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CELULAS DENDRITICAS Y SU PAPEL EN PATOLOGIA
SILVIA CORONATO, GRACIELA
E. LAGUENS, OSVALDO M. SPINELLI, MARGARITA A. SALAS, WANDA DI GIROLAMO
Cátedra de Patología B,
Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de La Plata
Key words: dendritic cells, APC, Langerhans cells, antigenic
presentation
Resumen
La
finalidad de esta revisión es aportar un conocimiento general sobre
las células dendríticas (CD), células accesorias de la respuesta
inmune. Se las reconoce como las células presentadoras de antígenos
por excelencia (APC) y por lo tanto expresan antígenos clase II del
complejo mayor de histocompatibilidad (MHC). Los diversos tipos de CD
tienen un origen común en la médula ósea diferenciándose luego
bajo la influencia de variados estímulos y distribuyéndose en
órganos linfoideos y no linfoideos. Desde los tejidos periféricos
migran a los ganglios linfáticos donde presentan el antígeno a los
linfocitos T. Dependiendo del microambiente expresan diversos
marcadores de superficie siendo capaces de la secreción de citoquinas
como IL-12, IL-1 y TNFa. Como APC cumplen un importante papel en la
patogenia de enfermedades autoinmunes y virales destacándose su
participación en la infección por HIV. Se las encuentra en el
infiltrado de numerosos cánceres humanos donde actuando como APC
podrían inducir una respuesta inmune antitumoral. En esta propiedad
se basa su utilización para el tratamiento de linfomas y melanomas
llevada a cabo actualmente en diversos laboratorios.
Abstract
Dendritic
cells: their role in pathology. The aim of this review is to update
the knowledge on dendritic cells (DC), as potent antigen-presenting
cells (APC) expressing class II major histocompatibility (MHC)
antigen. The different types of DC are derived from a common bone
marrow precursor. They differentiate and migrate to lymphoid and
non-lymphoid tissues under the influence of diverse stimuli. After
binding antigen in their periphery they move to the lymph node
activating T cells. Depending on the microenvironment, DC express
several surface markers and secrete cytokines such as IL-12, IL-1 and
TNFa. DC play a role in the pathogenesis of autoimmune and viral
diseases being relevant in AIDS. These cells also infiltrate human
tumors where they could be involved in the induction of anti-tumor
immune response. The immunostimulatory properties of DC are currently
applied in DC-based therapies of melanoma and lymphoma patients.
Dirección postal: Dra. Wanda Di Girolamo, Departamento de
Patología B, Facultad de Ciencias Médicas, UNLP, Calle 60 y 120,
1900 La Plata, Argentina. Fax: 54-31-258-989
Recibido: 4-VIII-1997 Aceptado: 25-IX-1997
Las células presentadoras de antígenos (APC) representan una
heterogénea población formada por los macrófagos, los linfocitos B
y las células dendríticas, que tienen en común una capacidad
inmunoestimuladora específica.
La primera descripción de células con morfología dendrítica,
presentes en la piel data de 1868, y fue hecha por Paul Langerhans, un
estudiante de medicina. Estas células, posteriormente conocidas como
células de Langerhans (CL), han eludido durante mucho tiempo, no
sólo las técnicas histológicas de rutina, ya que no se tiñen con
la coloración habitual de hematoxilina y eosina, sino también una
explicación clara de su función1. Es así, que a lo largo de los
años se han hecho intentos de asignarle un papel en la percepción
sensorial, pigmentación, queratinización y en la patogenia de varias
enfermedades.
El interés hacia ellas fue estimulado por los trabajos de Steinman
llevados a cabo a partir de la década del setenta, quien afirmó que
las CL correspondían a un linaje celular no reconocido hasta el
momento: el de las células dendríticas (CD) que se encuentran en
órganos linfáticos, piel y mucosas y que jugarían un papel
preponderante en el reconocimiento de antígenos2, 3.
Sin embargo, dadas las grandes dificultades para obtener poblaciones
puras de células dendríticas, y el escaso número de anticuerpos
monoclonales específicos que se podían obtener a partir de ellas, se
puso seriamente en duda su existencia. El hecho de que, una vez
aisladas fueran fácilmente confundidas con fagocitos mononucleares,
complicaba aún más su identificación.
Por otra parte existió un amplio debate acerca de la naturaleza del
precursor de las CD ya que su origen se presentaba incierto. En la
actualidad, se acepta que las CD derivan de una única célula
progenitora de la médula ósea, que constituyen una familia de
células caracterizada por la expresión de altos niveles de
moléculas de clase II del complejo mayor de histocompatibilidad
(MHC), y que su función específica es la de ser presentadoras de
antígenos, e inmunoestimuladoras de linfocitos4, 5.
