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EL HOSPITAL PRIVADO DE COMUNIDAD
LA FUNDACION MEDICA DE MAR DEL PLATA Y EL HOSPITAL PRIVADO DE
COMUNIDAD*
RICARDO A. PAZ
Hospital Privado de
Comunidad, Mar del Plata
* Conferencia dictada el 29-5-97 en la reunión sobre «Cambios en
el Cuidado de la Salud» organizada por Medicina (Buenos Aires) y
llevada a cabo en la Cátedra de Ciencias de la Salud de la
Universidad de Belgrano
Algunos de los presentes conocen mejor que yo los orígenes del
hospital porque participaron activamente en su organización o
apoyaron la idea, cuando para la mayoría parecía un delirio
destinado a un fracaso seguro. «Esto no va a andar...» dijeron hace
25 años y tal vez ese presagio agorero haya sido una suerte.
En la Argentina el «full time» para médicos casi no existía. En la
Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Alfredo Lanari
era uno de los pocos profesores con dedicación exclusiva y el único
en el ciclo clínico.
En abril de 1977, cuando ingresé al Hospital Privado de Comunidad,
era una organización joven, que apenas llevaba 6 años de
funcionamiento y, sin embargo, todo lo esencial de su estructura
organizativa ya estaba hecho y poco ha cambiado desde entonces. En
todo lo demás, podría decir que la transformación y el crecimiento
han sido tan grandes que quien sólo hubiese conocido aquel hospital
de hace 20 años, se perdería rápidamente en el actual y ni qué
hablar de su complejidad. Baste decir que pasó de 4.500 a 22.000 m2
cubiertos. Quiero enfatizar este aspecto porque muestra con bastante
claridad que más importante que la dimensión inicial de una
organización es que tenga una estructura adecuada. En esta materia,
en la Argentina, en vez de empezar de a poco e ir creciendo o
refaccionando y dotando de una buena estructura y modernizando lo que
ya existe, hay tendencia a construir edificios para hospitales, cuanto
más grandes mejor. Para peor, esta manía edificadora no siempre es
bien intencionada y a veces su motor es la corrupción. Es difícil
imaginar una asignación más torpe del dinero. Desgraciadamente, la
piedra fundamental y las inauguraciones son instituciones, a
diferencia de lo que viene después que muchas veces es «ahora
arréglate como puedas...».
Cuando se inauguró el actual Hospital Escuela de la Universidad de
Buenos Aires, desde el punto de vista edilicio ya era obsoleto. El
viejo Hospital de Clínicas, en vez de haber sido declarado monumento
nacional y modernizado, algo que hubiese ocurrido con su equivalente,
de haber estado en Londres, París o Boston, fue demolido después de
una restauración parcial, ... que también fue demolida! Sólo quedó
la capilla y algunas esculturas que cambiaron de lugar con poco
sentido estético y, además, manoseadas. Recuerdo estas cosas porque
ocurrieron nada menos que en una dependencia de la Universidad de
Buenos Aires.
El sistema de atención que describiré, tuvo una estructura bien
pensada desde el comienzo, porque los integrantes del grupo inicial,
que ahora se conocen coloquialmente como «los del Mayflower»,
tuvieron el acierto de aplicar muchas ideas tanto propias como ajenas,
particularmente muchas ideas de quienes se incorporaron o
reincorporaron a la actividad universitaria y se preocuparon por la
educación médica y la organización sanitaria después de septiembre
de 1955. Esas personas, desde diferentes posiciones, también
comenzaron por proponer « cambios en el cuidado de la salud».
Voy a tratar de describirles sintéticamente la realidad actual, sin
tratar de ocultarles los problemas que me parece que existen, de
acuerdo, por supuesto, a una visión personal que quizá otros no
compartan. No pretendo conocer todos los aspectos de la organización
pero el haber ocupado cargos en sus tres pilares que son: la
Fundación Médica, la asociación de los médicos de planta (Medicina
Integrada Sociedad Civil), y el Hospital, y haber sido Jefe del
Departamento de Docencia e Investigación durante 4 años, me ha
permitido formarme una opinión. Además, la especialidad de patólogo
facilita una visión bastante global de la mayoría de las
especialidades. En la medicina moderna, como me imagino que Uds.
saben, los patólogos nos ocupamos mucho más de los vivos que de los
muertos.
