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SUPERVIVENCIA EN MIASTENIA GRAVIS
SUPERVIVENCIA EN PACIENTES CON MIASTENIA GRAVIS DESPUES DE LA
TIMECTOMIA. ANALISIS DE 100 CASOS
ALEJANDRO RABINSTEIN,
ENRIQUE CAEIRO (H), RICARDO NAVARRO, DOMINGO BABINI, PAULA CAEIRO, ANA
COMBES, SANTIAGO PALACIO, TOMAS CAEIRO
Departamentos de Medicina
Interna y Cirugía, Hospital Privado, Córdoba
Key words: miastenia gravis, timoma, timectomía
Resumen
Con la
finalidad de evaluar la supervivencia de pacientes con miastenia
gravis
(MG) después de la timectomía (T), se estudiaron 100 personas
afectadas por la enfermedad y operadas entre 1967 y 1995, al mes (M1),
al año (A1), a los cinco (A5) y a los diez años (A10). Se empleó
para este análisis el método de Kaplan-Meier y la prueba de Log-rank
para las comparaciones. Los pacientes fueron clasificados de acuerdo a
los hallazgos anatomopatológicos tras la T en un grupo con timoma
(TI) con 22 casos y otro sin timoma (NTI) con 78 casos. La
supervivencia de TI y NTI fue 95 ± 5% y 94 ± 3%, respectivamente en
M1; 70 ± 10% y 92 ± 4% en A1; 47 ± 17% y 87 ± 5% en A5 y A10 (p
< 0,05 para las tres últimas diferencias). Para reconocer la
implicancia de los avances terapéuticos sobre la supervivencia, se
dividió al grupo NTI en dos subgrupos: operados antes de 1980 (A80)
con 43 casos y después de ese año (D80) con 35 casos. La sobrevida
de A80 fue 88±5% en M1, 84±6% en A1 y 77±8% en A5 y A10; no hubo
muertes en D80 en el seguimiento hasta 10 años (p < 0,01). Estos
datos confirman que los mejores resultados de supervivencia en MG
después de T se dan en casos sin timoma así como la inobjetable
superación del tratamiento de la enfermedad en los últimos 15 años
con cuidados intensivos y uso de inmunosupresores.
Abstract
Survival
of patients with myasthenia gravis after thymectomy. Analysis of 100
cases. In order to evaluate the survival of patients with myasthenia
gravis (MG) after thymectomy (T), 100 patients with MG in which T had
been performed between 1967 and 1995 were studied.
Patients were divided into different groups for their analysis:
patients with thymoma (TI), 22 cases; and patients without thymoma
(NTI), 78 cases. In addition those patients belonging to the latter
group were further separated according to the date of their surgery
into two other subgroups: patients operated before 1980 (A80), 43
cases; and after 1980 (D80), 35 cases; trying to evaluate the
prognostic implications of the therapeutical advances achieved over
the last 15 years.
The population studied was composed mainly of women (78%) but with a
slight predominance of men in TI. The mean age was 29.47 years (range
10-70) for the entire population, with a tendency toward older ages in
TI (mean 46 years, range 23-70). The mean follow-up period was 4.3
years (range 0.08-23.2) without significant differences between TI and
NTI.
The results showed that the overall mortality rate was 16/100 (16%)
[Fig. 1], with nine of those deaths corresponding to TI (9/22, 40.91%)
and only the remaining seven to NTI (7/78, 8.97%). These differences
in mortality rate between TI and NTI were statistically significant in
all the specific times of follow-up analized up to 10 years after
surgery (p < 0.05) [Fig. 2]. Notoriously, all deaths in NTI
occurred in the A80 subgroup giving a p value < 0.001 when compared
with D80 [Fig. 3].
In terms of morbidity, 55/100 (55%) reached complete clinical
remission (CCR) defined by the complete absence of symptoms related to
MG: 8/22 (36.36%) in TI and 47/78 (60.25%) in NTI [Fig. 4]. Most
interestingly the differences were statistically significant (p <
0.01) when the rates of CCR in A80 and D80 were compared for all the
times assessed [Fig. 5-6-7-8].