Localización de las células dendríticas
Se encuentran en órganos linfoideos y no linfoideos y también
circulantes en linfa aferente y sangre periférica, con diferentes
nombres según su ubicación, pero guardando características y
funciones similares entre sí. (Cuadro 1)
En órganos linfoideos: Se las encuentra en las regiones T
dependientes de los ganglios linfáticos y bazo donde se las conoce
como células interdigitantes (CID). En el bazo son más numerosas, ya
que hay nidos de ellas en la periferia del área de linfocitos T,
donde están posicionadas como puentes a través de los cuales deben
pasar los linfocitos para entrar en el torrente sanguíneo. Las
células foliculares dendríticas (CFD), se encuentran en los centros
germinales de los folículos secundarios de las áreas de linfocitos
B, de ganglios linfáticos y bazo, siendo parte integral del
microambiente del folículo. También están presentes en el timo,
sobre todo en la región medular.
En órganos no linfoideos: Las células de Langerhans (CL) son las CD
mejor caracterizadas. Están situadas en los epitelios planos
estratificados de piel y mucosas, hallándoselas en varias fases del
ciclo celular, por lo que se deduce que proliferan in situ6, 7. Migran
por vía linfática y esta migración sería utilizada para llevar
antígenos de la piel a los linfocitos T helper situados en los
ganglios linfáticos.
En linfa aferente: Se las conoce como células veladas, representando
CL migrantes en tránsito desde la piel, al ganglio linfático donde
se transformarán en CID8.
En sangre periférica: Las CD son muy escasas ya que representan menos
del 2% de las células mononucleares. En video microscópico, se puede
ver como extienden y retraen continuamente largos lamelipodios o
velos.
Steinman y col. utilizaron la fracción de mayor densidad de sangre
periférica humana, como población de inicio para la purificación de
CD, demostrando que podrían tener origen en esta fracción8.
En otros órganos: Las CD del corazón se denominan células
intersticiales (CI). También se las encuentra en el hígado, donde
han sido poco estudiadas, en el parénquima pulmonar y en la lámina
propia del intestino9, 10. En el estroma del endometrio humano se han
identificado CD, HLA-DR+, cuyo número varía en relación al estado
funcional del mismo11. En el cerebro no se han descripto, sin embargo
se ve que las células de la microglía, se asemejan a CD por la
forma, y por sus marcadores de membrana. Estas células, en cocultivo
con linfocitos T CD4+, inician la reacción linfocitaria mixta,
típica de CD. Estas propiedades serían de importancia para la
mantención de una respuesta inmunológica en el sistema nervioso
central12.
Origen
Las células dendríticas se originan a partir de células de la
médula ósea. Existen evidencias experimentales que avalan varios
orígenes posibles de estas células:
a. Un progenitor común con las células mieloides CD34+13, que bajo
el estímulo de determinadas citoquinas puede generar dos tipos de
poblaciones precursoras, CD1a y CD14, las cuales maduran a células
dendríticas de distintas características. La primera dará origen a
células con gránulos de Birbeck, y los antígenos Lag y E-catherina,
marcadores típicos de las células de Langerhans y las segundas
podrán diferenciarse a macrófagos o a células dendríticas carentes
de gránulos y de los mencionados antígenos y que, por el contrario
expresan CD2, CD9 y CD68.
b. El monocito sanguíneo bajo el estímulo de GM-CSF e IL-4 puede dar
origen a células dendríticas inmaduras.
En presencia de los signos apropiados, los ma-crófagos pueden
convertirse en células dendríticas habiéndose sugerido que éstas
podrían ser a su vez un paso intermedio en la formación de
macrófagos14-17 (Fig. 1).
Por otra parte, células de apariencia dendrítica se han visto en
paralelo con monocitos en el desarrollo fetal temprano y en cultivos
de médula ósea18.
Migración
Los patrones de migración de las distintas CD son bastante
complejos, y dependen del tipo celular y del estado de activación o
diferenciación de la célula. Los mecanismos moleculares que los
controlan, no están bien comprendidos aún.
Los precursores de CD migran a través de la sangre hacia los tejidos
no linfoideos donde permanecen como células inmaduras. La posterior
maduración y migración desde estos tejidos, a los órganos
linfoideos secundarios, donde colonizan las áreas de LT, están
determinadas por la liberación de mediadores inflamatorios (GM-CSF,
TNF-a, IL-1B)19 y un cambio en el patrón de expresión de moléculas
de adhesión.