Entiendo que estas reuniones han sido planeadas para discutir
alternativas al sistema actual de atención de la salud en la
Argentina, algo que a juicio de casi todo el mundo deja mucho que
desear, y plantear cambios para los tiempos que vienen.
El modelo del Hospital Privado de Comunidad, aun existiendo la
voluntad necesaria para tratar de aplicarlo, requiere que se den
algunas condiciones y que se acepten algunos requisitos, sin los
cuales parece inútil intentarlo. A ellos me referiré más adelante.
Para entender la organización actual, hay que referirse a la forma en
que nació este emprendimiento que se inspiró en la ley de Reforma
Hospitalaria1 que se puso en marcha en el Hospital Regional de Mar del
Plata (Planta Piloto N° 1), que funcionó durante 1.000 días entre
los años 1961 y 1964 y que como dice el Dr. Carlos García Díaz2 lo
sorprendente de la conmemoración de los primeros 25 años exitosos
del Hospital Privado de Comunidad es que fue la consecuencia del
triste fin que tuvo el Hospital de Reforma en el año 1964. Todas las
descripciones de los orígenes se refieren a esa experiencia que se
inició en la Provincia de Buenos Aires durante el gobierno del Dr.
Oscar Alende cuando Arturo Frondizi era el Presidente de la
República. El fracaso no se debió a sus aspectos asistenciales
porque en ese sentido el Hospital Regional tuvo mucho éxito y
precisamente eso es lo que movilizó a los que lo destruyeron por ver
amenazados sus intereses personales y no, por cierto, los de la
sociedad. No fue la población marplatense la que hizo cerrar ese
hospital. Por el contrario, fue la aceptación que tuvo su modalidad
de atención la que impulsó al grupo médico y a la comunidad, a
través de algunos de sus integrantes más representativos, generosos
y entusiastas, para empezar a trabajar y poner en marcha el proceso
por el cual se creó la Fundación Médica de Mar del Plata, que fue
el primer paso3. Hay que recordar, también, que en ese tiempo,
posterior a la que se llamó Revolución Libertadora, se habían
repatriado o incorporado al gobierno o a la Universidad de Buenos
Aires, muchos hombres que habían aprendido a apreciar cosas que no se
aplicaban en la medicina de nuestro país. El «full time» con
dedicación exclusiva o al menos con horario prolongado en el
hospital, las residencias médicas, no sólo como el mejor método
para la capacitación en el post-grado sino también como mejoradoras
de la calidad de la asistencia, la historia clínica única, la
medicina en equipo en la que el enfermo no «pertenece» a un médico,
la necesidad de fomentar la docencia para mejorar la calidad de la
asistencia y en el mismo sentido la de tratar de inculcar el espíritu
científico en el ámbito de la medicina mediante el estímulo de la
investigación clínica. Asimismo, la enorme importancia que tenía
jerarquizar la enfermería, las reuniones grupales para la
presentación y discusión de casos, los ateneos anatomoclínicos, el
funcionamiento de comités de historias clínicas, de tumores, de
auditoría, de infecciones hospitalarias, de farmacia, de ética, etc.
y, sobre todo, la idea de un hospital para todo el mundo y no sólo
para los pobres.
Todas las cosas mencionadas y muchas otras que habían caracterizado
el sistema del Hospital de Reforma, se fueron incorporando en la nueva
organización, algunas desde el comienzo, otras sobre la marcha, con
idas y venidas, mediante prueba y error, pero con la diferencia
esencial con respecto al liquidado Hospital Regional que en vez de ser
una repartición pública era privada, lo que la hacía menos
dependiente de los fondos del Estado y de los vaivenes políticos, tan
es así que aquel hospital murió en el primer cambio de gobierno y,
para peor, democrático. Lo hicieron los Radicales Intransigentes y lo
deshicieron los Radicales del Pueblo. Sin embargo sería injusto no
recordar que los fondos públicos le dieron un empujón decisivo al
nuevo hospital en sus comienzos, a través de un crédito y
posteriormente, cuando se firmó el convenio con el PAMI, gracias al
pago de 2 cápitas por adelantado, es decir, una más que la inherente
al sistema por capitación, que se basa, precisamente, en el pago
adelantado.