It can be concluded that the best results in survival in MG after T
are obtained in patients without thymoma and also that the benefits of
the rational use of modern therapeutic modalities, including surgery
and immunosuppression with drugs, can offer those patients high
possibilities of leading completely normal lives.
Dirección postal: Dr. Tomás Caeiro, J. Molina 948, 5016
Córdoba, Argentina
Recibido: 29-V-1996 Aceptado: 4-XII-1996
La miastenia gravis (MG) es un trastorno autoinmunitario
caracterizado por una deficiencia de receptores nicotínicos de la
acetilcolina a nivel de la placa neuromuscular, secundaria al ataque
de dichos receptores por autoanticuerpos adquiridos1.
Importantes avances han sido alcanzados en los últimos tiempos en
relación a la dilucidación de los mecanismos patogénicos
subyacentes en esta entidad, lo cual ha llevado al logro de notables
progresos en la terapéutica de la enfermedad.
Los actuales pilares del tratamiento de la MG podrían resumirse en
cuatro métodos fundamentales2: 1) Mejoramiento de la transmisión
neuro-muscular con agentes anticolinesterasa; 2) Ti-mectomía
quirúrgica; 3) Inmunosupresión con drogas (prednisona, azatioprina y
ciclosporina) y 4) Inmunoterapias a corto plazo (incluyendo
plasmaféresis e inmunoglobulina endovenosa).
Desde que en 1939 Blalock y colaboradores3 reportaran un caso de
remisión de MG generalizada en una paciente de 21 años tras la
remoción de un tumor de timo en la Universidad de Vanderbilt, la
Timectomía (T) ha ido adquiriendo un lugar cada vez más
significativo en el tratamiento integral de esta patología. Las
indicaciones actuales4 de este procedimiento quirúrgico comprenden
virtualmente a todos los pacientes con MG y Timoma, un subgrupo
variable de pacientes con MG generalizada sin timoma y ocasionalmente
pacientes seleccionados con MG ocular.
El presente trabajo tiene la finalidad de evaluar la supervivencia de
pacientes con MG tras la T, con un seguimiento global de hasta más de
20 años, apreciando comparativamente los resultados en pacientes con
y sin timoma, y analizando en estos últimos las implicancias de los
avances de la terapéutica médica sobre la sobrevida a corto, mediano
y largo plazo.
Material y métodos
Se estudiaron 100 pacientes consecutivos con diagnóstico
confirmado MG a los que se realizó T como parte del esquema
terapéutico. Los criterios diagnósticos utilizados para certificar
la enfermedad fueron: 1) Clínico: Debilidad progresiva y
fatigabilidad precoz ante el esfuerzo físico; 2) Farmacológico:
Prueba del Edrofonio positiva, considerada como tal a la que mostrara
franca mejoría inmediata de la fuerza muscular tras la inyección de
la droga; 3) Electromiográfico: Disminución progresiva de la
amplitud de los potenciales de respuesta muscular ante la
estimulación supramáxima repetitiva lenta, caracterizada por una
caída mayor del 10% entre la primera y la quinta respuestas. El
estudio tuvo caracter retrospectivo, obteniéndose los datos
necesarios de los archivos médicos y quirúrgicos del Hospital
Privado de Córdoba y las historias clínicas respectivas, e
incluyéndose para este análisis todos los pacientes operados entre
1967 y 1995.
Se extrajeron datos relativos a sexo; edad al momento de la T; tiempo
de evolución del cuadro hasta la T; estado clínico del paciente al
momento de la T de acuerdo a la clasificación de Oosterhuis
modificada (5) (Estadío 0: en remisión; Estadíos 1-2; síntomas y
signos mínimos e incapacidad leve; Estadíos 3-4: incapacidad
moderada a severa; Estadio 5: insuficiencia respiratoria); año de
realización de la T; informe de la anatomía patológica del timo
resecado en relación a la presencia o ausencia de timoma; resultados
del tratamiento en términos de Remisión Clínica Completa (ausencia
clínica de síntomas y signos de la enfermedad, paciente en plena
recuperación funcional) o Fallecimiento durante el seguimiento y
tiempo total de seguimiento postoperatorio en cada caso en particular.