El drenaje linfático y la migración hacia los ganglios, aseguran que
linfocitos, APC y antígenos de tejidos infectados o inflamados,
converjan en el ganglio linfático. Por lo tanto la función
migratoria es fundamental para las CD.
Está descripto20 que, el TNF-a interviene en la maduración y
migración de CD hacia tejidos como piel, intestino, corazón y
riñón. Las CL, migrantes de la piel, antes de trasladarse, bajan su
nivel de E-catherinas14, 21, por lo que pierden su estrecha
interrelación con los queratinocitos circundantes. El proceso de
migración resulta en un reordenamiento del citoesqueleto de actina y
aumento de la movilidad celular. El TNF-a, es capaz de inducir este
reordenamiento, provocando desprendimiento celular, y formación de
una organización de microtúbulos, altamente dinámica20.
Es posible que ciertas combinaciones de citoquinas puedan reclutar a
las células precursoras de CD, del torrente sanguíneo, para
infiltrar tejidos inflamados. El primer paso sería la unión de las
células circulantes al endotelio vascular, previa expresión de
moléculas de adhesión en este tejido. Posteriormente, se produciría
la migración de las células a través del endotelio hacia el sitio
de la inflamación, guiadas por estímulos quimiotác-ticos. El
traslado de Cd del torrente sanguíneo a los tejidos, ha sido
estudiado en el pulmón y en el hígado17, 22 , 23.
Maduración
La maduración de las CD aumenta su capacidad presentadora de
antígenos, pero disminuye la capacidad de fagocitosis y de
procesamiento de antígenos más complejos. Los mecanismos que regulan
la maduración y los movimientos de las CD en los tejidos, dependen
fundamentalmente del microambiente que rodea a la célula. (Cuadro 2).
De sangre periférica humana se han separado tres tipos de CD de
distinta morfología: el tipo I, está representado por grandes
células mononucleares, con núcleo irregular, pocas organelas en el
citoplasma y proyecciones muy cortas; el tipo II, se asemeja a las CL
de la piel, con proyecciones un poco más notorias y el tipo III,
presenta similitud con las células veladas de linfa aferente24.
Podemos agrupar a las CD de sangre periférica, por su comportamiento
«in vitro», en dos grupos: uno inmaduro, que requiere la presencia
de citoquinas para transformarse en CD típicas, y que se postulan
como células en tránsito desde la médula ósea a los tejidos, y
otro en vías de maduración, potente estimulador de linfocitos T, que
necesita un período de cultivo, sin citoquinas, para alcanzar altos
niveles de moléculas clase II del MHC y de adhesinas, y que serían
CD migrantes de otro tejido, hacia bazo o nódulos linfáticos25. En
sangre periférica no se encuentran células maduras.
Las células maduras se caracterizan por ser células grandes, de baja
densidad, con dendritas que las hacen muy móviles y que expresan
moléculas de adhesión de la familia B7 (integrinas)18.
Existen evidencias del control recíproco entre elementos del sistema
nervioso y del sistema inmune, habiéndose sugerido la posibilidad de
que la maduración de CL esté regulada por un neuropéptido26.
Las APC están en el timo desde las primeras etapas del desarrollo y
su función en la restricción y selección antigénica indica que
algunas de ellas deben ser completamente maduras en este momento,
aunque su actividad no sea óptima en el período neonatal27.
Moléculas de superficie
Las moléculas de superficie contribuyen a la función de las CD
tanto en la unión célula-célula como en la señalización. La
primera característica significativa es que las CD, no tienen
marcadores únicos18: las distintas poblaciones de CD, presentan una
marcada heterogeneidad en la expresión de sus moléculas de
superficie. CD de diferentes tejidos presentan distintas moléculas de
adhesión de acuerdo al entorno, priorizando así, determinadas
funciones. Esto ha hecho que sea extremadamente dificultoso preparar
anticuerpos monoclonales para CD, a pesar de ser consideradas como
buenos inmunógenos9. Si bien presentan un antígeno común con otros
leucocitos (CD45), estudios hechos en ratón sugieren marcadas
diferencias entre las moléculas de superficie de ambos tipos
celulares28-30. (Fig. 2).
La función presentadora de antígeno está asociada con un alto nivel
de DEC-205, una proteína de membrana homóloga al receptor de manosa
de macrófago, que es capaz de unirse a carbohidratos y mediar
endocitosis31.
Función
El rol de las CD es presentar antígenos e inducir a los linfocitos
a iniciar la respuesta inmune. La activación del linfocito T da
origen a dos procesos: proliferación celular y diferenciación a
células efectoras. Las células diferenciadas son altamente
especializadas.