El crédito y el adelanto mencionados fueron decisivos porque
permitieron compensar los efectos que la inflación galopante tenía
sobre el valor de los gastos fijos (sueldos, insumos, etc).
Una de las condiciones que se requieren para iniciar un sistema
capitado es que hay que conseguir una financiación inicial, pero, una
vez en marcha, la organización debe ser capaz de subsistir y crecer
con los recursos que genera. No se debe pretender iniciarla con los
fondos obtenidos por suscripción de adherentes. Ustedes se
preguntarán, igual que yo ¿A quién se le ocurrió iniciar un
proyecto como éste? Después de 30 años no es fácil conseguir una
respuesta unánime y seguramente que no fueron una o dos personas
solamente.
Ya he mencionado la Ley de Reforma Hospitalaria y la Planta Piloto N°
1, pero ellas no nacieron por generación espontánea. Los modelos
anglosajones, particularmente americanos, comenzaron a tratar de ser
imitados y a desplazar a los modelos franceses que prevalecían en la
pre-guerra. El Dr. Samuel Bosch describió en diciembre de 1978, las
características del sistema Kaiser de atención médica, que
funcionaba en los EE.UU desde el año 19324. Allí se reconocen
similitudes con el modelo de Mar del Plata que no creo que sean una
mera coincidencia. Los principios de la organización se parecen mucho
y entre ellos están los pilares del sistema que son: la atención por
capitación, una entidad sin fines de lucro (en nuestro caso la
Fundación Médica) que contrata las prestaciones con un grupo médico
independiente (en nuestro caso Medicina Integrada Sociedad Civil) y el
Hospital que en el caso de Kaiser puede o no pertenecer a la entidad
madre pero que en nuestro caso sí pertenece a la Fundación.
El National Health Service británico instaurado por el gobierno
laborista, después de la Segunda Guerra Mundial también tiene,
guardando las distancias, algunas semejanzas organizativas que
veremos, aunque éstas se incorporaron mucho después. Es decir que
había un sinnúmero de ideas más o menos nuevas que inspiraron el
modelo y un grupo de médicos, que seguían en mar del Plata después
del cierre del Hospital Regional, que a pesar de ese fracaso tuvieron
la visión, el coraje y el tesón como para no desanimarse y
reincidir.
A mí siempre me pareció notable, por ejemplo, la idea de la
percepción de honorarios a partir de un fondo común -ya veremos
cómo funciona- o la valoración igualitaria de las horas médicas que
se oponía al mito de las especialidades «vedettes». Digo esto
porque a los pacientes lo que les importa es su padecimiento y la
medicina existe para ellos. Quiero mencionar algunos nombres de
médicos porque casi todas las personas que consulté coinciden en que
tuvieron un protagonismo indiscutible dentro de la organización en
sus comienzos. Hubo otros que la apoyaron desde afuera, tanto desde la
esfera oficial como por el aporte de las nuevas ideas sobre
organización hospitalaria y sanitaria, que directa o indirectamente
influyeron en los iniciadores. Del grupo de médicos organizadores que
estaban en Mar del Plata mencionaré, por orden alfabético, los
nombres de Omar Areta, Ernesto Brik, Julio Genoud, Horacio Gonzá-lez
Esquivel, Mario Statti y otros que no nombraré para evitar omisiones
involuntarias. Algunos de los nombrados se relacionaron más con la
faz organizativa y otros porque ingresaron al sistema con toda su
clientela. No menos decisivo fue un grupo calificado de fundadores no
médicos que colaboraron con esfuerzos y dinero en los comienzos y sin
ellos tampoco hubiese podido llevarse a cabo la idea. También hubo
médicos que aunque no estaban incorporados a la organización, la
hicieron posible gracias a sus colaboraciones, tanto en el terreno de
las ideas inspiradoras como por el apoyo que le brindaron desde
diferentes posiciones jerárquicas, entre ellos, Ezequiel Holmberg,
Alberto Mondet y Jorge Firmat, (como dijo Florencio Escardó, el agua
y jabón de la Secretaría de Salud Pública de la Municipalidad de
Buenos Aires), Manuel Del Carril, Mario Brea, Carlos García Díaz,
Jorge Manrique, Alfredo Lanari y muchos otros que no tuve el placer de
conocer. Algunos de los nombrados pertenecían al comité de
Residencias de la Asociación Médica Argentina, que inspeccionó y
aprobó las residencias del Hospital Regional, predecesor.