El grupo total de pacientes fue subdividido para su análisis en dos
subgrupos: pacientes timomatosos (TI) y no timomatosos (NTI) de
acuerdo a los hallazgos de la anatomía patológica. A su vez los
pacientes del subgrupo NTI fueron discriminados en virtud del año de
su cirugía en operados antes de 1980 (A80) o después de dicho año
(D80). Esta última distinción fue diseñada con la intención de
diferenciar tendencias en cuanto a la forma de preparación
prequirúrgica y evaluar eventuales beneficios comparativos en
morbimortalidad post-timectomía en aquellos pacientes en los que se
puso énfasis en un correcto tratamiento médico previo a la
intervención para promover el mejor estado funcional posible al
momento de la cirugía. La fecha impuesta como punto de quiebre (año
1980) es arbitraria, pero no obstante refleja de manera bastante
aproximada el tiempo en que se produjeron los cambios iniciales de la
conducta médica ante el dilema de la preparación prequirúrgica del
paciente miasténico y la elección del momento ideal para la
indicación de la T.
Los datos obtenidos fueron procesados según el método de
Kaplan-Meier para la confección de las curvas de supervivencia y el
test de Log-rank (o Mantel-Haennszel) para la comparación de la
distribución de supervivencia en los distintos subgrupos evaluados,
utilizando el análisis x2 para definir significación estadística. A
su vez se empleó el test de Mann-Whitney para el análisis de las
diferencias en términos de remisión clínica completa entre los
pacientes sometidos a cirugía antes y después de 1980.
Resultados
Del grupo total de 100 pacientes timecto-mizados, 22
correspondieron al subgrupo TI y 78 al NTI. De estos últimos, 43
habían sido operados antes de 1980 y los restantes 35 luego de ese
año.
La discriminación por sexo mostró una marcada preminencia femenina
con un total de 22 casos masculinos (22%) y 78 femeninos (78%); en el
grupo TI se presentaron 12 varones (54,54%) y 10 mujeres (45,45%),
mientras que en NTI las cifras fueron de 10 (12,8%) y 68 (87,2%)
respectivamente.
La edad promedio fue de 29,47 años con un rango de 10 a 70 años para
la población global de pacientes estudiados. Los valores
correspondientes a las subpoblaciones evaluadas fueron en tanto 46
(23-70) y 24,52 (10-63) para TI y NTI en ese orden.
El tiempo medio de seguimiento fue de 4,3 años con un rango 1 mes a
23,12 años. No existieron diferencias relevantes en el seguimiento de
TI y NTI: 3,01 (0,08-15) contra 4,65 (0,08-23,12).
En cuanto a los resultados terapéuticos obtenidos (Fig. 4), 55/100
pacientes (55%) alcanzaron un estado de Remisión Clínica Completa
persistente; de ellos sólo 8 correspondieron a TI (36,36% del total
de pacientes con timoma) mientras los 47 restantes pertenecieron a NTI
(60,25% de la población sin timoma).
En tanto, la mortalidad en el grupo general fue de 16/100 pacientes
(16%). Nueve fallecimientos ocurrieron en pacientes timomatosos
(40,91% del TI) y 7 en no timomatosos (8,97% del NTI). La diferencia
de mortalidad final entre TI y NTI, considerando el total del
seguimiento realizado, resultó estadísticamente significativa para p
< 0,01.
Los índices de supervivencia fueron obtenidos al primer mes (M1), al
año (A1), a los 5 años (A5) y a los 10 años (A10). Para el total de
pacientes (Fig. 1) las cifras respectivas fueron 93 ± 3 (% ± error
estandard) en M1; 87 ± 4 en A1; 78 ± 7 en A5 e igual mortalidad en
A10.
Comparando TI y NTI (Fig. 2), los valores fueron 95 ± 5 y 94 ± 3 en
M1; 70 ± 10 y 92 ± 4 en A1; 47 ± 17 y 87 ± 5 en A5 e iguales
números A10. Las diferencias de supervivencia entre TI y NTI en A1,
A5 y A10 fueron estadísticamente significativas para un valor de p
< 0,05.
