires
Hubo tiempos en que los científicos sostenían que los resultados
de sus investigaciones debían publicarse sólo en las revistas
científicas y no aventarse en los periódicos y, cuando era
pertinente, aclaraban y descargaban sus responsabilidades en esta
materia. La siguiente cita es una de esas aclaraciones o descargos.
Publicada en Nature en 1901 fue tomada de "A Bedside
Nature"1. El título es: "Sensacionales noticias
periodísticas acerca de la acción fisiológica de la sal
común" y dice:
In the interest of the dignity research I venture to hope you will
print the following statement. Some papers have recently published
sensational and absurd reports of physiological theories and
experiments whose authorship they attributed to me. These reports,
which in America nobody takes seriously, were reprinted and discussed
in European papers. I hardly need to state that I am in no way
responsible for the journalistic idiosyncrasies of newspaper reporters
an for the publications of my experiments or views I choose
scientific journals and not the daily Press.
Jacques Loeb
The University of Chicago, Physiological Laboratory, January 16, 1901.
En el interés de la dignidad de la investigación científica me
atrevo a esperar que imprimirán la siguiente declaración. Algunos
periódicos americanos han publicado recientemente sensacionales y
absurdos informes de teorías fisiológicas y experimentos que se me
atribuyen. Estos informes, que en América nadie toma seriamente,
fueron reimpresos y discutidos en periódicos europeos. Está casi
demás decir que de ninguna manera soy responsable de las
idiosincrasias periodísticas de los reporteros y que para la
publicación de mis experimentos o puntos de vista opto por las
publicaciones científicas y no por la prensa diaria.
La causa de las noticias sensacionales puede haber sido el
artículo: "On an apparently new form of muscular irritability
(contact irritability?) produced by salts (preferably sodium salts)
whose anions are liable to form insoluble calcium compounds"
publicado en Am J Physiol 1901; 102: 365-73. Loeb descubrió que el
músculo de rana que se contrae rítmicamente en solución salina deja
de hacerlo cuando se agrega calcio al medio donde está colocado y
concluyó que el calcio evitaba que el músculo se contrajera
continuamente. Ocho años despues W.G. MacCallum (1874-1944) y C.
Voegtlin (1879-1960) relacionaron este fenómeno con la tetania
paratiroideopriva2.
Jacques Loeb fue un científico de origen alemán que trabajó la
mayor parte de su vida en Estados Unidos. Estudió la fertilización y
la partenogénesis artificial; era un duro mecanicista para quien los
fenómenos vitales debían entenderse sólo como fenómenos
físico-químicos y sostuvo que la conducta animal era explicable en
términos de condiciones morfológicas y fisiológicas que fuerzan sus
movimientos en respuesta a estímulos según la orientación de la
luz, por la gravedad, sustancias químicas, etc. ("tropism theory
of animal conduct"). En suma, consideraba a los seres vivientes
como máquinas3. Sostiene Walter Gratzer, editor de "A Bedside
Nature", que jacques Loeb fue el modelo para el profesor Max
Gottlieb en la novela "Arrowsmith" (1925) de Sinclair Lewis
81885- 1949; Premio Nobel de Literatura, 1930), conocida entre
nosotros como "El doctor Arrowsmith".
Pueden sorprendernos las prevenciones de Loeb con la prensa, pero aún
ahora, no sólo científicos sino periodistas científicos se
preguntan si siendo tantas las fuentes de información médica y
científica: ¿cuáles son las que satisfacen el interés
periodístico y la credibilidad científica? Confían todavía en las
revistas con el sistema de revisión por pares de los artículos
publicados, pero, tanto como los médicos y científicos, no ocultan
que están preocupados por las presiones de las compañías
farmacéuticas, la autoría honoraria, el error científico y el
fraude directo en las publicaciones, faltas que no se espera que las
detecten los periodistas sino la propia comunidad científica. Y
asumen que las normas mertonianas (de Robert K. Merton) no diebieran
abandonarse sino
seguir rigiendo la conducta de los científicos4. Las normas de Merton
se refieren únicamente al conjunto de valores culturales y costumbres
que gobiernan las actividades científicas, no a los métodos y ni a
los hallazgos de la ciencia. Están expresadas en la forma de
prescripciones, preferencias y permisos, y están legitimadas como
valores institucionales. Cuatro son esos imperativos institucionales:
Universalismo: las peticiones de verdad, las afirmaciones, los
métodos, cualquiera fuere su frente, se juzgan según criterios
impersonales, objetivos --la objetividad excluye el particularismo-- y
preestablecidos. Su aceptación y rechazo no dependen de la raza,
nacionalidad, clase o ideología de los peticionantes.