Los que conocieron el período que estoy describiendo se podrán estar
preguntando ¿Qué tuvo que ver Lanari con el Hospital Privado de
Comunidad de Mar del Plata?, aparte de ser marplatense de nacimiento y
campeón del Mar del Plata Golf Club en el año 1927. Lo nombro porque
¿Acaso no fue Lanari, allá por los años 1956 o 57, junto con Brea y
Del Carril, uno de los impulsores decisivos de las residencias
médicas en la Argentina, del «full time» o de la dedicación al
hospital con horario prolongado y de la investigación clínica
hospitalaria? Dicho sea de paso tuvimos el honor de que nos viniera a
visitar y a hablar en 1978 y a partir de esa vez siempre que nos
veíamos se interesaba por la marcha de la organización que tanto le
había gustado.
Estructura de la organización
Está basada en tres entidades fundamentales que paso a describir:
La Fundación Médica de Mar del Plata
Es la dueña del hospital, de su equipamiento, de los bienes
muebles e inmuebles que constituyen el patrimonio institucional.
Determina la política y marca el rumbo a seguir a través de
diferentes programas de asistencia; como toda fundación, es una
entidad sin fines de lucro. Es el ente recaudador de los fondos que se
obtienen mediante contratos, con el PAMI y las obras sociales; diseña
y vende los diferentes planes de salud propios de la Institución,
realiza convenios de atención con otras instituciones de medicina
pre-paga, distribuye cupos de pacientes jubilados a médicos
descentralizados para la atención del primer nivel. Hay 29 de estos
médicos descentralizados que tienen algunas semejanzas con los GP
(General Practitioners) del sistema británico. Estos médicos no
pertenecen a la sociedad civil de los profesionales «full time» con
dedicación exclusiva. Se agrupan en consultorios externos en 5 zonas
de la ciudad. Esos consultorios les pertenecen a ellos y no a la
Fundación Médica. Durante el año 1996, atendieron aproximadamente
el 80% de los pacientes del primer nivel de PAMI y 102.796 consultas.
Este grupo representa un caso al que la Fundación está prestando
especial atención en la actualidad y que comentaré más adelante.
Nombra al Director del Hospital, al Jefe del Departamento Médico, al
Jefe del Departamento de Docencia e Investigación y, recientemente,
ha creado el cargo de Jefe del Departamento de Atención Primaria.
El Estatuto de la Fundación establece que de cesar en su actividad
sus bienes pasarían a la Escuela Nacional de Salud Pública.
A través del departamento de Docencia e Investigación, otorga becas
de capacitación para 133 residentes que incluyen algunas becas de
perfeccionamiento en especialidades para la post-residencia y, en
menor medida, también otorga becas para profesionales de planta en
relación con proyectos asistenciales que desea desarrollar. Está
conducida por un Consejo de Administración integrado por un
presidente y vice-presidente que son médicos, 3 vocales también
médicos, 3 vocales y un secretario no médicos.
Las autoridades son elegidas en la asamblea anual.
Los auditores son dos contadores que, a su vez, son docentes en la
Facultad de Economía de la Universidad de Mar del Plata y no forman
parte del Consejo de Administración.
El hospital
Como ya mencioné, tiene actualmente una superficie cubierta de
22.000 m2 con entradas por las calles Córdoba y su paralela San Luis
lo cual da cierta idea de su dimensión. Sus autoridades principales
son el director, el jefe del departamento médico asistido por un
secretario técnico y comités técnicos integrados por los jefes de
departamento, jefes de división, jefe del departamento de docencia e
investigción y representantes de la asociación de los médicos.