Las CD de tejidos normales, todavía inmaduras, pueden capturar y
procesar antígenos eficientemente, pero activan débilmente a los
linfocitos T. Estas células presentan una especial capacidad de
macropinocitosis, que las lleva a incorporar un gran volumen de
fluidos, para luego concentrar los macrosolutos17. La disociación de
los filamentos de actina del citoesqueleto, proceso que tiene lugar
durante la maduración, llevaría a la disminución de la
macropinocitosis, ya que ésta requiere la integridad de los
filamentos.
Las CD inmaduras, asimismo, expresan receptor de manosa, lo que
permite una eficiente captura de antígenos manosilados, por medio de
endocitosis o fagocitosis. También presentan receptores para Fc, lo
que favorece la captación de complejos inmunes.
Después de un proceso infeccioso, de toxicidad o de necrosis, las CD
inician su maduración. Esto implica grandes cambios en sus
propiedades reduciéndose notoriamente la capacidad de capturar
antígenos y aumentando la expresión de moléculas de superficie, con
lo que adquieren la posibilidad de activar linfocitos T.
Mientras que la interacción CD-LT ha sido tradicionalmente entendida
en un solo sentido, recientes datos sugieren que los linfocitos T
podrían jugar un rol importante en activar a la CD, aumentando su
capacidad estimulatoria. Por ejemplo, se ha demostrado que la
interacción entre el CD40 L del Lth y el CD40 de la CD, incrementa la
viabilidad, maduración y producción de IL: 12 por parte de la CD.
La activación de APC para iniciar su papel de inductor es rápida y
puede ser ejercida por el mismo inmunógeno o por un adjuvante. Sin
embargo, las citoquinas producidas por los linfocitos T (IFN-g,
GM-CSF, TNF-b) son las que mejor activan a las ACP17.
La maduración se completa después de la interacción con linfocitos
T y se caracteriza por la disminución de su capacidad fagocítica, y
la síntesis de citoquinas como TNF-a, IL-1B o IL-12.
Cuando las ACP están activadas expresan más moléculas de clase I y
II, del MHC, más receptores para FC y más moléculas de adhesión
(coestimuladoras)32.
El linfocito T se estimula a través de la unión de sus receptores
específicos con péptidos antigénicos procesados por APC. esta
interacción produce la inmunidad específica para este péptido en
particular. Los linfocitos T requieren de dos tipos de señales para
iniciar esta respuesta. La primera señal es la producida por la
unión del receptor complejo TCR/CD3, con péptidos antigénicos
unidos a la molécula de clase II del MHC de una APC. La segunda
señal, coestimuladora, no involucra al antígeno y está dada por las
moléculas de adhesión presentes en las APC profesionales (Fig. 3)
que pueden ser CD, macrófagos, o LB activados, que expresen
moléculas de clase II del MHC.
Los linfocitos T no pueden responder sin estas señales: cuando son
activados por el antígeno, pero no reciben el estímulo de la señal
coestimuladora, se vuelven inactivos, alcanzando un estado de
tolerancia inmunológica, específica para ese antígeno.
Los linfocitos T helper, producen citoquinas que también son capaces
de actuar como la segunda señal. El IFN-g puede inducir la expresión
de moléculas de clase II del MHC, en una gran variedad de células
epiteliales o endoteliales, que habitualmente no la expresan, por lo
que, de ese modo, podrían actuar como APC no profesionales33.
Las células de Langerhans, localizadas en la epidermis suprabasal,
representan una de las principales APC,34 estando involucradas en el
procesamiento y presentación de antígenos. Tienen marcadores de
superficie específicos, actividad de ATPasa en la membrana y como
particularidad distintiva presentan gránulos de Birbeck. Por
microscopia electrónica se ve que estos gránulos están ubicados en
el citoplasma y asociados a lisosomas. Las CL, pueden presentar a los
linfocitos T el antígeno entero o péptidos, mientras que las otras
células dendríticas, sólo pueden presentar antígeno ya procesado.
Moléculas de clase II del MHC se detectan en la membrana plasmática
y también en compartimentos intracelulares, compatibles con gránulos
de Birbeck35. La internalización de estas moléculas en dichas
estructuras, confirma la hipótesis de que los gránulos de Birbeck
derivan de la membrana celular y estarían involucrados en el
procesamiento y presentación de antígeno36.
