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Jean Baptiste Joseph Fourier: la inesperada armonía del azar Eduardo L. De Vito, Adrián
A. Suárez La vida de Jean Baptiste Joseph Fourier (1768-1830), no obstante
haber sido amigo de un famoso como Napoleón (1769-1821), llegó a
nuestros días por mérito propio. Fue el noveno hijo de doce hermanos
y quedó huérfano a los 10 años. Ayer fue mi cumpleaños número 21. A esa edad Newton y Pascal ya habían adquirido títulos e inmortalidad... Quería ir al ejército, pero como sólo era hijo de un sastre le
previnieron que no podía servir más que de cargador de cañones.
Pero la Revolución Francesa le llegó a tiempo y se propuso ser
oficial de artillería. De esta manera aplicaría las matemáticas,
que era lo que realmente le interesaba; casi lo mismo que quiso hacer
Napoleón, nacido pocos meses después de Fourier. Si leyes constantes regulan la distribución del calor en la materia sólida, ¿cuál es la expresión matemática de esas leyes? Al estilo de las novelas de la época, estudiaba hasta altas horas de la noche a la luz de las velas, atentando así contra su delicada salud: sufría de asma, insomnio e hipotiroidismo. La introducción al tema «Théorie analytique de la chaleur» contiene un resumen de los antecedentes de la época: El gran geómetra Arquímedes explicó los principios matemáticos del balance de los sólidos y los fluidos. Vivió aproximadamente 18 siglos antes que Galileo, el primer inventor de las teorías sobre dinámica. Newton unió en esta nueva ciencia todo el sistema del universo. Estas teorías tienen una admirable perfección y nos enseñan que la mayor parte de los fenómenos pueden ser sujetos a un pequeño número de leyes fundamentales, pero... En un primer momento concibió un modelo teórico de transferencia de calor mediante un mecanismo de compuertas. Luego estudió la transferencia de calor en cuerpos continuos. La cuestión que se debatía era si el calor se propagaba en forma lineal o logarítmica y en forma continua o a través de saltos. El calor penetra en los líquidos y determina movimientos interiores producidos por los cambios de la temperatura y por la densidad de las moléculas que se pueden expresar mediante ecuaciones diferenciales e integrales. Esta difícil búsqueda exigía un análisis especial fundado en teoremas nuevos. Estas cuestiones principales que yo he resuelto no habían sido sometidas a cálculo hasta el momento. Fourier sugirió que el problema se podía resolver mediante un simple patrón sinusoidal que debería atenuarse gradualmente hasta que la temperatura fuera uniforme en todo el cuerpo. No fue fácil de convencer a sus detractores entre los que se hallaba Laplace (1749-1827), Biot (1774-1862) y Poisson (1781-1840). En realidad ellos no comprendían el significado de los términos diferencia de temperatura y gradiente de temperatura. Este método no deja nada de vago e indeterminado en las soluciones y conduce hasta las últimas aplicaciones numéricas, condición necesaria de toda búsqueda y sin la cual sólo se llegaría a transformaciones inútiles. En 1809 apareció en el Bulletin des Sciences una actualización sobre el tema de la propagación del calor. Su autor era Poisson, amigo de Biot y editor de la publicación. El artículo cita generosamente a Biot y critica los hallazgos de Fourier. Esta publicación fue considerada por sus contemporáneos como un verdadero insulto para Fourier. De todas formas él decía: El estudio profundo de la naturaleza es la fuente más fecunda de los descubrimientos matemáticos. Esto excluye cuestiones vagas y cálculos sin sentido: los elementos fundamentales son aquellos que se reproducen en todos los fenómenos naturales. El análisis matemático se halla tan extendido como la naturaleza misma. En 1810 el Instituto de Francia anuncia el Grand Prix des
Mathematiques para el próximo año. El tema: «la propagación del
calor en los cuerpos sólidos». ¡El título ideal para Fourier! La
elección estaba ciertamente influenciada por las argucias políticas
de Laplace y Monge (1746-1818, participó de la expedición
napoleónica a Egipto) ahora partidarios de la causa de Fourier y de
Lagrange (1736-1813), uno de sus detractores. El jurado estaba
constituido por Lagrange, Laplace y otros. Fourier ganó el premio
pero no el reconocimiento sincero de ellos que, si bien aceptaron los
derechos de autor de las ecuaciones, criticaron el método
experimental. Este análisis reúne los fenómenos más diversos y descubre las analogías secretas que los unifican. Si el hombre sólo conoce el espectáculo de los cielos por épocas sucesivas separadas por siglos, si la acción de la gravedad y el calor se exacerban en el interior del globo sólido a profundidades que jamás serán accesibles, el análisis matemático puede atrapar las leyes de estos fenómenos. El análisis nos entrega una información mensurable y parece ser una facultad de la razón humana destinada a suplir la brevedad de la vida y la imperfección de los sentidos. El teorema de Fourier tiene muchas aplicaciones; puede ser utilizado en el estudio del sonido y de la luz y desde luego, en cualquier fenómeno ondulatorio. El estudio matemático de tales fenómenos, se llama análisis armónico. Por su teorema, Fourier ganó fama de científico y además el título de barón. Pero él seguía asombrándose con sus descubrimientos: ...y lo que es más notable sigue la misma marcha de todos los fenómenos, los interpreta por el mismo lenguaje como para atestiguar la unidad, simplicidad y orden de un universo predecible. Si nuestros sentidos pudieran captar este orden, nos causaría una impresión comparable a las resonancias armónicas. Si la luz está compuesta por un espectro de colores que pueden ser
evidenciados mediante un prisma, la transformación rápida de Fourier
(TRF) es un prisma matemático, descompone una señal compleja en una
serie infinita de ondas con determinadas amplitudes y frecuencias. La
amplitud de una señal compleja en función de la frecuencia (p. ej.
en Hertzios) constituye el espectro del signo. El análisis espectral
se puede caracterizar entonces en términos de su frecuencia
centroide, que conceptualmente representa la «masa central» del
espectro, y se define como frecuencia en la cual la amplitud (o
fuerza) de los componentes por arriba y por debajo de ella están
exactamente balanceadas. Por lo que se ve, se trata de una cuestión
bastante compleja. Todas las cosas, unas a las otras tan unidas están, que es imposible tocar una flor sin que se estremezca una estrella. Bibliografía Teoría analítica del calor: discurso preliminar.
http://www-fourier.ujf-grenoble.fr/chaleur.html. |
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