Funciona en un edificio principal y otros cercanos que ocupan buena
parte de tres manzanas contiguas. Da cobertura a más del 20% de la
población de Mar del Plata, es decir a más de 100.000 personas. La
cobertura abarca los tres niveles de atención de un hospital general
de agudos, con algunos agregados como un servicio de medicina
preventiva y otro de atención de ancianos que incluye algunos
aspectos de rehabilitación y asistencia familiar de pacientes con
ciertas enfermedades discapacitantes crónicas tales como Alzheimer,
hemipléjicos, etc. Tiene a su cargo la atención de 61.000 personas
del PAMI más 27.000 de planes de salud propios. El resto corresponde
a obras sociales y, en menor proporción, a pacientes privados. Esa
constituye la población hospitalaria permanente a la que se agregan,
durante la temporada, los jubilados en tránsito y los afiliados a
otras instituciones de medicina pre-paga que tienen convenios con la
Fundación. Esto obliga a hacer algunos ajustes para adecuarse al
aumento de la demanda en el verano.
Tiene unas 220 camas de internación con 20 habitaciones de una cama
con acompañante. Del resto, la gran mayoría son de 2 camas. Hay 10
de 3 camas y en las 220 camas mencionadas están incluidas las de
terapia intensiva, unidad coronaria, terapia intermedia para
post-operatorios inmediatos y neonatología.
Se desarrollan la mayoría de las especialidades médicas con 145
profesionales de planta que tienen dedicación exclusiva y tiempo
completo en casi todos los casos. La división de diagnóstico por
imágenes incluye radiología convencional, ecografía, tomografía
axial computada, resonancia nuclear magnética, densitometría ósea y
medicina nuclear. Cuenta con servicios centrales de análisis
clínicos y laboratorio de patología, dotados de equipos modernos con
los que se realizan estudios de mediana a alta complejidad. Es una de
las pocas entidades privadas, y para el caso también públicas del
país, en la que se realizan autopsias que brindan enseñanza y
sirven, también, como control de la calidad.
El servicio de radioterapia atiende pacientes con tumores, de la
población propia y también recibe derivaciones de otras partes. El
servicio de nefrología tiene un centro de diálisis con 15 riñones
artificiales separados en dos salas, una de ellas para pacientes
infectados.
El hospital es el único centro asistencial del interior de la
Provincia de Buenos Aires donde se realizan transplantes renales y de
córnea.
Hay servicios tales como el de hemodinamia y cirugía cardiovascular
con circulación extracorpórea y neuroci-rugía, que menciono porque
requieren apoyo y equipa-miento más complejo que otras
especialidades. Existe una farmacia que provee medicamentos a las
salas de internación, recetados de acuerdo a un vademecum recomendado
por el comité de farmacia. No se elaboran recetas ni se expenden
productos medicinales a pacientes ambu-latorios excepto algunos, como
medios de contraste radiológico, etc. El total de egresos en el año
1996 fue de 13.826 con un promedio de estada de 4.3 días y una tasa
de mortalidad de 7.6%. La edad promedio de la población hospitalaria
de adultos, ronda los 68 años.
Hay un centro de cómputos con pantallas en los servicios centrales,
las unidades de internación, el archivo central de historias
clínicas y los consultorios descentralizados, de modo que el
resultado de los análisis y biopsias puede ser consultado en
cualquier terminal. Esto disminuyó mucho las llamadas telefónicas y
el constante ir y venir de residentes por los laboratorios en busca de
resultados, lo cual hacía perder tanto tiempo a todo el mundo. El
archivo almacena más de 357.000 historias clínicas con sus
respectivas radiografías y moviliza diariamente más de 3.000 que se
trasladan dentro del hospital y salen a los consultorios
descentralizados. Debo destacar que es sumamente ágil y eficiente.
Los diagnósticos están codificados por el CIE 9 de la OMS y todos
los diagnósticos histológicos y citológicos están codificados por
el SNOMED5.
Una idea del movimiento quirúrgico y endoscópico lo da que el año
pasado se informaron 5.352 biopsias y se hicieron 565 estudios
citológicos de punciones de lesiones profundas con aguja fina, un
método que ahorra muchísimos padecimientos, además de tiempo y
dinero en intervenciones quirúrgicas. El laboratorio de análisis
clínicos realizó 616.722 determinaciones, entre ellas, muchas de
alta complejidad. Se efectúan estudios genéticos, de compatibilidad
para transplantes, dosajes hormonales por radioinmunoensayo, etc.
