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SIMPOSIO: COMITE DE ETICA
LA MEDICALIZACION DE LA CULTURA
Alberto Agrest
Comenzaré por una versión creacionista, no se asusten, no es una
teoría creacionista, es una visión en la acepción de alucinación.
Dios creó el mundo desde el Big Bang o desde donde ustedes quieran,
lo cierto es que las estrellas, el cielo, la tierra, los mares, la
luz, las montañas, los árboles, las plantas, las flores y los
animales y su procreación le parecieron maravillosas y hermosas,
pero... ¿quién le daría el crédito por todo ello?, vio un mono que
le pareció especialmente simpático, le puso conciencia y lo
convirtió en hombre. La conciencia le permitió al hombre apreciar la
naturaleza y su belleza pero también sus deficiencias. Los alimentos
a su alcance no eran suficientes y decidió cultivar y obtener más y
nuevos frutos, también su conciencia lo puso en el brete de
comprender y se volvió culto.
Obtener más frutos y comprender se convirtieron en su cultura, el
hombre también pretende el crédito por ello, por sus creaciones, por
sus descubrimientos y por sus inventos.
El hombre reconoce así la existencia de dos mundos: el que llama
naturaleza y que supone y acepta como independiente de él mismo y el
mundo que él crea y que llama cultura. De ese mundo preexistente, la
naturaleza, crea una visión y de esa visión surge su intento de
comprenderlo y de modificarlo. Es curioso que el afán de dominio haya
sido previo al de la comprensión. No demasiado curioso si pensamos
que el error en la comprensión tiene menos consecuencias que los
fracasos en el dominio y que los éxitos en el dominio no se
alcanzaron siempre con una comprensión acertada.
En ese mundo de la cultura existen diversos reinos, el de la belleza,
el de la bondad, el de la moral y el de la verdad, y en el mundillo de
la cultura: la figuración.
El reino de la belleza ha caído en manos del arte, el reino de la
moral ha sido dominado por siglos por las religiones y en siglos más
recientes por instituciones laicas destinadas a mantener coherencia
social con leyes de convivencia y distribución del poder regidas por
principios éticos. La verdad ha caído en manos de la ciencia.
El reino de la bondad y quizás también el del humor andan aún
sueltos, anárquicos, libres de dependencias, probablemente
pertenecientes al mundo de la naturaleza y no de la cultura.
El mundo de la cultura se ha dividido en un mundo de comprensión y un
mundo de aplicación en los reinos de la belleza, de la moral y de las
verdades lógicas, psicológicas y sociales presentes e históricas,
todos estos reinos están incluidos en la cultura humanística,
mientras la verdad empírica y la capacidad predictiva se han puesto
en manos de la cultura científica. La capacidad predictiva ha pasado
del corazón de los pájaros al cerebro de los expertos.
En todos estos mundos han existido submundos corporativos que han
tratado de ser hegemónicos, la hegemonía representa su aspiración
al poder. La hegemonía ha estado dominada por los militares, los
sacerdotes, los abogados que dieron un marco legal para la
organización de las sociedades, los científicos a través de sus
logros técnicos, los médicos, ahora los economistas y seguramente en
el futuro los ecologistas.
Esta mesa se ocupará de mostrar cómo se ha intentado, y se está muy
cerca de lograr, la medica-lización de la cultura.
La medicina cuenta con la ciencia, con su vocación ética y con su
bondad intrínseca, ¿cómo no aspiraría a medicalizar la cultura?
Hay que reconocer que muy probablemente la medicina es el refugio en
el que la ciencia tiene límites más distantes. Los físicos parecen
haber alcanzado las partículas más pequeñas y los astrónomos los
límites del universo, para algunos el fin de la ciencia está
cercano, la medicina tiene frente a sí un campo casi ilimitado de
progreso.
La enfermedad estaba medicalizada por definición, se medicalizó la
salud, se medicalizó el nacimiento, la gestación y la concepción,
se medicalizó la muerte y aun la identidad y ahora se aspira a
medicalizar el destino mediante la ingeniería genética. Se
medicalizó la alimentación, la recreación y el sexo. Es probable
que ustedes piensen que es preferible medicalizar la cultura que
militarizarla, clericalizarla, juridicadizarla, y economizarla,
ninguna de las otras corporaciones poseen todas las bases: el reino
científico de la verdad, el reino de su compromiso ético y el reino
de la bondad.