Las CL migran vía sangre o linfa aferente, a las áreas T del bazo o
ganglios linfáticos. Allí forman uniones estables con linfocitos T
durante la respuesta inmune primaria. El factor que estimula la
migración, no ha sido aún identificado. Los estímulos, como el
contacto con alergenos, movilizan a las CL hacia la dermis y linfa,
probablemente por acción de citoquinas. Esta migración va
acompañada de maduración, que implica, por ejemplo, aumento de la
expresión de moléculas de clase II de MHC y de la molécula B7
coestimuladora37.
Las células interdigitantes se encuentran en abundancia en las áreas
de linfocitos T de los nódulos linfáticos y bazo, y se consideran
más efectivas que las otras APC, para la activación inicial de
linfocitos T, CD4+ en reposo. Actúan tanto en respuesta primaria,
presentando antígenos a linfocitos T no activados, iniciando la
respuesta inmune T dependiente como en la respuesta inmune secundaria,
activando los linfocitos de memoria en nódulos linfáticos24. Una vez
activados los linfocitos T interactúan con macrófagos, induciendo la
síntesis de interleuquina o con linfocitos B estimulando la
producción de anticuerpos16.
Las células foliculares dendríticas están ubicadas en los centros
germinales de los folículos secundarios38.
Al menos tres tipos de células se requieren para la formación de
nuevos centros germinales en los folículos secundarios de los
ganglios linfáticos: linfocitos B activados, linfocitos T CD4+ y CFD.
Estas últimas pueden retener el antígeno por largos períodos en
forma de complejos inmunes,39 actuando directamente en la activación
de linfocitos B, seleccionando los de alta afinidad por el antígeno
y/o promoviendo el paso de IgM a IgG, jugando un papel fundamental en
el mantenimiento de la respuesta inmune humoral «in vivo»40, 41.
Las zonas oscura y clara (basal y apical) de los centros germinales
representan diferentes compartimientos en la proliferación y
diferenciación de LB. Ambos compartimientos tienen un microambiente
específico, influenciado por CFD. Los subtipos más indiferenciados
de CFD predominan en la zona oscura, y los más diferenciados se
encuentran en la zona clara basal42. Los LB al tomar contacto con el
antígeno específico en los folículos linfoides primarios, dan lugar
a centroblastos que migran al interior del folículo, formando la zona
oscura del centro germinal y dan origen continuamente a centrocitos
sin capacidad de división, que migran a la región basal, donde
interactúan con las CFD y LT. Los centrocitos con alta afinidad por
el antígeno expresado por la CFD, serán positivamente seleccionados,
pasando a la zona apical más clara donde podrán diferenciarse en
linfocitos B de memoria, o formadores de anticuerpos, dependiendo de
la señal estimuladora que recibe de CFD. Los LB no seleccionados
entran en la vía apoptótica (Fig. 4).
Ultraestructura de la célula folicular dendrítica
El estudio ultraestructural de las células foliculares
dentríticas del centro germinativo de los folículos linfoides
muestra una apretada red interconectada entre estas células y las
linfoides. Las CFD presentan un cuerpo celular elongado con uno o dos
núcleos, muchas veces bilobulado y un discreto nucleolo. El escaso
citoplasma del cuerpo celular se halla ocupado por mitocondrias,
retículo endoplasmático rugoso, aparato de Golgi y vesículas. El
rasgo más característico de las CFD es la presencia de largas
prolongaciones citoplasmáticas denominadas procesos dendríticos.
Aunque algunos autores han reportado la presencia de una red de
microtúbulos que se irradian desde la región perinuclear hasta el
proceso dendrítico, la mayoría carece de organelas u otra estructura
subcelular identificable42—44.
La presencia de estos múltiples procesos cito-plasmáticos le
confiere a la célula un aspecto de velo y le permite interconectarse
con otras células dendríticas y con linfocitos.
La intrincada red de procesos dendríticos retiene antígenos
extracelularmente, los cuales serían posteriormente presentados a las
células inmunocompetentes en forma de complejos antígeno-anticuerpo.
Una forma especial de célula dendrítica son las células de
Langerhans que se observan a nivel de los tejidos de revestimiento
epitelial. Estas células se caracterizan por la presencia constante
de organoides intracitoplas-máticos con un tamaño variable entre
100nm y 1µm y con forma de disco con extremos vesiculados,
denominados gránulos de Birbeck.
La incorporación de la microscopia electrónica de barrido al estudio
de la estructura de la célula dendrítica permitió identificar dos
subtipos de CDF, basados en la morfología que presentaban los
procesos citoplasmá-ticos, describiéndose así un tipo de CFD con
procesos filiformes y otro tipo con procesos dendríticos de aspecto
arrosariado, existiendo además formas intermedias. Estudios
realizados «in vitro», indicarían que los procesos filiformes
madurarían y se convertirían en procesos arrosariados39.