Gracias a que los diagnósticos están codificados -a que gran parte
de la población es cautiva- y a que existe un servicio social
eficiente, los enfermos se pierden poco del seguimiento y se pueden
hacer análisis retrospectivos los cuales son invalorables para
potenciar la propia experiencia, calcular costos y posibilitar la
investigación clínica cuya producción y calidad mejora poco a poco.
La modalidad de pago de la atención es por capitación en
aproximadamente el 80%. Se cobran por prestación las prácticas no
nomencladas, prácticas a pacientes privados o de otras pre-pagas, y
las que no están específicamente cubiertas por los diferentes tipos
de planes.
El Hospital dispone, en la planta principal, de un servicio de
emergencia atendido por médicos asignados en forma fija al mismo y de
80 consultorios externos para consultas que en su mayor parte son para
especialistas y en menor medida para consultas programadas o de
demanda espontánea, atendidas por clínicos generales. Se completa la
atención ambulatoria con los 5 grupos de consultorios externos
atendidos por médicos descentralizados, que como ya mencioné, no
pertenecen a la Fundación, más dos que sí le pertenecen, uno de
ellos para enfermedades crónicas y prácticas de rehabilitación, ya
mencionado más arriba, y otra para el grupo de ensayo de medicina
familiar con consultorios externos descentralizados, médicos de
dedicación exclusiva y residentes, que concurren a los domicilio y
atienden a 10.000 personas capitadas.
La disponibilidad de camas está incrementada por la existencia de un
servicio de internación domiciliaria de pacientes crónicos con
médicos, enfermeras, auxiliares y asistentes sociales, con capacidad
operativa para 380 camas y de 1.500 pacientes crónicos que requieren
prestaciones domiciliarias aisladas a demanda.
Una experiencia relativamente nueva que lleva dos años de
funcionamiento es la de atención domiciliaria diferenciada con
capacidad operativa para 20 camas en la que cada paciente es visto
diariamente de acuerdo a las necesidades. Lo integran tres médicos
generalistas de dedicación exclusiva, 3 enfermeras y 1 secretaria
administrativa, con telefonía celular, movilidad, instrumental, etc.
Atiende pacientes seleccionados, aptos para esa modalidad y permite
altas relativamente precoces de pacientes agudos.
El personal no profesional percibe sus sueldos de fondos que surgen de
la parte que el hospital recauda por la proporción que le corresponde
de acuerdo al Nomen-clador Nacional (gastos sanatoriales) y la
Fundación cubre los faltantes que pudieran existir.
Relación contractual de la Fundación con el cuerpo profesional de
planta. Medicina Integrada Sociedad Civil
La relación contractual del cuerpo profesional con la Fundación
se establece a través de una sociedad civil con personería jurídica
que agrupa a los 145 profesionales de planta que incluyen a 9
bioquímicos; el resto son médicos y, excepto 2, los demás trabajan
en un régimen de dedicación exclusiva por el que no perciben un
sueldo sino que perciben honorarios que varían de acuerdo a los
ingresos globales.
Con Medicina Integrada, la Fundación contrata la provisión de los
servicios del segundo nivel, la docencia y algunos otros programas.
El cumplimiento de la relación contractual de los aspectos
profesionales se establece a través del Director y del Jefe del
Departamento Médico, de quién, a su vez, dependen los coordinadores
o jefes de cada servicio.
Medicina Integrada transfiere a un fondo común la totalidad de los
honorarios profesionales que recibe de la Fundación por pacientes
capitados (aproximadamente el 80% de la población) de acuerdo al
contrato que mantiene con ella. A su vez, lo recaudado en las cajas
del Hospital por consultas o tratamientos diversos pasa al fondo
común de acuerdo a las proporciones establecidas por el Nomenclador
Nacional en concepto de honorarios médicos. La Fundación debita los
costos de algunas prestaciones que la sociedad civil de los médicos
no provee, como ser el de los profesionales descentralizados; el de
los que integran el proyecto de medicina familiar que está poniendo a
prueba al igual que el de internación domiciliaria diferenciada, los
rechazos conformados, etc. Hechos estos débitos, el resto pasa a la
sociedad de los profesionales que lo reparte en su totalidad, previa
deducción de los gastos administrativos que son pequeños, una
reserva para imprevistos y el pago de las retenciones obligatorias
correspondientes a los impuestos que gravan individualmente la
actividad profesional. Los datos que provee la administración de
Medicina Integrada a cada socio, facilitan mucho la tarea de efectuar
sus declaraciones personales a la DGI.
