En relación a las acciones que encaran los sistemas de salud para afrontar los costos crecientes asistenciales, el Dr. Emilio Roldán propone una serie de medidas tendientes a lograr una mayor eficiencia en el desempeño del sistema argentino. Debo admitir que el abordaje integral de nuestra organización sanitaria requiere análisis muy extensos sobre los recursos disponibles, las relaciones institucionales, los mecanismos corporativos de poder que los sostienen y el comportamiento de los actores en ese juego de intereses. Una tarea tan ambiciosa excede largamente los límites de un artículo; por mi parte dediqué dos libros a ese objetivo. Dentro de esas limitaciones, puedo coincidir con los cuatro rasgos con que caracteriza ese comportamiento, aunque se admitirá que la descripción es también insuficiente y quizá tenga el sesgo de su punto de observación. Países más avanzados, con estructuras asistenciales altamente eficaces, no han dudado en incorporar agencias de evaluación de las supuestas innovaciones científicas, definir cuánto están dispuestos a pagarlas, si las van a incorporar a su régimen de coberturas y finalmente elaborar las guías de práctica clínica que aconsejen su utilización. Tengo reparos, en cambio, en considerar prioritario en nuestro sistema de salud, un “plan integral de enfermedades raras y drogas huérfanas”. Más bien creo que lo prioritario es que nuestra red asistencial se desempeñe en las mejores condiciones de calidad y seguridad de los pacientes, ejerciendo con los mejores procedimientos lo que sabemos hacer bien. Convendría, asimismo, que emulemos a los sistemas más adelantados, en los criterios que emplean para evaluar y aprobar las innovaciones aportadas por redes de investigación internacionales, en las que algunos de nuestros centros científicos participan. Con referencia a los “contadores” cuya responsabilidad menciona, querría que fueran más eficientes, al comparar la variación de los precios de los medicamentos, entre diferentes mercados y organizaciones financiadoras de servicios de salud, que no siempre son justificados por los componentes de sus costos.
Finalmente, agradezco sus comentarios y su interés por el tema.
Hugo E. Arce
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