"Comunismo" (Comunitarismo): Los hallazgos de la ciencia son
productos de la colaboración social y se asignan a la comunidad. Los
derechos de propiedad
stán limitados al reconocimiento y estima conmensurables con el
valor del
aporte. La eponimia (ohmio- de G.S. Ohm-, tabla de Mendeleiev,
células de Cajal), la preocupación por la propiedad y el énfasis en
la originalidad nacen del valor de este reconocimiento.
Desinterés: Búsqueda de la verdad por la verdad, desinterés en
falsear resultados, puesto que los resultados son públicos, expuestos
a la crítica, la confirmación, la verificación, la refutación y el
paso del tiempo. Los científicos están sujetos a un poder de
policía mayor que en otras actividades: el control por sus pares. Las
técnicas de autoengrandecimiento (el caciquismo, los homenajes
buscados, el pandillaje, la publicación prolífica y trivial) parecen
--y queremos creer-- que, a la larga, son desatinadas e ineficientes.
Escepticismo organizado: La actitud científica es escéptica, no
dogmática. El científico no debe separar entre aquello que requiere
respeto acrítico y lo que puede ser analizado objetivamente. Indaga
las creencias con criterios empíricos y lógicos5.
Aclaremos. El conocimiento científico no es esotérico. La comunidad
sostiene la actividad científica, que es comunitaria y produce
resultados comunicables que a
la comunidad deben retornar y a ella se debe rendir cuenta de lo
invertido. La actividad científica busca aproximarse a la verdad con
desinterés, sin perseguir sólo el beneficio económico y el poder,
personal o corporativo. Los resultados, en especial los médicos,
deben comunicarse al público desinteresadamente, después de haber
sido considerados por la comunidad científica, cuando tienen
razonable certeza y con la prudencia templada por el escepticismo
organizado. Los valores que regían la conducta de Jacques Loeb en
1901 eran anacrónicamente mertonianos, por eso se quejaba del
tratamiento dado por la
prensa a sus hallazgos. También lo eran los valores del ficticio
profesor max Gottlieb de "Arrowsmith". La sociedad cambió
entre 1901 y 1942, año de la publicación en la que Merton enunció
las normas; ha cambiado mucho más entre 1942 y 1996 y no siempre para
bien de la actitud científica y el racionalismo. Es cierto, cuesta
mucho más cumplirlas. Ocurre casi como con los diez mandamientos, no
los cumplimos del todo, tampoco los rechazamos, pretendemos que los
demás los cumplan, y les fueron dictados a Moisés hace unos 3200
años. Seamos consecuentes con las normas mertonianas, tienen
excepciones y atenuantes; una de ellas reclama escepticismo
organizado, están
expuestas a la crítica y a la refutación6. Hasta ahora resisten.
Bibliografía
1. Gratzer W. Ed A Bedside Nature. Genius and Eccentricity in
Science 1869-1953. London: MacMillan, 1996; 108.
2. Carney A. The Glandulae Parathyroideae of Ivar Sandström.
Contributions from Two Continents. Am J Surg Pathol 1996; 20: 1123-24.
3. Bynum WF, Browne EJ, Porter R. Dictionary of the history of
science. Princeton University Press, 1981; 148-9; 233-4; 245-6; 424-5.
4. Wilkie T. Sources in science: who can we trust? lancet 1996; 347:
1308-11.
5. Merton RK. The Sociology of Science. Theoretical and Empirical
Investigations. Ed. NW Storer. Chapter 13: The Normative Structure of
Science (1942). Chicago; University of Chicago Press, 1973; 267-78.
6. Bunge M. La Ciencia: Su método y su filosofía (Edición corregida
y aumentada). Una caricatura de la ciencia: la novísima sociología
de la ciencia. Buenos Aires: Sudamericana, 1995; 149-83.
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