En relación a las diferencias en NTI entre A80 y D80 (Fig. 3), los
valores en el primer subgrupo fueron 88 ± 5 en M1, 84 ± 6 en A1 y 77
± 8 en A5 y A10; no hubo muertes en D80 (p = 0,001 para todos los
tiempos de seguimiento).
Es interesante considerar además las diferencias que también
existieron en materia de Remisión Clínica Completa entre A80 y D80:
en M1 4/43 (9,3%) contra 11/35 (31,4%); a los seis meses 10/33 (30,3%
de los pacientes que continuaban bajo seguimiento) contra 14/27
(51,8%); en A1 11/28 (39,28%) contra 18/25 (72%); a los dos años 5/17
(29,4%) contra 15/20 (75%), tendiendo a igualarse los porcentajes en
seguimientos más prolongados debido seguramente al mayor cumplimiento
con las citas médicas en pacientes que se vieron más beneficiados
con la terapéutica ensayada (Fig. 5-6-7 y 8). Estas diferencias
también resultaron estadísticamente significativas para una p <
0,01.
Para intentar explicar esta mejoría en los resultados terapeúticos
en los últimos años, evaluamos el tiempo de evolución de la
enfermedad y el estado clínico de los pacientes al momento de ser
llevados a quirófano para efectuarse la T.
En el grupo A80 observamos un tiempo promedio transcurrido entre la
aparición de los primeros síntomas de MG y el acto quirúrgico de
2,86 años (rango 1 mes a 13 años), mientras que en el grupo D80
dicho intervalo promedio fue de 11,64 meses (rango 4 a 26 meses).
En cuanto al estado clínico de los pacientes al someterse a la T, el
análisis mostró que en el grupo A80 (tratamiento prequirúrgico
limitado a inhibidores de la acetilcolinesterasa) sólo 2/43 pacientes
(4,65%) se hallaban en Estadío 0; 14/43 (32,6%) en Estadíos 1-2;
13/43 (30,2%) en Es-tadíos 3-4 y notoriamente 14/43 (32,6%) en
Estadío 5, es decir en insuficiencia respiratoria. En el grupo D80 en
cambio (cuya preparación prequirúrgica incluye esteroides y otros
inmu-nosupresores), 8/35 pacientes (22,8%) se encontraban en Estadío
0; 16/35 (45,7%) en Estadíos 1-2; 11/35 (31,4%) en Estadíos 3-4 y
ningún paciente padecía de insuficiencia respiratoria franca. Las
diferencias entre ambos grupos resultaron estadísticamente
significativas para los Estadíos 0 y 5 (p < 0,05).
Discusión
Si bien la MG es una enfermedad debilitante y aun potencialmente
fatal, los continuos progresos en la terapéutica de esta patología
han mejorado sustancialmente su pronóstico6. El beneficio de la T
como parte del tratamiento de la MG ha sido repetidamente comprobado
desde las observaciones de Blalock y colaboradores en 19397-27. En
nuestro trabajo 55/100 (55%) de los pacientes timecto-mizados
alcanzaron Remisión Clínica Completa persistente tras la cirugía,
con resultados francamente superiores en los pacientes sin timoma, tal
como ya fuera objetivado en análisis previos21.
La tasa de supervivencia fue significativamente inferior en pacientes
con timoma con respecto a los casos no timomatosos, lo cual confirma
la negativa influencia en el pronóstico final que conlleva el informe
anatomopatológico de neoplasia tímica, para los pacientes con MG25.
A su vez los índices de sobrevida en los pacientes no timomatosos han
mostrado una pronunciada mejoría en los últimos quince años. Así,
la mortalidad en pacientes no timomatosos timectomizados que antes de
1980 sobrepasaba el 15%, pudo reducirse a cero desde que se puso
énfasis en una adecuada preparación prequi-rúrgica. También la
morbilidad ha mostrado importantes mejorías con el ajuste de la
terapéutica médica pre y postoperatoria, tal cual lo demuestra la
tasa de remisión clínica completa al año de la T en pacientes no
timomatosos, que en aquellos operados antes de 1980 fuera ligeramente
inferior al 40% mientras que en los intervenidos después de ese año
supera el 70%.