A los militares les falta su compromiso con la verdad, con la ética y
con la bondad, su compromiso es derrotar al enemigo. Ya sabemos qué
fácil se pasa del derrotar a aniquilar y qué fácil pueden
considerarse enemigos a quienes simplemente no piensen como uno.
A las religiones no les interesa la verdad demostrada, les alcanza con
la verdad revelada, sus predicciones se refieren al paraíso o el
infierno, lo que no les quita el valor de la fe para que el hombre no
se sienta un simple juguete de la naturaleza y más exactamente de sus
genes, también sabemos qué fácil se pasa de la fe al fanatismo.
A la justicia no le importa la bondad, trata sólo de que se cumplan
las leyes, leyes hechas por políticos, interpretadas por jueces y
ejecutadas por policías, una cadena de poder indiscutible, como todo
poder con riesgo de corrupción, sabemos de la poca probidad de
numerosos políticos, jueces y policías.
A los economistas sólo les importa cómo se hace para obtener el
máximo beneficio económico, simplemente se esfuerzan por tener
predicciones certeras que maximicen los beneficios. Quiénes serán
los beneficiarios eso se lo dejan a los políticos o a los
oportunistas.
La medicina tiene méritos, tener méritos no nos exime de riesgos,
medicalizar es dar poder a los paradigmas médicos, el poder siempre
corrompe y si la medicalización adquiere un poder absoluto, ese poder
será absolutamente corrupto. Por otra parte los paradigmas médicos
utilizan metáforas militares (los gérmenes o células neoplásicas
enemigos que se deben aniquilar con el armamentario médico),
metáforas religiosas (asumir riesgos es un pecado) y metáforas
económicas (principios de costo/beneficio en la atención médica).
Vale la pena reflexionar sobre las consecuencias de una
medicalización exitosa. Una consecuencia ya visible es la
senilización de la población, ya los mayores de 60 años en USA y
Europa Occidental constituyen el 22% de la población y su proyección
para el 2025 supera el 30%. Esta mayor sobrevida no quiere decir mayor
estado de salud, las incapacidades por demencias, y las limitaciones
neurológicas, osteoarticulares y musculares tienen muy pocas chances
de resolverse en los próximos 25 años y si ello se logra los
jóvenes tendrán que armarse contra los viejos para poder competir
por su pareja y por su trabajo.
Los viejos correrán con la ventaja de haber acumulado bienes que les
permitan adquirir una tecnología que compense la mayor vitalidad de
los jóvenes, ... ya lograron el sildenafil... Supongo que los viejos
enviarán a los jóvenes a colonizar Marte.
Por otra parte, si no se lograr controlar las incapacidades de los
viejos la carga económica hará colapsar todo el sistema de salud.
Como Borges hacía decir a los filósofos de Roma en El Aleph dilatar
la vida del hombre sería dilatar sus agonías y multiplicar sus
muertes.
Mientras tanto la medicalización de la cultura es utilizada por
poderes políticos y económicos para fines de enriquecimiento y mayor
poder. Los médicos honestos, como los militares honestos, los
religiosos honestos, los políticos honestos, los jueces honestos, los
policías honestos y los economistas honestos ven desviar con horror
su influencia cultural para la obtención de fines espurios a dueños
del poder político y económico sin importarles las consecuencias
para los demás. A la espera de que sí les importe la consecuencia
sobre los demás he llamado una vez A la Espera del Eticazo.
El éxito de la medicina la está conduciendo a la desaparición de
sus principios, he dicho que MD no quiere decir más medical doctor
sino medicine dealer, el Dr. Finkielman les narrará la
desmedicalización de la medicina.
Propondría que este Comité de Etica de la SAIC invitara a los
distintos Comités de Etica de los servicios médicos a constituir una
Sociedad de Comités de Etica Médica ante la cual se presentarían
los resultados de sus actividades.
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