Una estructura que merece una mención aparte son los icosomas o
cuerpos cubiertos de complejos inmunes. Estas estructuras de forma
esférica de 0,3 a 0,4 µm de diámetro se observan frecuentemente y
en forma transitoria en los centros germinales en desarrollo. Los
icosomas son producidos por la interacción de las prolongaciones
citoplasmáticas de dos células foliculares dendríticas entre el
día 1º y 3º posteriores a un segundo desafío antigénico,
hallándose constituidos por complejos inmunes39.
Células dendríticas y autoinmunidad
Las células dendríticas han sido estudiadas en diversas
enfermedades autoinmunes humanas y experimentales. Aunque la patogenia
difiere en cada una de ellas, existen similitudes llamativas en el
comportamiento de estas células cuando se aíslan de los tejidos
afectados. De hecho, las CD aisladas de la sinovial de la Artritis
Reumatoidea, de la Psoriasis, de la Enfermedad de Crohn y de la
Diabetes Autoinmune Insulino Dependiente, tienen aumentada la
expresión de moléculas del MHC y coestimuladoras de la familia B7
(CD80 y CD86)45. Por otra parte, estas enfermedades comparten, por lo
menos en los estadios más tempranos, un patrón similar de
infiltración inflamatoria consistente en acúmulos de CD
perivasculares rodeados por linfocitos CD4+. Surge un componente
vascular de tipo HEV (vénulas postcapilares de endotelio alto) donde
se realiza la migración de CD y linfocitos circulantes. A pesar que
las sustancias quimiotácticas involucradas no son del todo conocidas,
existen evidencias que indican que podrían tratarse de quimioquinas y
de GM-CSF (factor estimulante de colonias
granulocítico-macrofágicas). Estos factores inducen la maduración
en las CD, al incrementar la expresión de moléculas de clase II y
coestimuladoras. De esta manera, en los órganos «blanco» dañados
por mínimos traumatismos, se produciría un microambiente rico en
citoquinas (especialmente GM-CSF y TNF-a) y antígenos propios. Estos
antígenos captados por las CD que migraron de la circulación y
maduraron al influjo de las citoquinas, serían presentados a los
linfocitos T dando lugar a una fuerte respuesta inmune «in situ» y
en los ganglios linfáticos regionales, amplificando y perpetuando el
daño en el tejido afectado46.
Células dendríticas y dermatitis de contacto: Las células
dendríticas juegan también un papel crítico en las dermatitis de
contacto. Las células de Langerhans internalizan los alergenos. Con
la carga antigénica migran hacia la dermis y de allí a los ganglios
linfáticos regionales para efectuar la presentación a los linfocitos
CD4+. Con posteriores desafíos antigénicos, la memoria T CD4
dependiente, desencadena la liberación de citoquinas proinflamatorias
responsables de los mecanismos fisiopatológicos de esta reacción de
hipersensibilidad47.
Células dendríticas y atopia: El hallazgo de un número incrementado
de células dendríticas en la piel y mucosa bronquial de individuos
atópicos, ha sugerido que dichas células cumplirían un rol
importante en la patogenia de las enfermedades atópicas. Se han
identificado en la superficie de estas células, receptores para
porción Fc de las inmunoglobulinas E, moléculas biológicamente
relevantes en la presentación de los alergenos y activación de
linfocitos Th2, los cuales desencadenan y perpetúan una fuerte
respuesta tanto humoral como celular en este tipo de enfermedades 26.
Células dendríticas y virus
Las células de Langerhans (CL) son las principales APC de los
epitelios planos estratificados. Como tales cumplen un papel
fundamental en la captación de antígenos que penetran a través de
la piel como es el caso de algunos virus. En nuestro laboratorio,
hemos podido comprobar que en la infección experimental del cobajo
con virus aftoso, las CL son las primeras en incorporar el antígeno y
en presentarlo a las células inmunocom-petentes48.
En el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA), se ha
demostrado la presencia de CL epidérmicas conteniendo antígeno viral
en biopsias de piel de pacientes infectados. La vagina, cuello
uterino, ano y cavidad oral están recubiertos por epitelio plano
estratificado, ricos en CL, las que constituyen la puerta para la
infección viral. Las CL infectadas migran al tejido conectivo
dérmico y presentan el virus a los linfocitos CD4+ y de allí pasan a
ganglios linfáticos. Ellas son capaces de retener largo tiempo el
virus siendo, por lo tanto, un reservorio del mismo49. Las CD del
centro germinativo de los ganglios linfáticos captan los complejos
inmunes formados por el virus, los cuales quedan atrapados en la
superficie de las mismas. Los linfocitos CD4+ que transitan a través
del tejido linfático son infectados y mueren. El virus liberado se
une a anticuerpos específicos y es recapturado por las CD. También
hay virus internalizado en las mismas, permaneciendo en forma latente
por largo tiempo50. Sin embargo, por efecto citopático del virus las
CD pueden morir, lo que aumentaría el virus circulante. Estos
acontecimientos están asociados a una destrucción de los centros
germinativos y a la aparición de infecciones oportunistas51.