Los profesionales perciben sus honorarios de acuerdo a un básico que,
como les mencioné, es igual para todos, más incrementos por
antigüedad profesional (hasta 15 años), antigüedad hospitalaria
(también hasta 15 años), guardias activas o pasivas (variable según
los servicios), y un 28% se repare de acuerdo a la calificación por
rendimiento que cada uno obtiene mensualmente y que no significa
rendimiento económico sino a un puntaje otorgado por un comité de
calificación constituido por el jefe del departamento médico, jefe
del departamento de docencia e investigación, jefes de división, dos
representantes de Medicina Integrada y el jefe o coordinador del
servicio del profesional que se está calificando. Hay derecho de
apelación.
El comité se reune anualmente y toma en cuenta, entre otras cosas, la
disponibilidad, la calidad, el compromiso con los pacientes y con la
institución, la actitud docente, la producción académica, lo que el
médico es requerido por los pacientes y por sus colegas etc.,
siguiendo un esquema que intenta ser lo más objetivo y uniforme
posible. Como se imaginarán este es un tema espinoso, causante de
malestares periódicos y sin visos de una solución definitiva y
satisfactoria para todos.
Los ingresos profesionales se complementan mediante un seguro médico
extendido al grupo familiar, ausencia de lucro cesante por vacaciones
ni por enfermedad, licencias por capacitación hasta 10 días para
poder asistir a congresos y también por lo que significa
desentenderse de muchas necesidades administrativas.
Departamento de docencia e investigación
De este departamento dependen, actualmente, 133 residentes y
diversos programas de capacitación médica continua mediante
conferencias, ateneos, seminarios, promoción de proyectos de
investigación clínica, etc. También de él depende la escuela de
enfermería. La biblioteca posee buenos libros y 92 suscripciones a
revistas de las diferentes especialidades. Tiene acceso a diversas
bases de datos y servicio de consulta bibliográfica como el Medline y
el Internet.
Colabora y asesora a quienes proponen proyectos de trabajos, organiza
o auspicia jornadas, cursos y demás actividades académicas.
Asesora y supervisa los diferentes trabajos que salen del hospital
cuando sus autores lo requieren. Es decir que organiza la actividad
académica y, al mismo tiempo, supervisa, atiende y coordina las
necesidades de los programas de residentes, la escuela de enfermería,
y las relaciones con la Facultad de Medicina de la Universidad de
Buenos Aires con la que la Fundación ha suscripto un convenio que
habilita el hospital para un internado rotatorio de pre-grado. Si bien
existe el convenio, todavía no ha recibido alumnos rotantes.
Podemos ver de tanto en tanto que la revista Medicina (Buenos Aires) y
también revistas extranjeras publican trabajos del Hospital Privado
de Comunidad. Han sido seleccionados dos trabajos por las series Year
Book. Quiero decir con esto que pese a ser una institución netamente
asistencial (el promedio de 4.3 días promedio de internación lo
señala claramente), sin una activa vinculación universitaria, ni
énfasis prioritario en los aspectos académicos, ni dotada de un
cuerpo profesional especialmente formado en temas de investigación,
está logrando cierta producción científica aceptable para su
publicación en buenas revistas.
La experiencia asistencial en geriatría es realmente muy destacada.
Antes de finalizar me gustaría hacer un breve comentario sobre
algunos de los aspectos que caracterizan al sistema que he descripto.
1) Se suele decir que el pago por capitación induce a la
subprestación. Sin embargo, esa crítica razonable se ve
contrarrestada por la presencia de más de 130 médicos residentes, al
igual que por las discusiones grupales en recorridas de sala, ateneos,
etc. y por el fondo común en el que se diluyen los posibles intereses
personales.