Esto se explicaría por la introducción en la pasada década de los
esquemas de tratamiento con esteroides y otros inmunosupresores que
permitió mejorar el estado clínico de los pacientes previo a la T28,
29, así como también, en menor grado, por la mayor precocidad de la
intervención quirúrgica en el curso de la enfermedad.
Tal como puede inferirse de los resultados presentados, estos factores
(la correcta preparación prequirúrgica en base a drogas
inmunosupresoras y la intervención quirúrgica más temprana),
probablemente junto con otros no evaluados en esta oportunidad, tales
como la evidente superación en el campo de los cuidados intensivos
postope-ratorios, serían en buena medida responsables de los
progresos obtenidos en el tratamiento de esta patología.
Queda así expuesta a las claras que aun cuando la T constituye un
arma de gran utilidad en el tratamiento de esta compleja enfermedad,
debemos tener presente que una correcta y estricta terapéutica
combinada, quirúrgica y farmacoló-gica, configura el método más
adecuado para ayudar a estos pacientes a recuperar plenamente sus
capacidades. De tal modo, gracias a los avances científicos logrados
en el entendimiento de los mecanismos autoinmunes que subyacen en la
fisiopatogenia de esta patología30-31 y al perfeccionamiento paralelo
de las terapias inmunosupresoras, hoy estamos en condiciones de
conseguir que al menos siete de cada diez pacientes con MG sin timoma
asociado se hallen libres de síntomas tras un intervalo aproximado de
un año posterior a la T12, 20, 22, 23.
Queda fuera de los alcances de este estudio analizar los factores que
influencian el resultado final de la T19, 21, 22, dejando de lado la
reconocida implicancia de la presencia de timoma en la anatomía
patológica. No obstante, sí se desprende de nuestros resultados que
una vez que los pacientes operados progresan hacia una mejoría
clínica manifiesta, dicha mejoría tiende a mantenerse o
incrementarse con el tiempo, particularmente en los pacientes no
timomatosos, lo cual sugiere un mejor pronóstico en aquellos
pacientes que muestran avances en su estado clínico durante el primer
año del postoperatorio. Estos hallazgos son perfectamente compatibles
con descripciones previas que figuran en la literatura médica19, 21.
En síntesis, pueden enunciarse como conclusiones de este trabajo que
los mejores resultados de supervivencia en MG después de T se dan en
casos sin timoma y que en los últimos quince años se han producido
incontrastables progresos en el tratamiento de la enfermedad, tal como
lo expresan la nula mortalidad y el notable crecimiento de la tasa de
remisiones en pacientes operados después de 1980.
La combinación de terapia inmunosupresora (con especial énfasis en
la preparación preope-ratoria) con el procedimiento quirúrgico de T,
ofrece la mejor opción actual para los pacientes con MG con o sin
timoma, observándose resultados de morbimortalidad superiores en
estos últimos casos.
La MG sigue siendo una enfermedad incapa-citante y aun eventualmente
fatal, pero su adecuado tratamiento ofrece la posibilidad,
especialmente en pacientes sin timoma, de alcanzar plena recuperación
funcional en más del 70% de los casos.
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Fig. 1.— Curva de supervivencia estimada. Grupo de pacientes
timomatosos y no timomatosos (n=100).
Fig. 2.— Supervivencia comparativa entre pacientes timomatosos y no
timomatosos.
Fig. 3.— Supervivencia comparativa entre pacientes del grupo no
timomatoso operados antes y después del año 1980.
Fig. 4.— Gráfico de seguimiento. Grupo total de pacientes (n=100).
Fig. 5.— Gráfico de seguimiento. Grupo de pacientes no timomatosos
(n=78).
Fig. 6.— Gráfico de seguimiento. Subgrupo de pacientes no
timomatosos operados antes del año 1980 (n=43).
Fig. 7.— Gráfico de seguimiento. Subgrupo de pacientes no
timomatosos operados después del año 1980 (n=35).
Fig. 8.— Gráfico comparativo de la evolución de los subgrupos
de pacientes no timomatosos operados antes y después del año 1980.
Las diferencias en términos de remisión clínica completa resultaron
estadísticamente significativas para un p < 0,01.
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