Es conocido que en esta patología el sistema inmune puede responder
de dos formas diversas. Por un lado hay una persistente estimulación
con adenopatía generalizada, activación de CD8+ y producción de
anticuerpos. Por otra parte puede haber una importante depleción de
CD4+ y el desarrollo de inmunodeficiencia. Las CD pueden estar
involucradas en ambos procesos. Las CD humanas, infectadas con bajas
dosis de HIV estimulan la proliferación de linfocitos T citotóxicos,
y por lo tanto generan una inmunidad protectora contra HIV y otros
antígenos. Si son infectadas con altas dosis de virus, in vivo o in
vitro, fallan en la respuesta estimulante de células T.
Estudios realizados en pacientes tratados con Zidovudina muestran que
la función de las CD es restaurada por el tratamiento, por lo tanto
estas células pueden actuar como efectoras deletéreas o protectoras,
dependiendo de la dosis de infección. El objetivo de la terapia
sería reducir la carga viral de forma tal, que permitiera el
desarrollo de una inmunidad efectiva.
Si CD de pacientes infectados son enfrentadas a linfocitos T
citotóxicos de individuos sanos, se produce una respuesta inmune
específica contra los péptidos virales. Este sistema puede ser
utilizado para identificar potenciales inmunógenos para el desarrollo
de una vacuna contra HIV24.
Células dendríticas y cáncer
Numerosos cánceres humanos están infiltrados por CD. El carcinoma
broncógeno52, el adenocarcinoma gástrico53, el adenocarcinoma de
colon, el carcinoma nasofaríngeo54, 55, el carcinoma papilar de
tiroides, el carcinoma laríngeo53, el carcinoma de cuello uterino56,
el carcinoma de riñón57, el carcinoma de esófago58 y el melanoma de
piel constituyen ejemplos de ello. Clásicamente se ha correlacionado
este hecho con un pronóstico favorable de la enfermedad, dado que las
CD podrían ser capaces de inducir y mantener una respuesta inmune
apropiada capaz de inhibir el crecimiento tumoral y la posibilidad de
dar metástasis. Aunque el mecanismo de acción de las CD que
infiltran tumores aún no está del todo aclarado, el hecho de
encontrarse en íntimo contacto con las células neoplásicas sugiere
una función captadora y presentadora de antígenos tumorales a las
células efectoras de la respuesta inmune. No obstante, se ha
demostrado que en algunos casos, las células tumorales presentan
péptidos sintetizados por ellas mismas en el contexto de las
moléculas de clase I del MHC, estimulando directamente a los
linfocitos CD8+59-60. En nuestro laboratorio, a través del estudio de
tumores mamarios malignos humanos, hemos detectado la presencia de un
antígeno tumoral asociado al receptor de estrógeno (HSP 27), en las
CD de ganglios no metastásicos regionales61.
Se ha observado en animales de experimentación que la inoculación de
CD desafiadas con antígenos tumorales disminuye el crecimiento
tumoral. Sin embargo, en muchos casos las células tumorales liberan
sustancias inhibidoras que impiden la funcionalidad de las CD por lo
que el tumor escapa al control del sistema inmune, produciéndose la
progresión del mismo24. Esto se observa en el carcinoma de células
renales, donde a pesar de encontrarse un importante infiltrado de CD,
los bajos niveles de moléculas coestimuladoras B7-2 en estas células
inducirían una tolerancia al tumor. Este hecho además, estaría
relacionado con la elaboración por parte de las células tumorales de
IL-10 que actúa como una molécula supresora de la función de CD57.
Actualmente se ha identificado una subpoblación de CD que expresa
CD8+, localizada en las áreas centrales y periféricas de tumores
junto con células inflamatorias y linfocitos T. Estas CD pueden
producir lisis de clones de linfocitos T específicos para antígenos
tumorales, mecanismo que explicaría la progresión de ciertos tumores
a pesar de estar densamente infiltrados por CD62.
En lesiones preneoplásicas, como las displasias de cuello uterino, el
número de CD intraepiteliales está en relación directa con el grado
de maduración epitelial63, y en los carcinomas ‘in situ’ se ha
observado una marcada depleción de células de Langerhans con
respecto a controles normales56.
