MIRAR Y NO VER

 


La figura de la nota es La Boda campesina de Pieter Brueghel El Viejo (Breda o Breugel 1525 – Bruselas 1569). Es un oleo sobre madera (Museo de Historia del Arte de Viena, Austria) y una de las más fieles representaciones de la vida flamenca en el siglo XVI. La boda, austera, se celebra en un granero durante la primavera. Los platos, transportados en una puerta desenganchada de sus bisagras contienen los alimentos servidos, avena cocida, sopa y pan; no hay carne y se bebe cerveza. Una mirada más cuidadosa de la pintura, descubre que algo no está bien en la obra maestra, un detalle que pasa indavertido. ¿Se dió cuenta el lector? Debajo de la puerta-tabla con los alimentos parece que hay un pie de más.

Los estudios con resonancia magnética funcional señalan que la observación de una obra de arte se basa en dos hechos cognitivos, una apreciación estética a través de la percepción de su belleza y una posterior evaluación de los detalles, originalidad o interés. Esos dos fenómenos ocurren en diferentes regiones cerebrales, una de activación temprana en las áreas visuales occipitales y regiones témporo-occipitales ventrales y otra en regiones laterales frontales relacionadas a los procesos afectivos y emocionales1. Contrario sensu hay trabajos que señalan las alteraciones que ocurren en los artistas con enfermedades mentales y a pesar de las limitaciones inherentes al comienzo insidioso de la enfermedad concluyen que los enfermos de Alzheimer alteran los espacios, el color y el contraste. Estas cualidades son preservadas en los enfermos con demencia frontotemporal aunque sus trabajos se caracterizan por las repeticiones de las figuras2.

Con una posible caída en la sobreinterpretación, hay varias explicaciones para este pie misterioso. Una es que su dueño sea el invitado sentado en una cabecera de la mesa asiendo un plato aunque sus piernas deberían estar en una posición propia de un contorsionista. La segunda posibilidad es que sea un error liso y llano como en otras obras maestras del arte, el pie deformado de Venus en El nacimiento de Venus de Boticcelli como ejemplo. Quizás un error intencional como el de tejedores de alfombras orientales- un par de hilos de otro color, un cambio en el punto-aceptación de la imperfección humana. No descartamos una broma del flamenco –una tentación latente– para esforzar a sus cómodos espectadores y compensar el suyo. Puras conjeturas, nada de esto sabemos pero recordamos que el matemático Pierre Fermat en 1637 anotó en el borde de un libro de aritmética de Diofanto que tenía una solución “admirable” a la ecuación, an + bn= cn, válida solo para n menor o igual a dos; no dejó constancia de la misma aclarando que no había suficiente espacio en el margen. Recién en 1995 Andrew Wiles (Inglaterra, 1953) resolvió el acertijo en un trabajo de 100 páginas y con modernas técnicas matemáticas. ¿Una broma del matemático francés para mantenernos ocupados?. Volviendo a la Boda campesina, ¿vemos todo lo que miramos? El intrincado vericueto de conexiones nerviosas birla esa presunta anomalía anatómica a nuestra mirada al cuadro. Experimentamos el mundo a través de la actividad del cerebro construyendo la realidad que nos circunda en base a los datos sensoriales disponibles, procesados en múltiples zonas cerebrales, completando la escena en base a nuestras expectativas, seleccionando unas partes y dejando de lado otras que no nos interesan. También agregamos piezas faltantes a la obra y de esa manera nos imaginamos integra a la Venus de Milo. Queda para los lectores analizar otras posibilidades acerca del sospechoso pie en cuestión.

1. Boccia M, Barbetti S, Piccardi L, et al. Where does brain neural activation in aesthetic responses to visual art occur? Meta-analytic evidence from neuroimaging studies. Neurosci Biobehav Rev 2016; 60:65-71. 2. Gretton C, Fytche DH. Art and the brain: a view from dementia. Int J Geriatr Psychiatry 2014; 29:111-26.