2) La organización a partir de una entidad sin fines de lucro es
fundamental para que los excedentes que pudieran existir, en vez de
ser retirados por particulares sean aplicados al progreso
institucional. El tema del costo/beneficio y de la medicina basada en
la evidencia6, 7, que se refiere a la asignación racional que se debe
dar a los recursos disponibles, es conflictivo porque contrapone los
intereses individuales de los pacientes con los de las instituciones,
los médicos y la sociedad. Si bien escapa a los fines de este relato
lo menciono porque conviene tenerlo presente cuando se fijan los
objetivos institucionales.
3) La percepción de honorarios médicos a través de un fondo común
y no por percepción directa evita prestaciones innecesarias y
también que los profesionales compitan entre sí por los honorarios.
4) La dedicación exclusiva y tiempo completo son esenciales para la
aplicación de este modelo en la parte hospitalaria. Pueden existir
excepciones en contados casos. Es la condición más difícil de
aplicar porque quedó muy desprestigiada y desvirtuada durante la
prolongada inflación que padeció el país. Los honorarios que
perciben los profesionales, permiten, en general, un desarrollo
personal y familiar adecuado. Son muy convenientes para la gente joven
que no ha pasado muchos años de post-residencia en el país ni se han
abierto camino en otros sistemas. Sin embargo pueden limitar las
posibilidades de incorporar profesionales de gran prestigio.
Ha sido más fácil incorporar profesionales deseosos de regresar al
país luego de pasar períodos de formación en el exterior. Los
hospitales públicos, en general no se han caracterizado por su
generosidad para reconocer los antecedentes de los que carecen de
antigüedad en la Argentina. Esta limitación no tiene por qué
existir en un sistema privado y esa ventaja debe ser aprovechada para
tratar de elegir muy bien a los que se incorporan dado que la calidad
médica, por buena que sea la estructura organizativa de una
institución, siempre estará en directa relación con la calidad
humana y profesional de sus integrantes y de la creatividad de los que
la conducen.
5) La atención primaria de pacientes en consultorios externos es uno
de los aspectos que más preocupa en la actualidad a la Fundación
Médica. Se procura evitar la aparición de cierto desdén por las
enfermedades comunes y, por consiguiente, el descuido consciente o
inconsciente de la calidad de su atención. Nuestras escuelas de
medicina no han sido inocentes por este mal que puede deteriorar las
relaciones entre médicos y pacientes y causar perjuicios de todo
tipo.
A ese respecto es mucho lo que podemos aprender del sistema británico
que tiene objetivos claros y explícitos y recomendaciones expresas
para lograrlos8, 9.
De esa manera el National Health Service ha conseguido que los GP
deriven a los pacientes para la consulta especializada con un resumen
bien explícito del motivo de la consulta y lo que se espera de ella.
A su vez, los especialistas se los devuelven con la información que
corresponde. El respeto es mutuo y la educación de pre y de
post-grado es la que se ocupa de que sea así. El resultado que han
obtenido es que los GP tengan, en general, un manejo muy adecuado de
las enfermedades más frecuentes.
Dirección postal: Dr. Ricardo A. Paz, Hospital Privado de
Comunidad, Córdoba 4545, 7600 Mar del Plata, Argentina. Fax:
023-990099; E-mail: idd@argent.com.ar
Recibido: 1-XII-1997 Aceptado: 14-XII-1997
Bibliografía
1. García Díaz C. La Reforma Hospitalaria Argentina. A propósito
del 25 aniversario del Hospital Privado de Comunidad. Medicina y
Sociedad 1996; 19: 25-9.
2. Pavón SJ, Montenegro J, Alvarez M, Giraudi H. El Hospital Privado
de Comunidad de Mar del Plata. Una experiencia en administración y
financiación de la salud. Medicina y Sociedad 1984; 7: 147-57.
3. Bosch SJ. El Plan de Salud Kaiser. La Prensa (Buenos Aires)
Sección Primera, página 6, 17 de diciembre de 1978.
4. La Reforma Hospitalaria Ley N° 6462 sancionada por el Senado y la
Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires el 27-12-60.
5. SNOMED (systematized nomenclature of medicine). College of American
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8. Glynn JJ, Perkins DA. Managing Health Care. Challengers for the
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9. Bottomley V. The Health of the Nation. A Strategy for Health in
England. London. HMSO, 1992. Reimpresión con correcciones, 1993.
Presentación al Parlamento por la Secretaría de Estado de Salud.
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