Posibilidades terapéuticas
A pesar de que las CD, como hemos señalado en esta revisión,
están asociadas a enfermedades autoinmu-nes, infecciosas y
neoplásicas actuando como células APC, esta propiedad aún no ha
sido utilizada con fines terapéuticos, con excepción del caso de los
tumores malignos.
Como es conocido, las células tumorales pueden expresar diversos
antígenos, que generalmente provienen de proteínas elaboradas por
las mismas células, luego de haber sufrido variadas mutaciones
genéticas.64
De la presencia conjunta de antígenos tumorales y de CD,
estratégicamente distribuidas en el estroma de tumores y en ganglios
regionales, podría esperarse una respuesta inmune antitumoral eficaz.
Sin embargo, habitualmente, los tumores crecen y metastatizan. Se ha
sugerido que este hecho podría deberse a que las CD que infiltran
tumores son generalmente inmaduras y por lo tanto pobres como APC.
Esta inmadurez respondería a la producción de factores solubles
inhibitorios por las células tumorales65. Las terapéuticas actuales
están orientadas a desafiar a las CD con antígenos tumorales a fin
de incrementar su función de célula presentadora. El principal
inconveniente a esta terapéutica es la dificultad de obtener un
número suficiente de CD puras. Actualmente, se han perfeccionado
métodos de cultivo a partir de células progenitoras obtenidas en
sangre y cultivadas durante 7 días con CSF y TNF-a66.
El protocolo terapéutico potencial requiere el aislamiento de CD, de
pacientes con cáncer, su exposición al antígeno tumoral obtenido de
la remoción quirúrgica del tumor, y la posterior reinyección en el
paciente de estas células sensibilizadas. Es posible que los LT del
paciente requieran una frecuente estimulación con las CD, a fin de
mantener un nivel de activación óptimo67-68. Se ha sugerido que la
administración concomitante de IL-12 favorecería la acción
terapéutica al incrementar la respuesta inmune celular antitumoral a
través de la inducción de linfocitos T helper 1 (Th1).
Este tratamiento ha sido experimentado exitosamente en ratones:
inmunizando los animales con CD desafiadas con péptidos tumorales se
ha observado una significativa disminución del crecimiento tumoral,
asociada a un incremento de LT citotóxicos, conjuntamente con la
producción de citoquinas por los LTh168.
Las propiedades inmunoestimuladoras de las CD pueden ser aumentadas
por transducción con genes que codifican CSF, IL-2, IL-12 e IFN g.
Actualmente terapias con CD se están comenzando a utilizar en
pacientes con linfomas y melanomas.69
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therapeutic applications. Mol Med Today 1997; 100-1.
Fig. 1.- A partir de un precursor mieloide común, tiene lugar la
diferenciación hacia CD sanguínea o hacia un intermediario
monocítico capaz de sufrir diferenciación divergente hacia CD o
hacia macrófagos. Existen evidencias de una interconversión entre
macrófagos y CD en los tejidos.
Fig. 2.- Marcadores de superficie de una célula dendrítica
Fig. 3.- Moléculas de superficie involucradas en la presentación
antigénica entre una APC y un LT
Fig. 4.- Organización del centro germinal: Los LB
antígeno-específicos se transforman en centroblastos, que conforman
la zona oscura. Allí proliferan dando origen a centrocitos no
mitóticos, que migran a la zona clara basal, donde interactúan con
CFD y Lth. Los centrocitos con alta afinidad por el antígeno
presentado por la CFD se diferencian a LB de memoria o a células
formadores de anticuerpos. Los no seleccionados entran en un proceso
de apoptosis.
CUADRO 2.- Proceso de maduración de CD
Aumenta
- Adhesión a linfocitos T
- Expresión de MHC
- Expresión de moléculas coestimuladoras
- Presentación de antígenos
- Migración
- Síntesis de citoquinas
Disminuye
- Captura y procesamiento de antígenos
CUADRO 1.- Localización de las células dendríticas en el
organismo
Denominación Localización Función
Célula dendrítica Médula del timo Tolerancia a
antígenos propios
Célula dendrítica Sangre periférica Migración
Célula de Langerhans Epidermis Captación y
procesamiento de
antígenos
Célula interdigitante Ganglios linfáticos Presentación de
Bazo Antígenos
Célula folicular Centro germinal Activación de
dendrítica Linfocitos B
Célula velada Linfa Aferente Transferencia de
antígenos
Célula intersticial Parénquima de Captación y órganos
procesamiento de
antígenos
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